La mayoría de bebés comienza a caminar entre los 12 y los 18 meses (algunos antes y otros después) siendo entonces cuando padres y madres empezamos a fijarnos en su manera de andar y a…
Seguramente ya os habréis dado cuenta del bombardeo comercial en el que se nos invita a calzar a los más pequeños precozmente. Encontraréis multitud de marcas con líneas especializadas en zapatos para gatear, primeros pasos o incluso mucho antes. Sin embargo, es mejor esperar y no comprar unos zapatos cuando aún no andan. Los expertos recomiendan mantener los pies de los bebés libres el mayor tiempo posible.
¿Por qué se recomienda mantener los pies descalzos el mayor tiempo posible?
El pie es una de las partes del cuerpo humano más compleja y sofisticada. Está formado de 26 huesos, más de 100 músculos, 33 articulaciones, un montón de ligamentos, nervios y vasos sanguíneos. Todo esto hace que nuestros pies sirvan para caminar, sostenernos y además nos ofrecen:
- Información propioceptiva: nos informan de cómo estamos colocados, la postura que adoptan nuestras piernas y espalda, el equilibrio, etc.
- Información exteroceptiva: nos informan de las características del suelo donde estamos como su temperatura, su forma, textura, etc.
Además, los pies de los bebés no son como los de una persona adulta pero en pequeñitos, tienen sus propias características:
- La parte delantera es más ancha y el talón más estrecho, y los dedos de los pies a menudo son curvados.
- Hasta los 8 o 9 meses tienen una sensibilidad táctil exteroceptiva mucho más fina que la de la mano.
- Los huesos son mucho más blandos y flexibles.
En el momento que empiezan a ponerse en pie van perdiendo la sensibilidad táctil exteroceptiva y van ganando en una más profunda, la sensibilidad propioceptiva. Esta última, con el tiempo se encargará de informar al cerebelo sobre la posición del cuerpo.
Solamente con esta información, creo que podemos ver lo importante que es que los bebés estén descalzos por lo menos hasta los 9 o 10 meses de edad. El pie es capaz de recibir muchísima información del mundo exterior y el bebé la utiliza para conocerse tanto a sí mismo como a su entorno.
Fase de exploración
El primer elemento que tiene el bebé para explorar es su propio cuerpo. En ese momento los pies juegan un papel muy importante. Todos tenemos la imagen de un bebé jugando con sus pies o llevándoselos a la boca, donde sus terminaciones sensitivas son mayores.
En ese momento, que nosotros vemos como un juego, él está empezando a construir su esquema corporal, encontrando los límites de su cuerpo y también conociendo todo lo que le rodea (texturas, formas, temperaturas…). Seguro que también habéis observado que hay momentos en los que lanzan patadas al aire mientras están acostados. Así también están investigando su entorno, los límites del espacio que ocupan, etc.
Por lo tanto, si tapamos sus pies con zapatos en esta fase sensorial de exploración, lo que estamos haciendo es limitar la información que recibe de su entorno y de sí mismo.
Aunque su empeño es tal, que son capaces de quitarse los zapatos, y calcetines, más apretados del mundo. Y lo seguirán intentando siempre que se los pongas, porque necesitan seguir conociéndose, explorando y, por tanto, madurando.
¿Qué pasa cuando esta fase de exploración o de los primeros pasos coincide con el frío?
La respuesta es sencilla: solo deberíamos calzar a los bebés que no andan con el fin de abrigar sus pies. Por lo que con unos simples calcetines bastaría. Los calcetines no oponen resistencias ni presiones extremas por lo que dejan que los pies puedan crecer, fortalecerse y explorar favoreciendo un desarrollo sano.
Aquí tenéis unos consejos para poder elegir el mejor calzado dependiendo del momento en el que se encuentre vuestro bebé:
- Para los bebés que no gatean: un calcetín normal será lo más adecuado. Hay miles de modelos, pero si somos de los que no podemos reprimir las ganas de utilizar zapatos, siempre tenemos la opción de escoger calcetines con dibujos de zapatos.
- Para los bebés que empiezan a desplazarse, gatear o ponerse de pie: es cuando se suele salir corriendo a por el primer par de zapatos. Tenemos que intentar evitar esta tentación porque con unos calcetines también basta. Si finalmente nos hacemos con unos zapatos, lo mejor es utilizarlos solo para salir a la calle. En casa o en espacios donde no se pueda lesionar, es mejor optar por unos calcetines antideslizantes o bien utilizar calcetines con suela flexible. La evolución del niño es tan rápida que enseguida descubrirán que pueden ponerse de pie, y este tipo de zapatos evitará que resbale y le ofrecerá protección sin limitar la movilidad del pie ni del tobillo. Tenemos que escoger la talla adecuada para asegurarnos que los músculos del pie puedan trabajar y así ganar fuerza. También tenemos que fijarnos que los dedos tengan suficiente espacio para separarse y estirarse para agarrarse al suelo y para mantener mejor el equilibrio.
- Para los bebés que ya empiezan a andar solos: ya sí se puede empezar a utilizar zapatos. Aunque en entornos interiores y seguros seguiremos intentando que vayan descalzos o utilizando los calcetines con suela antideslizante.
Los zapatos adecuados para esta etapa tienen que reunir las siguientes características: materiales transpirables, suela lo más flexible posible, dejar el tobillo libre para fortalecer la musculatura sin limitar los movimientos, ser ligeros, de horma ancha y redondeada en la parte anterior, sin puente interior y la talla correcta. Es muy importante no utilizar zapatos que ya han llevado otros niños, ya que se deforman y pueden ser perjudiciales en los niños que están aprendiendo a caminar.
¿Son recomendables las suelas blandas?
Hay estudios que han comprobado que los zapatos con suelas muy flexibles y materiales ligeros aportan al bebé una pisada muy similar a la de los pies descalzos, dando como resultado que los zapatos más flexibles aportan la respuesta mecánica necesaria y deseable para los niños que están aprendiendo a caminar.
La suela blanda es recomendable para todas las edades, incluso para los adultos, porque nos proporciona flexibilidad, ligereza y comodidad, aportando protección para que los pies puedan ir con la posición más natural posible: con los dedos estirados y fortaleciendo los músculos notando el contacto con el suelo. Al obtener más y mejor información, nuestro cuerpo también adoptará una postura corporal más correcta.
Permitamos que los niños salten, corran, giren, trepen árboles descalzos el mayor tiempo posible para contribuir a un desarrollo muscular y motriz sano.
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