Este post se publicó originalmente el 07/11/2022 y ha sido actualizado en fecha 15/11/2024
Igual que enseñamos a los peques a limpiarse los dientes o las manos con frecuencia, es fundamental enseñarles la importancia de la limpieza y cuidado de los ojos a los niños. Pero, ¿cómo debe ser? Te lo explicamos en el post.
Limpieza y cuidado de los ojos en niños
Los ojos del recién nacido son muy delicados y requieren una atención especial. De hecho, durante los primeros meses es habitual que tengan exceso de secreciones que, en caso de no limpiarlas bien, pueden acabar en infecciones. Pero, a medida que crecen, sigue siendo importante el cuidado de los ojos de los niños.
Sin embargo, a pesar de que les inculcamos algunos hábitos desde muy pequeños como la importancia de lavarse los dientes o las manos, no ocurre lo mismo con el cuidado de los ojos. No obstante, hay sencillos consejos para el cuidado de los ojos de los niños que pueden seguir desde bien pequeños.
No tocarse los ojos con las manos sucias
Una de las reglas fundamentales para el cuidado de los ojos de los niños es inculcarles la importancia de no tocarse nunca los ojos con las manos sucias. Por ello, suele ser muy útil acostumbrarles a que nada más llegar a casa de la calle (especialmente cuando vienen de la escuela infantil o el cole) lo primero que deben hacer es lavarse las manos con agua y jabón.
El riesgo de ensuciarse las manos no desaparece en casa, aunque es cierto que disminuye considerablemente. Por ello, debemos enseñarles a lavarse las manos siempre antes de tocarse la cara para reducir el riesgo de irritación o infección de los ojos.
Cuidado de los ojos en niños: Lavados con suero fisiológico
Atrás quedan viejas recomendaciones en las que se aseguraba que había que limpiar los ojos de los niños con manzanilla. Actualmente, el consejo es que los lavados oculares se hagan con suero fisiológico para acabar con la suciedad y evitar el picor, el escozor o el lagrimeo. El suero fisiológico es una sustancia inocua formada por agua y sal que no produce ningún tipo de daño. Es importante que el lavado sea siempre desde la zona interna del ojo (al lado de la nariz) hacia fuera.
En caso de sufrir alguna alergia ambiental, se pueden usar toallitas oculares para limpiar los párpados y eliminar los posibles ácaros, pero no deben entrar en contacto con el interior de los ojos. Con ellas se consigue mantener limpios los ojos cuando los párpados están inflamados.
Usar gafas de sol
Los ojos de los niños son especialmente sensibles a la radiación ultravioleta ya que su cristalino no se ha desarrollado por completo. Por ello, más allá de ser una moda, es fundamental que los más peques usen gafas de sol para proteger sus ojos.
Las gafas deben ser de buena calidad, estar homologadas, llevar el sello CE y filtrar el 100% de los rayos UVA y UVB. En caso de que los cristales estén polarizados, les evitaremos además que tengan reflejos.
Además, las monturas deben ser de plástico flexible, el sistema de agarre seguro y la lente de policarbonato (un tipo de plástico muy duradero y moldeable). Por su parte, el índice de protección mínimo debe ser 3 (fuerte) ya que es el que mayor parte de luz absorbe con sus lentes oscuras.
La importancia de las revisiones
Igual que vamos de forma periódica a las revisiones con el pediatra, hay que integrar también como rutina en el cuidado de los ojos de los niños las revisiones con el oftalmólogo. Es habitual que el pediatra revise los ojos en cada visita de control y, en caso de que detecte alguna anomalía o alguna enfermedad ocular de los padres, derive al oftalmólogo para un mayor seguimiento. En caso de que todo transcurra con «normalidad», las revisiones de la vista deben ser anuales.
¿Deben usar gafas o lentillas? Que no se convierta en una carga
Es posible que muchos peques rechacen usar gafas por el miedo a sentirse rechazados o ser objeto de burlas en el colegio. Sin embargo, en caso de ser necesarias, es completamente imprescindible que las lleven puestas. Para ello, podemos usar cuentos o juegos con los que consigamos integrarlas de forma natural en su día a día sin que sean una carga.
Evitar que se froten los ojos
Es habitual ver a los peques frotarse los ojos cuando tienen sueño o, simplemente, cuando se les ha metido algo en el ojo (¡también lo hacemos los adultos!). Sin embargo, si se ha metido algo en el ojo y nos frotamos, podemos provocar irritaciones o lesiones mayores e incluso deformaciones de la córnea.
Uso de pantallas
El uso excesivo de las pantallas no solo está relacionado con un mayor sedentarismo, obesidad infantil o problemas en el desarrollo infantil o con el sueño, también puede provocar problemas de sequedad ocular y efectos a largo plazo en caso de hacerlo en una habitación a oscuras. Para evitarlo, se pueden usar lágrimas artificiales y mantener siempre una luz encendida cuando usamos un teléfono móvil, tablet o la tele, aunque lo ideal es reducir al máximo su uso.
Limpieza de los ojos en niños con conjuntivitis
En el cuidado de los ojos de los niños es importante prestar atención a la aparición de síntomas como ojos rojos, hinchazón o inflamación de los párpados, lagrimeo constante, secreción y picazón. Si aparece, deberemos acudir al pediatra que nos pautará el tratamiento en caso de ser necesario o derivará al peque al oftalmólogo en caso de que estas afecciones sean recurrentes. En función de la gravedad de la infección, nos podrán recetar gotas, cremas o antibióticos orales.
Si nuestro peque sufre conjuntivitis, se deben limpiar los ojos con suero fisiológico y una gasa estéril con cuidado al menos 2 o 3 veces al día, aunque como decimos, el suero fisiológico no produce ningún daño y se puede usar más veces en caso de ser necesario.
Es importante usar una gasa estéril para cada ojo y que no entren en contacto entre ellas. La conjuntivitis es muy contagiosa y, de lo contrario, podríamos pasar la infección de un ojo al otro. Una vez que el ojo esté bien limpio, si la conjuntivitis es bacteriana, debemos aplicar el tratamiento que nos haya recetado el pediatra, ya sea un colirio o una pomada.
Además de comprobar la fecha de caducidad, el envase no debe estar abierto más tiempo del que se indica en el prospecto. Debemos lavarnos las manos con agua y jabón y secarlas con una toalla limpia y asegurarnos de que el envase no toque el ojo para evitar que se contamine. Ya sea colirio o pomada, debemos colocarlo en la comisura interna del ojo y, según la Asociación Española de Pediatría, hay que presionar suavemente la zona con el dedo durante un minuto para conseguir que el ojo retenga la medicación antes de producir lágrimas.
Si tienes más dudas sobre el cuidado de los ojos de los niños, en la Tribu CSC cuentas con un equipo de profesionales a los que puedes consultarlas. Entre ellos, se encuentra la pediatra Gloria Colli o el enfermero de pediatría, Armando Bastida.
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