La maternidad y la crianza de los hijos está cargada de mitos. Y entre los más habituales, destacan los mitos del sueño infantil. ¿Cuáles son los más habituales? Mitos del sueño infantil El sueño infantil…
Los especialistas señalan los importantes beneficios de la siesta para los niños y recomiendan a las familias que aprovechen el verano para incluirla en sus actividades.
La necesidad de una o varias siestas diarias en los primeros años de vida de un bebé son indiscutibles, pero se van volviendo menos frecuentes según los peques van creciendo. En ocasiones, las rutinas y obligaciones semanales nos obligan a ir prescindiendo de estos pequeños descansos diurnos.
¿Es bueno que los niños duerman siesta?
En la mayoría de los casos, las siestas llegan a desaparecer con el paso de los años porque ya no se consideran necesarias, a pesar de que cada día aumenta el número de médicos y especialistas que descubren más beneficios de los breves descansos diurnos.
Y es que, aunque mucho se ha escrito sobre si la siesta es buena o mala, según los expertos, aunque dejen de ser bebés, sigue siendo fundamental que los niños tengan tiempo para la siesta diurna. Es vital para su crecimiento, bienestar y desarrollo que su descanso sea adecuado y suficiente.
Por ejemplo, la Asociación Española de Pediatría recomienda que los niños de los 3 a los 5 años, descansen entre 10 y 12 horas diarias, repartidas entre un sueño nocturno largo y pequeñas siestas repartidas durante el día.
¿Qué beneficios tiene dormir la siesta?
La ciencia ha demostrado que la siesta proporciona beneficios físicos y mentales. Quizás en nuestro día a día no siempre tengamos tiempo para ella, pero en verano los horarios y las rutinas se flexibilizan, y además es recomendable alejarnos del calor del exterior en las horas centrales del día, por lo que los especialistas recomiendan aprovechar para recoger los beneficios de la siesta después de comer.
La siesta repara el sistema inmune
En primer lugar, la siesta repara nuestro sistema inmune. Según un estudio publicado en la revista ‘Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism’, una siesta de 30 minutos es capaz de restituir el impacto hormonal tras haber pasado una mala noche por falta de sueño.
Es más, una siesta breve tras la comida devuelve los marcadores inmunológicos y neuroendocrinos a sus niveles normales.
Protege nuestro cerebro de la neurodegeneración
Por ejemplo, diversas investigaciones han descubierto que las siestas breves y habituales pueden proteger nuestro cerebro de la neurodegeneración, independientemente de la edad que tengamos.
De acuerdo con este estudio observacional publicado en ‘Sleep Health’, y formado por expertos de la University College de Londres y la Universidad de la República de Uruguay, se encuentra una asociación entre las siestas diurnas habituales y un volumen cerebral total más grande.
«La siesta corta, de hasta 30 minutos, podría ayudar a preservar el volumen del cerebro y eso es algo positivo, potencialmente, para la prevención de la demencia», indicó la Dra. Victoria Garfield, coautora del estudio.
Reduce la tensión arterial y el ritmo cardíaco
La siesta reduce la tensión arterial. Así lo revela un estudio del Allegheny College de Pennylvania (EE.UU.) realizado a 85 universitarios sanos. Los resultados descubrieron que los que dormían una siesta diaria de 45-60 minutos tras haber soportado un día de estrés y tensión psicológica disminuían su presión arterial y su ritmo cardíaco.
Beneficia el aprendizaje, la concentración, el rendimiento y la memoria
La siesta es beneficiosa para el aprendizaje y la memoria. Dormir 30 minutos -o menos- de siesta tras la comida ha demostrado ser beneficioso en el aprendizaje y para nuestra memoria, según determinó un estudio publicado en la revista ‘Neurobiology of Learning and Memory’.
Otro estudio científico desarrollado en la Universidad de Berkeley halló que quienes duermen la siesta rinden más por las tardes y aumentan su capacidad de aprendizaje en torno a un 10%. Y es que la siesta favorece el aprendizaje y análisis de nuevas informaciones.
Por el contrario, según indica una reciente investigación publicada en la revista ‘Child Development’, existe una relación entre las dificultades del lenguaje, del aprendizaje de la lectura, de la propensión a desarrollar dislexia o disortografía, entre niños que han tenido escasos periodos de descanso diurno en su primera infancia. Es decir, niños que no han dormido siesta durante los primeros años de sus vidas.
Numerosos estudios demuestran que una siesta breve -incluso de 6 minutos- contribuye a mejorar cualquier tarea que suponga recordar listas de palabras o de objetos. El sueño facilita el almacenamiento de la memoria a corto plazo y deja espacio para nuevos datos. Durante el sueño, los recuerdos recientes se transfieren del hipocampo al neocórtex, nuestro disco duro, donde se consolidan los recuerdos a largo plazo.
Estimula la creatividad
Un equipo de neurólogos de la Universidad de Georgetown ha comprobado que la siesta aumenta la creatividad ya que estimula la actividad de la zona del cerebro (el hemisferio derecho) asociado a esta capacidad.
Facilita resolver problemas
Robert Stickgold, profesor de Psiquiatría de la Harvard Medical School, ha descubierto que cuando alcanzamos la fase REM del sueño (fase de gran actividad cerebral en la que soñamos), nos lleva menos tiempo realizar diferentes conexiones entre ideas.
Mejora los reflejos y la concentración
Un estudio de la NASA a 747 pilotos demostró que aquellos que dormían una siesta diaria de 26 minutos cometían un 34% menos errores en el trabajo y duplicaban sus niveles de alerta.
Fomenta la positividad y mejora el estado de ánimo
Otro estudio de Berkeley dice que quienes duermen la siesta y pasan por la fase REM aumentan su receptividad ante la expresión facial de felicidad, mientras que quienes no lo hacen manifiestan más ira y miedo.
La serotonina es un neurotransmisor que regula el sueño, el apetito y el estado de ánimo. Y dormir inunda nuestro cerebro de serotonina, lo que nos proporciona una sensación de satisfacción y bienestar.
Contrarresta los efectos fisiológicos de la rutina diaria
«El principal beneficio de las siestas breves es que contrarrestan los efectos fisiológicos» que van ocurriendo en nuestro cuerpo desde que nos despertamos, señala Guy Meadows, especialista en fisiología del sueño y cofundador de The Sleep School, en una entrevista en la cadena ‘BBC’.
Reduce el estrés y la ansiedad, previene las cardiopatías y ayuda a perder peso
Según la Fundación Española del Corazón, la siesta ayuda a disminuir en un 37% el estrés y el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.
La falta de sueño incrementa el cortisol, y un exceso de esta hormona aumenta la intolerancia a la glucosa y a la grasa, debilita el sistema muscular e inmunológico y disminuye los niveles de la hormona del crecimiento, lo que puede provocar diabetes y enfermedades cardiovasculares.
Cuando se duerme, se libera, sin embargo, la hormona del crecimiento, antídoto del cortisol. Por todo ello, la siesta estimula el sistema inmunológico, reduce el estrés y la ansiedad, ayuda a reparar los músculos y a perder peso.
Dormir una sola vez al día por la noche no es sano
Según la Fundación Española del Corazón, el ser humano es de los pocos animales que duerme una sola vez al día (por la noche). El resto de animales son durmientes polifásicos; es decir, alternan fases de sueño y vigilia durante todo el día. Algunos estudios indican que el hombre primitivo también lo era, pero abandonó esa costumbre para adaptarse a ritmos de vida cada vez más rápidos.
En los últimos 100 años hemos perdido, al menos, 2 horas diarias de sueño. Es por ello que, según la Fundación de Educación para la Salud del Hospital Clínico San Carlos y la Asociación Española de la Cama (Asocama), la siesta podría ayudarnos a recuperar el sueño perdido y asegurarnos un ritmo de vida más sano.
A pesar del mito, solo el 16’2 % de los españoles se echa la siesta, según la Fundación de Educación para la Salud del Hospital Clínico San Carlos y la Asociación Española de la Cama, a pesar de todos los beneficios que aporta a nuestra salud una siesta breve cada día.
Y es que a pesar de la creencia que desde otros países se tiene sobre la siesta en España, el 60% de los españoles nunca duermen siesta, aunque se haya demostrado científicamente que dormir un rato a mitad del día aporta importantes beneficios para la salud, tal y como recuerda la Fundación Española del Corazón.
Consejos para disfrutar de una siesta reparadora
Dormir la siesta contribuye a mejorar nuestro estado físico y mental en las horas posteriores, y estos beneficios se multiplican cuando convertimos la siesta en una rutina diaria. Pero para disfrutar de todos los beneficios de la siesta, es preciso tener en cuenta las claves del descanso perfecto. La Fundación del Corazón nos ofrece una serie de consejos para disfrutar de una buena siesta:
¿Dónde se debe dormir la siesta?
Es fundamental dormir la siesta un lugar cómodo, con una temperatura agradable, un ambiente tranquilo, sin ruido y con poca luz. No obstante, es mejor dormir la siesta en un sillón que en la cama, especialmente cuando se padecen reflujo gástrico u otros problemas digestivos, cuyos síntomas aumentan en posición horizontal.
¿Cuándo es mejor dormir la siesta?
Lo mejor es descansar después de comer, entre las 13 y las 17 horas. Diversos estudios demuestran que el periodo de mayor somnolencia está en esa franja horaria. Además, los ritmos circadianos sufren una caída precisamente entre las 15 y las 17 de la tarde.
¿Cuánto es bueno?
Para ser beneficiosa, la siesta no debe durar más de 30 minutos. Si se duerme todo lo necesario por la noche y, a pesar de ello, necesitas dormir mucho más de media hora durante el día, podría ser indicio de la existencia de algún trastorno del sueño, estado depresivo u otra afección que convendría consultar con un médico.
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