Cuando el bebé nace, su vista no está completamente desarrollada. Tampoco hasta el extremo de no ver nada como se suele creer, pero su visión aún es muy rudimentaria. El sentido de la vista en…
La llegada de un bebé a la familia es siempre motivo de alegría para todos los que nos rodean. Y comienzan las visitas, los regalos, las llamadas… Queremos conocer al nuevo miembro, adivinar parecidos y si es posible, cogerle un ratito en brazos.
Porque pocas cosas hay más maravillosas que el olor y el sentir de un bebé en nuestro regazo. Pero como mamá o papá seguro que te has preguntado: ¿es buena idea que mi bebé pase de brazo en brazo?
Los bebés se sienten incómodos ante brazos desconocidos
Un estudio científico realizado por los investigadores SINC Sachine Yoshida e Hiromasa Funato, de Toho en Japón, ha demostrado que mientras los brazos de papá y mamá relajan a los bebés, los de desconocidos les estresan y les perturban; lo que afecta a su bienestar y desarrollo físico-cognitivo y emocional. Este estudio lo hicieron monitoreando el ritmo del bebé y viendo cómo variaba en diversas circunstancias.
“Supongo que cada uno tiene su propia manera de abrazar, debido a la fuerza y longitud de los brazos, el peso del bebé, etc. Los bebés se acostumbran a la forma en que sus madres los abrazan, y se sienten incómodos con la forma en la que lo hace una persona extraña. En ambos casos, los mayores de cuatro meses mostraron respuestas de ritmo cardíaco distintas”. Sachine Yoshida e Hiromasa Funato.
En esta misma línea, el estudio descubrió que además de preferir que sean los brazos de mamá y/o papá los que los sostengan, los bebés también prefieren ser abrazados a ser simplemente, sujetados. Si pensamos en nosotros y nosotras mismas, nos daremos cuenta de que esto no cambia mucho de adultos.
Hace mucho tiempo que numerosos estudios avalan los beneficios que tiene para nuestro organismo abrazar y ser abrazados. Estimula nuestros niveles sanguíneos de oxitocina, la conocida como «hormona del amor», y disminuye la presión arterial y el ritmo cardíaco. A nivel psicológico, además, también son un gran aliado para reducir la ansiedad, mejorar la autoestima y el optimismo.
Abrazar a tu bebé no solo es bueno para él, también lo es para ti. Pero claro, no es lo mismo que nos abrace un amigo o amiga, un familiar o nuestra pareja a que lo haga un desconocido por la calle, ¿verdad? “Los bebés se acostumbran a la forma en que sus madres los abrazan, y se sienten incómodos con la forma en la que lo hace una persona extraña”, afirman también Sachine Yoshida e Hiromasa Funato en su estudio.
Debe primar el bienestar del bebé
Cuando recibimos visitas en casa puede que sintamos que, si le pedimos a nuestras visitas que no cojan al bebé, quedaremos como aprensivas, exageradas o incluso un poco bordes. Lo cierto es que si bien esto podría ocurrir en casos aislados, las personas que nos quieren seguramente entenderán que es lo mejor para nuestro bebé.
A muchas nos ha sucedido que, por no pasar por madre exagerada, hemos visto cómo nuestro bebé transitaba de brazos en brazos mientras le oíamos protestar; y estábamos deseando que volviera a nuestro regazo. Y la pregunta es: ¿debemos mantener esta costumbre si sabemos que a nuestro hijo o nuestra hija realmente le estresa?
Aquí podría entrar en juego una segunda parte del estudio de Yoshida y Funato. Los científicos descubrieron que los abrazos calmaban a los infantes especialmente a partir del cuarto mes; pero una vez que, por unas u otras razones, han comenzado a llorar, es mucho más difícil calmarlos y conseguir que vuelvan a un estado de calma.
«Nuestros estudios preliminares mostraron que los que estaban llorando no pararon de hacerlo ni siquiera después de un abrazo materno, y no mostraron ningún cambio en la respuesta del ritmo cardíaco».
Esto hace evidente que tampoco es una situación ideal que el bebé pase de brazos en brazos hasta que comience a llorar. Y es que, en ese punto es mucho más difícil calmarlo y conseguir que recupere un estado de relajación y tranquilidad.
Las personas que nos quieren siempre van a buscar lo mejor para nosotros y nosotras y nuestros peques. Por lo que si cuando vienen de visita, les explicamos que el bebé se estresa o pasa un «mal rato» cuando extraños le sostienen, es muy probable que lo entiendan.
¿Cómo reconocen quién les está abrazando?
Sabemos que nuestro bebé comienza a ver de forma nítida alrededor del octavo mes, pues antes, su visión aún es muy inmadura. Y aunque sí es cierto que su cerebro está programado para detectar rostros, cabe preguntarse cómo sabe que es mamá, papá o un desconocido quien le sostiene. Por un lado, podemos hablar de cómo el instinto de tu bebé hace que te reconozca, pero además ¿sabías qué no todos abrazamos de la misma manera?
Lo cierto es que cada uno lo hacemos de una forma diferente. Desde los abrazos que rodean el cuellos, a los que los que recorren la espalda, están las palmaditas o los que además de abrazar, también arrullan… Tantas formas como mamás y papás hay, pero cada uno, cada una, tenemos nuestra forma característica de hacerlo y nuestros hijos e hijas lo notan.
Desarrollo cognitivo y social del bebé
Los abrazos, las caricias, los besos, calmar a nuestro bebé cuando está inquieto, con molestias o simplemente, porque nos apetece, es una forma de criar con nuestro hijo o hija un apego seguro. Se trata, en definitiva, de atender sus necesidades, escucharle, hacerle sentir que su opinión importa y que es valorada.
Desarrollar este tipo de apego seguro, se traducirá en menores con un desarrollo cognitivo y social sano. Serán adultos sociables, con autoestima y seguros de sí mismos. Por lo que no tengas miedo de abrazar a tu hijo o hija siempre que quieras y sobre todo, siempre que lo necesite.
Tampoco sientas que estás haciendo algo mal por preferir que no pase de brazos en brazos con desconocidos. Cuando sean mayores, podrán decidir libremente con quién compartir su tiempo y su cariño.
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