Cómo preparar un rincón de la calma en casa para poner en práctica el tiempo fuera positivo

Debemos escoger un espacio que permita cierto aislamiento y elegir los materiales que queremos tener en ese espacio.

El tiempo fuera positivo es una de las herramientas que nos propone la Disciplina Positiva. Se trata de una herramienta que fomenta que aprendamos a autorregularnos emocionalmente. Así que hoy vamos a ver cómo preparar un rincón de la calma en casa para aplicar esta herramienta.

En realidad, la idea en sí, no es novedosa: de toda la vida hemos dicho aquello de “respira y cuenta hasta 10 antes de actuar”. ¿Qué es lo que tiene de especial, entonces, esta herramienta educativa? Pues que parte, como cualquier otro recurso de la Disciplina Positiva, del respeto mutuo; y que se centra en el ejemplo y el acompañamiento, en lugar de buscar el control y utilizar el castigo. 

Cuando surge un conflicto o cuando nuestro enfado es muy grande, sucede algo en nuestro cerebro que condiciona de manera determinante nuestra respuesta. Nuestra corteza prefrontal se “desactiva”, deja de estar operativa. Esta parte de nuestro cerebro es la que nos permite sentir empatía, filtrar nuestras emociones, dar una respuesta que se adecúe a las circunstancias. Por ese motivo, si actuamos “en caliente” lo más probable es que hagamos o digamos cosas de las que después podamos arrepentirnos. Sencillamente, porque quien manda, es nuestro cerebro más primitivo y, desde ahí, no podemos ser flexibles ni mostrar empatía ni mesura.

 

Cómo preparar un rincón de la calma en casa

 

En el post «El rincón de la calma: cómo trabajar los conflictos sin castigar», ya hablamos en profundidad de cuál es la esencia y cuáles son las condiciones que debe cumplir un rincón de la calma para no ser una “silla de pensar” disfrazada; es decir, para que no sea un castigo encubierto. En esta ocasión, nos centraremos en daros pautas para poder preparar vuestro propio rincón de la calma

¿Cómo hacer un rincón de la calma en casa?

En primer lugar, deberemos escoger un espacio que permita cierto aislamiento. Si el salón es el punto de reunión familiar y suele ser el lugar más bullicioso de la casa, no es buena idea ubicar allí el rincón de la calma. Dependiendo del espacio del que dispongamos en nuestro hogar y de cuántas personas vayan a hacer uso del rincón de la calma podremos buscar un espacio común o cada persona podrá tener su propio rincón de la calma en su habitación, por ejemplo. 

 

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Una vez que tengamos claro el espacio en el que lo vamos a ubicar, debemos pensar en qué materiales queremos tener en ese espacio. Si tenemos en cuenta que es un espacio al que acudiremos cuando necesitemos “resetear” nuestro cerebro, tendremos que reflexionar primero sobre qué actividades son las que nos ayudan a aislarnos o separarnos del conflicto. Qué cosas podemos hacer para escuchar nuestras emociones, comprenderlas, atravesarlas y recuperar la calma. Llega el momento de preguntarnos…

¿Qué poner en el rincón de la calma? 

¿Qué materiales uso en el rincón de la calma? Cada familia deberá tener en cuenta las necesidades y preferencias de cada uno de sus miembros pero, de manera general, os dejamos algunas ideas sobre objetos que podemos incluir en el rincón de la calma:

  • Una mantita y cojines. A veces, lo único que necesitamos para autorregularnos es tomar distancia, aislarnos y desconectar. Tener unos cojines donde acomodarnos y una mantita para taparnos puede ser todo lo que necesitemos en algunos momentos.
  • Una botella de la calma. Por su efecto relajante, las botellas de la calma pueden ser una buena idea para incluir en nuestro rincón. Además, podemos pasar un buen rato fabricando nuestra propia botella de la calma en familia.
  • Un reloj de arena o una bola de nieve. Cualquiera de estos dos objetos pueden tener un efecto relajante en nosotros con tan solo observarlos en “movimiento”, así que también son dos buenas opciones para tener en nuestro rincón de la calma.
  • Muñecos o marionetas. En ocasiones, necesitamos expresar lo que sentimos o recrear la situación para verla con perspectiva. Una buena forma de hacerlo para niñas y niños es utilizando muñecos o marionetas para ello.
  • Peluches. ¿A quién no le relaja un buen abrazo? Hay peques que tienen especial adoración por los peluches y se relajan abrazándolos. Si es vuestro caso, haced hueco a algún peluche en vuestro rincón.
  • Tarjetas de emociones. Antes de los cuatro años, es necesario acompañar a niños y niñas al rincón de la calma, ya que no tienen aún capacidad para gestionar sus emociones en soledad. Una buena idea puede ser tener tarjetas sobre emociones con las que trabajar y descubrir cómo se sienten. 

 

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  • Instrumentos musicales. La música amansa a las fieras. A poder ser, instrumentos que produzcan sonidos relajantes como, por ejemplo, un palo de lluvia. 
  • Papeles para romper. En ocasiones, antes de volver a la calma, necesitaremos atravesar la ira y dejarla ir. Es probable que necesitemos liberar esa rabia de forma “destructiva”. Romper papeles que ya no sirvan puede ser una buena actividad si estamos en ese punto.
  • Pelotas o muñecos antiestrés. Crean adicción. Es empezar a presionar y ya no hay quien pare. Es una buena forma de liberar tensiones. Así que también pueden ser una buena opción para incluir en este espacio. 
  • Música relajante. Otra gran idea puede ser incluir algún reproductor de música con música relajante. Podemos incluso realizar algunos ejercicios de meditación. 
  • Cuentos. Nunca es un mal momento para leer. Si además incluimos cuentos que aborden temáticas relacionadas con las emociones, matamos dos pájaros de un tiro. 
  • Mandalas. ¿Y si colorear les relaja? Unos lápices de colores y unos cuantos mandalas y ya tenemos una actividad sencilla con la que entretenernos un rato y recuperar la tranquilidad que andábamos buscando. 
  • Pinturas. Si el espacio donde ubiquemos nuestro rincón de la calma nos permite realizar manualidades, unos botes de pinturas y unas cuantas piedras del parque para pintar pueden hacer que nos olvidemos incluso de cuál fue el motivo que nos hizo necesitar ir al rincón de la calma. 

 

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En definitiva, cualquier objeto u actividad que nos ayude a tomar conciencia de nuestras propias emociones y a reconducirlas hasta que nuestro cerebro vuelva a estar completamente operativo para poder hacernos cargo de la situación.

 

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