Como suele suceder cuando unas recomendaciones de salud se actualizan, estamos en un momento en el que según sea el profesional que te visite te dirá una cosa o la otra en lo referente al…
La salida de los dientes es un proceso natural en el desarrollo de los niños, aunque tradicionalmente se ha asociado a múltiples molestias como aumento de la salivación, irritabilidad, disminución del apetito, diarrea, incluso fiebre. Pero…
¿Están realmente estos síntomas relacionados con la salida de los dientes?
Es muy difícil saberlo. Los padres en general no se consideran capaces de valorar si los síntomas que notan en los niños se corresponden con conductas normales o son síntomas de enfermedad. ¿Se lleva las manos a la boca por aburrimiento o porque le duele algo? ¿Llora porque quiere seguir jugando en lugar de irse a dormir o porque le duelen los dientes?
También muchos médicos se ven incapaces de asociar los síntomas con una enfermedad en concreto y ante la ausencia de relación a veces los atribuyen a la dentición, sin mucho fundamento. ¿Cuántas veces ha sido el médico el que te ha dicho: «pues será de los dientes»?
Hay múltiples estudios publicados sobre problemas relacionados con la dentición. Pero tampoco son capaces de aclarar mucho estas cuestiones, porque también es un tema difícil de estudiar. La principal diferencia se ve en la forma en la que se realiza el estudio: si es prospectivo o retrospectivo.
Estudio prospectivo o retrospectivo
En un estudio prospectivo, el seguimiento se hace hacia delante en el tiempo. Se recluta a la familia al nacimiento, por ejemplo, y se hace un seguimiento hasta los 3 años o hasta que se complete la dentición. En un estudio retrospectivo se interroga a la familia cuando el niño ya tiene todos los dientes y se le pregunta por los síntomas que tuvo cuando estos salieron. Ambos tiene sus ventajas y sus inconvenientes.
Si hacemos el estudio hacia delante, los padres tienden a prestar más atención a cualquier cosa que pueda estar pasando y detectar síntomas mínimos, que en otro caso pasarían desapercibidos. Le ha salido un granito en la comisura de la boca. Será de los dientes. Se ha pasado la noche retorciéndose en la cuna. Será de los dientes. Ha hecho una caca verde muy fea. Será de los dientes.
En el caso contrario, cuando los padres tienen que reportar síntomas que han ocurrido en el pasado, tienden a recordar hasta 5 veces más episodios de fiebre que los que se detectan cuando se hace un seguimiento hacia delante. Y aquí surge una de las cuestiones más interesantes en torno a los síntomas que producen los dientes y que genera más controversia: la fiebre.
¿Está la fiebre directamente relacionada con la salida de los dientes o tiene otras causas?
El tema no está muy claro. Por un lado se han detectado sustancias relacionadas con la inflamación (citoquinas) en la saliva de los niños y niñas durante el período de dentición. Y si hay inflamación, teóricamente se podría producir un pequeño aumento de temperatura corporal.
Se ha constatado una diferencia de temperatura de 37,6ºC rectal los días en los que están saliendo los dientes, comparado con una media de 37ºC los días en que no se detecta ninguna alteración en la encía. ¿Pero esa diferencia es realmente relevante? Pienso que no.
Por otro lado, la edad en la que se produce la dentición coincide con la edad en la que los niños empiezan a explorar el entorno. Todo va a la boca. Manos y objetos contaminados con gérmenes que pueden causar infecciones. Y la succión, nutritiva o no, puede causar también traumatismos e inflamación de las encías.
No está muy clara cuál es la verdadera causa de la fiebre en estos casos, pero me inclino a pensar que el pequeño aumento de sustancias inflamatorias en la saliva no son suficientes para producir una fiebre significativa. ¿Febrícula, quizás? Nadie ha reportado un aumento de estas sustancias en sangre, porque tampoco sería ético hacer una analítica de sangre a un niño solo porque está echando los dientes.
El verdadero peligro de atribuir la fiebre a la dentición es que estemos ignorando la verdadera causa de esa fiebre. Si se trata de un virus de los que suelen atacar a los niños a esta edad unas 10 veces al año no tendría mayor relevancia, pero también puede ser una bacteria más agresiva y podríamos estar fallando el diagnóstico de algo más serio: una infección de orina, una neumonía o incluso una meningitis.
Las molestias disminuyen con el tiempo
Si tu bebé está en pleno proceso de dentición y tiene fiebre, diarrea o cualquier otro síntoma que te preocupe, no lo atribuyas directamente a los dientes y consulta. Los dientes no dan fiebre. Como mucho molestias leves que se pueden controlar con medidas simples, como darle algún objeto duro y fresquito para morder o hacerle un masaje en las encías con nuestro propio dedo, sin ningún producto.
Y tranquilidad ante todo porque estas molestias no durarán mucho. El proceso de dentición es largo, pero las molestias van a ir disminuyendo en intensidad y frecuencia con el tiempo, y sobre los 14 meses es raro que notemos algún síntoma.
Si quieres más información o necesitas asesoramiento profesional, estaré encantada de atenderte en la Tribu CSC, donde además puedes consultar al resto de miembros de nuestro equipo de expertos en salud materno-infantil y crianza respetuosa.
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