Este post se publicó originalmente el 11/07/2021 y ha sido actualizado en fecha 18/11/2024
La falta de sueño, los cambios con la llegada del bebé, las hormonas, el cúmulo de emociones, etc. provocan que muchas mujeres tengan pesadillas durante el posparto. Un estudio realizado en 2007 y publicado en la revista Sleep señala que entre el 88 y el 91% de las mujeres que acaban de ser madres tienen sueños y pesadillas relacionadas con sus bebés.
A la mayoría de ellas, esos sueños les provoca ansiedad. En el 73% de los casos esos malos sueños o pesadillas estaban relacionados con situaciones peligrosas para el recién nacido. Los datos son llamativos pero no sorprendentes porque el postparto está lleno de luces y sombras y es uno de los momentos más difíciles de la maternidad.
Existe incluso la melancolía posparto (se calcula que afecta a entre un 70-80% de las mujeres tras tener el primer bebé). Según explica la matrona Esther Esteban «se describe como una reacción ansioso depresiva con irritabilidad, episodios de llanto, rasgos hipocondríacos, falta de concentración, fatiga… derivada de procesos hormonales y neuroquímicos«.
Y en este contexto, es lógico que tengamos pesadillas. Las expectativas que nos creamos (y creemos) sobre la maternidad en nuestra sociedad; y lo que ocurre luego: malestar físico, falta de sueño, preocupación por todo, soledad, sentimientos de culpa, estrés… tienen un factor secundario en la aparición de esas pesadillas. El factor más importante es ser madre, independientemente de las expectativas sobre ese rol.
Por qué aparecen las pesadillas en el postparto
Las pesadillas son un tipo de parasomnias que se suele producir al final del ciclo de sueño (no digo la noche porque con un bebé recién nacido dormir muchas horas es una auténtica quimera), coincidiendo con el sueño más ligero. Las sensaciones que producen son muy vívidas de ahí que si soñamos que le pasa algo a nuestro hijo, las emociones serán más ansiosas y angustiosas. Además, solemos recordar muy bien lo que hemos soñado. Afortunadamente podemos despertarnos, aunque sea con un grito, inquietos o llorando.
El estudio publicado por la revista Sleep por los investigadores canadienses Tore Nielsen y Tyna Paquette se basa en encuestas y entrevistas a 273 mujeres. De ellas, 202 acababan de tener a sus bebés (hasta las 12 semanas posteriores), 50 estaban embarazadas y el resto, no embarazadas.
Entre el 88 y el 91% de todo el grupo experimentaron malos sueños o pesadillas, la misma cifra extrapolada a las recién paridas. Estas, además, tenían sueños muy estresantes y en el 73% de los casos soñaban que su bebé corría peligro. Al despertarse se sentían confusas, ansiosas y necesitaban comprobar de inmediato que su hijo/a estaba bien.
Los investigadores, uno de ellos del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Montreal, creen que esas pesadillas se deben al nuevo rol de madre de estas mujeres, combinado con la interrupción o privación del sueño y la alteración de las hormonas durante el postparto. Además, el estudio describe algunos sueños recurrentes. Por ejemplo, que el bebé se pierde entre las sábanas, que se cae de la cama (muy habitual cuando se practica el colecho), que se olvida en algún sitio o que lo secuestran.
Las embarazadas también tienen alteraciones del sueño
Durante el embarazo es muy habitual que se produzcan cambios en los patrones de sueño, sobre todo en los últimos meses del embarazo. La mujer tarda más en dormirse y se despierta muchas más veces. Es muy típico el insomnio porque tanto el cerebro como las hormonas se van transformando y preparándose para el momento del parto. El sueño es más ligero y es muy lógico que se produzcan pesadillas similares al posparto. También se puede sentir ansiedad durante el embarazo.
Es algo que también viene recogido en el estudio de Sleep, si bien las pesadillas son más acusadas y angustiosas en el caso de las mujeres durante el posparto. Solo el 59% de las embarazadas tuvieron ansiedad y soñaron con que algún peligro acechaba al futuro bebé (frente al 73% de las mujeres que habían dado a luz). Además, su reacción no era tan ansiosa ni se despertaban tan confusas. Asimismo, las pesadillas se centraban más en el feto y la posibilidad de complicaciones durante el parto.
En el grupo de las que no estaban embarazadas, el estudio destaca solo el caso de una de ellas. Esta sí presentó pesadillas similares a las de mujeres en el posparto. El mal sueño ocurrió después de un encuentro «muy emocional» con su sobrino recién nacido.
Algunos consejos para lidiar con las pesadillas en el posparto
Lo ideal sería que una mujer que acaba de parir pueda descansar y disfrutar de su bebé. Y no tener que preocuparse en nada más que en su bienestar y en el del bebé. Pero es una auténtica utopía pensar que eso es posible al 100%. Únicamente por la incomodidad y el baile hormonal de los primeros días sabemos que eso es imposible. Sin embargo, sí os ofrecemos algunos consejos para intentar llevar lo mejor posible esta situación.
- Rebajar expectativas y asumir que las pesadillas durante el posparto son la consecuencia de nuestro estado (cambios fundamentales en nuestra vida, cansancio y falta de sueño, baile de hormonas…). Los primeros días son muy estresantes y nos acosan los miedos de todo tipo relacionados con nuestro recién nacido. Tener malos sueños, soñar con que está en peligro -como hemos visto-, es bastante usual. Pero debemos reconocer que no son más que sueños y no la realidad.
- Establecer correctamente el vínculo con nuestro bebé y centrar nuestro día a día en responder a sus necesidades y mostrarle nuestro amor. Está comprobado que es beneficioso para ellos, pero también para nosotras.
- La lactancia materna: Los inicios pueden ser algo difíciles, sobre todo para las primerizas. Pero la lactancia materna también tiene consecuencias muy positivas para nosotras y nos ayuda a calmar las sensaciones de melancolía, estrés y tristeza que son muy habituales en esta época.
- Descansar: Que estemos 100% concentradas en cuidar al bebé no significa que no podamos (y debamos) sacar tiempo para nosotras, aunque sea para dormir. En eso, si tenemos pareja esta ha de ser cómplice y nosotras debemos darle su espacio porque el otro/a progenitor también tiene que establecer su vínculo con el pequeño. Mientras más durmamos y descansemos, mejor nos sentiremos y menos pesadillas tendremos. El colecho puede ser otro aliado en este sentido.
- Autocuidado: Hacer cosas que nos gustan, cuidarnos físicamente e incluso empezar a hacer algún ejercicio (en la medida de los posible y poco a poco). Eso también repercutirá positivamente en nuestro cuerpo y nos permitirá descansar más y recargar pilas.
- Pedir ayuda cuando el posparto se convierta en una cuesta imposible de seguir.
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