La avena es un cereal que cada vez se consume más, quizás porque resulta una buena alternativa a las papillas de cereales dextrinados e hidrolizados que durante años se ofrecían en las farmacias y supermercados;…
Este post se publicó originalmente el 26/06/2021 y ha sido actualizado en fecha 05/09/2024
Que levante la mano quien no le haya dado nunca un zumito a su peque. ¿Nadie? Normal. Tenemos muy interiorizado en nuestra sociedad que si el peque no come fruta entera, que al menos se la tome en zumos. Y luego, es tan socorrido comprarlos envasados y ofrecérselos para la merienda…
Y nos empeñamos en buscar los que tengan menos azúcar (porque parece que los mensajes empiezan a calar) pensando que así compensamos el que no sea fruta. «Al menos dice que es 100% natural» o «sin azúcar añadida», leemos y nos conformamos. Sin embargo, siento insistir pero cometemos un error. Los niños no deberían tomar zumos, ni siquiera los hechos en casa. La ingesta de zumos tienen consecuencias para su salud y hay que ser conscientes de ello.
No lo digo yo, lo dicen los que saben: La Organización Mundial de la Salud, la Asociación Española de Pediatría y, por supuesto, los profesionales de la salud. Aquí, en la Tribu, recibimos a diario muchas dudas sobre alimentación infantil y nuestras expertas asesoran a las familias para que no cometan errores como el de ofrecer zumos a los niños.
Los zumos naturales pierden lo más importante, la fibra
La fruta es uno de los alimentos básicos en la alimentación de los pequeños (y de la población en general). Después de la lactancia en exclusiva (ya sea dando el pecho o con biberón), a partir de los seis meses aproximadamente, los peques deben empezar a comer fruta.
Y es muy habitual darles zumos. De hecho, recuerdo que lo primero que empezó a tomar mi hija mayor cuando comenzó con la alimentación complementaria fue un poquito de zumo de naranja con agua que le dábamos con una cuchara. Eso, afortunadamente, está desfasado.
Hay que ofrecerles frutas, por supuesto, porque son fuentes de vitaminas, minerales, fibra y tienen un alto contenido en agua y porque suponen uno de los pilares básicos de nuestra alimentación. Hay que promover su consumo pero no en forma líquida (ni envasada para chupar triturada, de lo que hablaremos ahora).
Hay que ofrecer la fruta fresca, triturada, troceada y/o entera (cuando sean capaces de morderla sin riesgos). En el caso de seguir el método método Baby Led Weaning (BLW) podemos cortarla en gajos, en palitos, dársela con o sin piel, a cuartos o mitades, asada o cruda…
¿Y por qué no en zumo si es fruta 100% natural? Pues porque al exprimirla estamos eliminando el corazón, la matriz, la fibra. Se trata de una sustancia que aporta la sensación de saciedad cuando comemos y está relacionada con el buen estado de la microbiota.
Además, ayuda a mantener los niveles de azúcar correctos en la sangre (ya que retrasa y ralentiza su absorción). También regula la evacuación y ayuda a controlar los niveles del colesterol llamado «malo». Así que, eliminar la fibra de la fruta no parece sensato, ¿verdad?
De hecho, si exprimimos la fruta estamos quitándole esa capacidad saciante, nuestro peque consumirá más. Es por eso que ofrecer zumo a los niños es multiplicar el riesgo de que tengan problemas de obesidad. La fibra, por otro lado, se asocia con una disminución del riesgo de padecer enfermedades respiratorias, infecciosas y cardiovasculares. Y, para colmo, les quitamos la oportunidad de que coman fruta fresca.
Si le ofrecemos un zumo natural perjudicamos sus dientes
Es cierto que muchas familias apuestan por el zumo natural porque es «la única forma de que coma fruta». Sin embargo, también estamos promoviendo que consuma más azúcar y eso también tendrá consecuencias para sus dientes. De hecho, hay estudios que apuntan a que el consumo de zumo duplica el riesgo de tener caries en los niños y niñas.
Y más cuando se toman entre horas (como, por ejemplo, a media mañana) porque durante las comidas se produce más saliva y el arrastre al tragar hace que los azúcares estén menos tiempos en contacto con los dientes. Entre horas, están más tiempo en la boca y son más dañinos.
El Comité de Nutrición de la Asociación Española de Pediatría advertía ya en el 2003 de que:
Entre el año y los dos años de edad, el consumo frecuente de biberones de zumos y bebidas refrescantes azucaradas, en especial administradas como pacificadores o tranquilizadores, para inducir el sueño, período en el que disminuye el flujo salival, importante para la autolimpieza bucal; favorece la caída del pH dental a un punto crítico que induce a la desmineralización del esmalte.
Y relacionado con los dientes: ofrecer fruta fresca en trozos o entera (insisto, cuando estén preparados) favorece la masticación. Esto, a su vez, le hará ejercitar la mandíbula y hará que los dientes se desarrollen de forma sana y saludable. Pero para eso es necesario comer cosas duras, difíciles, que requieran esfuerzo y los obligue a morder con energía. Y la fruta ofrece una gran variedad de texturas (y sabores) que promueven ese ejercicio de masticación.
Zumos industriales o fruta triturada envasada
Si los zumos naturales no están recomendados porque tienen demasiado azúcares y por eso la OMS los desaconseja, ¡imagina los zumos envasados que se ofrecen cotidianamente a los peques! De hecho, su nivel de calorías vacías es equiparable al de un refresco.
Es algo que han constatado investigadores de la Universidad de Glasgow y cuyas conclusiones se publicaron en The Lancet. Sin embargo, es un producto que se ofrece en un 70% de los hogares españoles, tal y como ha constatado un estudio de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria.
La Organización Mundial de la Salud recomienda reducir el consumo de azúcares libres, que son los añadidos a los alimentos por los fabricantes, los cocineros o los consumidores. También están presente de forma natural en la miel, los jarabes, los jugos de fruta y los concentrado de jugo de fruta.
El consumo de estos debería estar por debajo del 10%, aunque la OMS recomienda que se baje del umbral del 5%. Frente a ello, no hay pruebas de que el azúcar que traen frutas y verduras enteras frescas tengan efectos adversos para la salud.
De un tiempo a esta parte, también han alcanzado cierta fama las frutas para chupar que, al igual que ocurre con los zumos, vienen en envases muy llamativos para atraer la atención de los peques. Sin embargo, aunque juegan con la idea de que el triturado equivale a que es más sano, lo cierto es que contienen los mismos azúcares libres que favorecen la obesidad y pueden provocar problemas de salud a la larga.
Tenemos que concienciarnos y meternos en la cabeza que ofrecer a nuestros hijos zumos, naturales o envasados, tiene más contraindicaciones que beneficios. Además, les quitamos la posibilidad de comer fruta fresca que SÍ es beneficiosa para ellos. Y si a tu hijo le cuesta, persevera. Tal vez si te ve disfrutando de una fruta deliciosa ella o él se pregunte qué eso tan apetitoso que estás comiendo y quiera disfrutarla como tú.
Si tienes cualquier duda sobre la salud, la nutrición, el cuidado o la crianza de tu bebé, el equipo de profesionales de Criar con Sentido Común te esperamos en la Tribu CSC para ayudarte a resolverla.
Además, podéis descargar gratis la app de Criar con Sentido Común tanto para plataformas Apple como para plataformas Android, y tenéis una semana gratis para probar todas las ventajas de la membresía a la Tribu, realizar todos los cursos online disponibles y consultar a nuestros/as especialistas.
2 responses on "¿Zumos para los peques? No, gracias"