Da igual lo que le digas: Si tú bebes alcohol, tu hijo/a adolescente también lo hará

Los peques tienen a imitar a sus progenitores, una conducta que se mantiene a medida que cumplen años. Así, un estudio ha descubierto que si los padres beben alcohol, sus hijos también. 

Si los padres consumen alcohol, los hijos también beben

Un estudio ha revelado la relación directa entre los padres que consumen alcohol y sus hijos adolescentes que también lo beben. Publicado en el Journal of Adolescent Health incide en que el consumo frecuente y excesivo de alcohol de los progenitores se asocia con una mayor probabilidad de beber entre los adolescentes.

Para el estudio, los investigadores de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos en Atlanta, realizaron encuestas a 740 parejas en 2020. Además de examinar la asociación entre las conductas de consumo de alcohol de los padres y el consumo de alcohol entre sus hijos, estudiaron la prevalencia del consumo de alcohol entre los adolescentes. Así, encontraron que el 6,6% de los adolescentes bebían alcohol, sin encontrar diferencias significativas por características sociodemográficos.

A diferencia de los adolescentes cuyos padres no bebían alcohol (o no lo hacían en exceso); los adolescentes cuyos padres bebían con frecuencia (al menos 5 días al mes) o bebían en exceso  tenían mayores probabilidades de beber, con una ratio del 4,1 y 3,7% respectivamente. Según explican los autores:

«Los hallazgos de este estudio sugieren que si los padres beben con menos frecuencia y evitan el consumo excesivo de alcohol, se podría reducir la probabilidad de que los menores beban alcohol, así como los daños asociados con él». 

Evidentemente nos referimos en todo momento a un consumo excesivo, no a un consumo puntual.

¿Qué pasa si tomas alcohol en la adolescencia?

El consumo excesivo de alcohol que muchos jóvenes experimentan los fines de semana puede provocar una desregulación permanente de las neuronas o células cerebrales en los adolescentes, según un estudio realizado en ratones y publicado en «Neurofarmacología».

Estos atracones de alcohol, también conocidos como «binge drinking«, conducen a cambios duraderos en los microcircuitos corticales en ratones. Es decir, ingerir grandes dosis de alcohol en un breve periodo de tiempo (como unas horas), daña el cerebro de los adolescentes. En este momento, el cerebro de los jóvenes aún está en desarrollo y, por tanto, es más vulnerable a los efectos del alcohol.

De hecho, puede provocar cambios de comportamiento a largo plazo y cambios cognitivos inducidos por el alcohol. Así, si los adolescentes beben en exceso, alteran sus neuronas y es posible que no puedan corregir este daño incluso si detienen el consumo de alcohol.

Consumo de alcohol en adolescentes en España

Según la Encuesta sobre uso de Drogas en Enseñanzas Secundarias en España ESTUDES 2021 en jóvenes de 14 a 18 años del Ministerio de Sanidad, los adolescentes en España empiezan a consumir alcohol a los 14 años.

Según los datos que se pueden extraer de la encuesta, el 73,9% de los jóvenes entre 14 y 18 años ha bebido alguna vez en su vida; y el 1,6% lo ha hecho diariamente durante el último mes. Durante los últimos 30 días, el 23,2% se ha emborrachado y el 27,9% ha bebido 5 o más copas, vasos o cañas de alcohol en un tiempo aproximado de 2 horas (lo que se conoce como el “binge drinking” o “consumo en atracón”). Y, como dato curioso, las mujeres beben y se emborrachan más que los hombres.

¿Cómo el alcohol afecta a la población juvenil entre los 12 y 17 años actualmente? ¿Cuáles son los efectos del alcohol en adolescentes de 14 o 16 años? Los atracones de alcohol pueden provocar intoxicaciones o tolerancia al alcohol.

Además, diferentes investigaciones científicas sugieren que esta forma de consumo puede provocar alteraciones cerebrales irreversibles. Entre ellas, destacan:

• Interfiere en el desarrollo del cerebro, limitando su futuro y potencial individual.
• Afecta a la zona del cerebro relacionada con la memoria y el aprendizaje (hipocampo).
• En caso de síntomas de resaca o abstinencia, se producen daños sobre la memoria, el aprendizaje y la planificación de tareas.

Además, puede provocar un mayor riesgo de desarrollar adicciones, amnesias o lagunas mentales, alteraciones del rendimiento escolar y de las relaciones personales, comportamientos violentos y peligrosos para la salud y prácticas sexuales de riesgo. También pueden aparecer enfermedades como hígado graso, hepatitis alcohólica y cirrosis, que suelen evolucionar silenciosamente, apareciendo sus síntomas en etapas avanzadas cuando ya son irreversibles y potencialmente mortales.

Para luchar contra el consumo de alcohol en adolescentes, la ministra de Sanidad, Mónica García, anunció a principios de año una nueva ley para prevenir y reducir el consumo de bebidas alcohólicas entre menores de 18 años. La norma pretende regular también la publicidad para limitar «todo aquello que pueda constituir un perjuicio para la salud».

Así pues, siendo conocedores de los efectos del consumo de alcohol en la adolescencia, y también de la importancia del ejemplo que damos a nuestros/as hijos/as, es fundamental interiorizar que no deberíamos normalizar beber alcohol delante de ellos. Normalizar este hábito delante de los niños desde edades tempranas tiene consecuencias tanto a nivel emocional como conductual.

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