El relevo, la otra mitad del equipo, los otros brazos que duermen y acunan sin nada más que paciencia y cariño.
Esa persona que es apoyo psicológico y físico, que se levanta a las 6 de la mañana, entretiene a un bebé muy despierto y se lo lleva a otra habitación y se queda con él para que puedas descansar una hora, o dos, o tres -y si fuesen diez, tampoco te diría nada-.
Esa persona que sujeta minutos largos un bebé muy bebé, hasta con los brazos dormidos para que puedas ducharte, salir, hablar con otros adultos, sentirte persona.
Quien te recordó que tenías que respirar profundo cuando sentías que el dolor de la llegada de una nueva vida te partía en dos, que fue faro y guía en la oscuridad de las contracciones, que miraba con impotencia siendo un mero espectador del momento más importante de su vida, dejando en tus manos su destino.
Quien salió del hospital con los ojos llenos de ilusión pero también con miedo, con mil preguntas, con cien mil dudas. Que tolera las correcciones constantes, que es la disposición a mejorar personificada. Que te recuerda que cojas aire y te hincha los pulmones si hay que hacerlo, que te obliga a descansar incluso cuando tú no quieres porque la culpabilidad acecha.
El otro integrante del equipo, tu cómplice. El que es la paciencia que se te acaba cuando no puedes más, los ojos abiertos cuando los tuyos ya no soportan estarlo, la compañía y la conversación de las noches interminables en vela, el que te prepara el baño caliente, que te trae la manta, el cojín y el libro que no sabes ni dónde dejaste. El que nadie ve pero que está ahí, siempre, incondicionalmente.
La persona con la que compartías tu vida y que vas a echar de menos, por lo menos, los próximos diez años. Que no te juzga, no cuestiona, que te apoya, te empuja a intentarlo otra vez, te ayuda a no desesperar. Que es el oxígeno que te falta al final del día, la energía de las horas de sueño perdidas. Que te dice lo guapa que estás con esas ojeras que rozan el suelo.
Esa persona que no estuvo embarazada, pero que desde el final de esos 9 meses es una extremidad más de tu cuerpo y lo que haga falta ser, que te mira desde la otra punta de la desordenada y desastrosa habitación y sonríe sabiendo que estáis de mierda hasta el cuello, pero qué buen equipo hacéis, joder.
Me has llegado al corazón, tanto tanto que se asomó al vacío en forma de lágrima… gracias!!
Muchísimas gracias Teresa, me alegra muchísimo que te haya gustado 🙂
Lo más decepcionante es que esa persona de la que esperas todo eso, hace todo lo contrario 🙁 ahora después de dos años de mi hija empiezo a ver algo de luz.. pero .. la verdad… y con todo lo que leo sobre la otra mitad..que sola me he sentido 🙁 .. y cada vez que lo recuerdo no puedo hacer otra cosa que llorar..
Siento mucho tu situación Blanca, han debido de ser dos años muy difíciles, tanto que no me lo puedo ni imaginar. Tomo nota de tus sentimientos y tu situación para reflejarlos en textos futuros. Saludos.
Precioso!!! me siento muy afortunada por sentirme tan acompañada!!
Muchas gracias! Es una verdadera suerte 🙂
Me encantooo. Me hiciste llorar,
Mil gracias!
Muy bonito, precioso relato y me alegro de que tengas a alguien así al lado.
Que pena cuando una tiene compañía pero se siente siempre tan sola.
Un saludo.
Hola Cintya, gracias por tus palabras. Lo cierto es que el sentimiento de soledad es uno de los peores sentimientos que el ser humano puede experimentar, de ahí la importancia de tener una buena tribu alrededor que nos ayude cuando sea necesario. Desconozco tu situación pero si es tu caso, aquí tienes una tribu preciosa en la que apoyarte. Saludos <3
Se me aguaron los ojos con solo leer este maravilloso artículo, en mi pueblo no dicen fulana se embarazo sino que se embarazaron, ya que son 2 personas las que concibieron ese hermoso acto y son 2 seres que pronto serán padres. Pasar esta etapa sola es difícil pero nada se compara cuando tenemos el apoyo no solo de nuestras familias o amigos, pero el de la pareja es ese el apoyo incondicional que nunca faltara.
Me ha llegado al corazón. Yo no tuve a esa persona que describes a mi lado y ojalá hubiera tenido esa suerte. Es precioso saber que hay gente reflejo de lo que escribes y que acompañan de esa manera en el maravilloso camino de la crianza.
Me siento igual que blanca… cuando lees este tipo de posts y tienes una pareja que sólo ha criticado tu dedicación como madre y se ha posicionado al lado de todas esas comentaristas profesionales del déjale llorar que le estás mal acostumbrando… te echas a llorar. Ver cómo tu pareja se siente desplazado por su propio hijo y se queja por fregar dos platos o hacer la compra.. y luego te insta a volver al gimnasio, que te dice la mala cara que tienes.. dice que este niño es un ñoño que sólo quiere a mamá y le dice al niño «si no te pasa nada!» mientras llora…
Cuando tienes tu primer hijo y te sientes tan vulnerable y tu pareja y familia solo ven una loca que ha perdido la cabeza y está malcriando a la criatura… es devastador. Te sientes culpable pensando en qué clase de padre has elegido y dónde estabas cuando lo elegiste.
Mi hijo es la luz de mi vida y la soledad en la que me hallo deja de existir cuando veo su mirada y su sonrisa. Incluso su llanto.
Ser su madre es lo mejor que me ha pasado en la vida, aunque conocer la soledad y tristeza de la crítica y la falta de apoyo haya sido un efecto colateral de haberle traído a este mundo.
Somos muchas madres que tras dar a luz, nos encontramos con el amor de nuestras vidas y el padre pasa a ser el enemigo de nuestra vida. Y sin su apoyo, caemos en picado.
Además, nos callamos y no hablamos de ese tema tabú. Los padres inconscientes. Los padres ausentes, o criticones, o envidiosos o boicoteadores. Los que te echan bronca por lo mal que lo estás haciendo segun ellos. Que te miran con desprecio cómo le das teta una vez mas, y tú con tu bebé en brazos, ves como te trata el padre de ese bebé.
No hablamos de ellos porque son el padre de nuestro bebé, y por nada del mundo queremos dañarle, hablando mal de su padre.
Pero esto rompe corazones. Destroza almas. Y los niños no saben, pero sienten.
Y no quieres llorar delante de tu hijo. Y si no lloras, llora tu hijo. Y lo sabes.
Necesitamos ayuda. Las mamás que no tienen unos brazos, una mirada cálida, una palabra dulce de su pareja… nos estamos derrumbando. Y leemos y volvemos a leer y no aparecemos. No existimos. Y nos estamos ahogando.
Joder Paula… qué duro. Y cuánto lo siento. Y qué pena.
Qué pena que muchos no hayan llegado a madurar lo suficiente como para pensar menos en ellos mismos y más en los demás, para pensar menos en cuánto les tienen que querer y más en cuánto pueden querer ellos.
Mucho ánimo!! Y gracias por hablar y contarlo.
Tenlo claro (que creo que ya lo tienes): no eres tú. Es él.
Me pareció muy bonito
Lo único que no entiendo es lo «otra progenitora…»
Progenitor: Padre o madre biológicos de una persona
Si lo que se refiere a pareja lesbiana o gay, mujer u hombre, del progenitor, hubiese usado otro término… Efectivamente el amor que puedan sentir por el bebé y por la pareja, y su tarea de acompañamiento y apoyo puede ser casi igual (o incluso mejor, seguro) que en el caso del otro progenitor. Pero padre biológico hay solo uno, como madre biológica (progenitores). Quizá si quería referirse a cualquier acompañante amoroso y responsable, lo mejor hubiera sido no emplear la palabra progenitor en el título. En mi opinión, salvo por este detalle, mi enhorabuena por el texto.