Armando Bastida: «El mejor regalo que podemos hacer a nuestros hijos en Navidad es tiempo juntos»

"Los regalos de Navidad no se les dan a los niños porque se hayan portado bien, mal, mejor o peor. Se les dan porque se les quiere. Y a un niño se le quiere siempre, haga lo que haga en la vida"

Este post se publicó originalmente el 21/12/2020 y ha sido actualizado en fecha 03/12/2024

La Navidad es un cierre de ciclo anual, un tiempo para reflexionar y también para compartir en familia. También es una época del año muy especial cargada de emociones, reencuentros, regalos, tradiciones… Pero para muchas familias también es tiempo de ausencia, conflicto o consumismo. Hoy hablamos con el enfermero de Pediatría y CEO de Criar con Sentido Común Armando Bastida, de magia y realidad, familia y regalos, tradición y conflicto, acompañamiento y respeto.

P: ¿Crees que es posible abstraerse de la tendencia consumista general y aprovechar este momento del año para transmitir otros valores más importantes a los peques? ¿Cómo lo conseguimos?

R: Abstraerse no es imposible, pero sí diría que es complicado. A la mayoría ya nos educaron desde pequeños en la carencia y la insensibilización, así que la mayoría de adultos estamos ya atrapados en una sociedad de consumo de la que es difícil salir. Es decir, la mayoría solemos decir que no hemos salido tan mal, y sin embargo Amazon se está haciendo de oro.

Estamos atrapados en una sociedad de consumo de la que es difícil salir. Si fuésemos felices, necesitaríamos pocas cosas

En una sociedad cuyos individuos estuvieran realmente bien, esto no sucedería, porque seríamos felices con lo que tenemos, y necesitaríamos pocas cosas. Pero seguimos pensando, y sintiendo, que teniendo más cosas, y teniendo cosas nuevas, seremos más felices… y a menudo no tenemos en cuenta que si no somos felices con lo que tenemos, tampoco lo seremos con lo que nos falta.

Seguimos pensando que teniendo más cosas, seremos más felices. No nos damos cuenta de que si no somos felices con lo que tenemos, tampoco lo seremos con lo que nos falta

Entonces vale la pena hacer una profunda reflexión, para tener en cuenta que nuestros hijos tampoco necesitan casi nada de lo que este año les vamos a regalar. Ellos necesitan, sobre todo, vivencias, relaciones, encuentros. Disfrutar de nuestra compañía y de la de otras personas (siempre que la situación sanitaria lo permita), y por supuesto algún que otro juguete que sirva para jugar (que los hay que no sirven para eso), sin olvidar que no todo el juego viene desde el juguete: hay juegos que necesitan juguete, hay juegos que no los necesitan, y hay juegos que pueden hacerse con sustitutos mucho más económicos.

Nuestros hijos no necesitan casi nada de lo que les vamos a regalar este año. Ellos necesitan, sobre todo, disfrutar de nuestra compañía

No sé vosotros, pero la mayoría de recuerdos bonitos que tengo de mi infancia están más relacionados con las personas que me acompañaron, que con los juguetes que llegué a tener.

P: Los regalos son, tal vez, el momento más emocionante para los niños y niñas que están deseando estrenar juguetes… ¿Crees que regalamos demasiados? Por otra parte, el juego es un derecho de la infancia, ¿quizás el problema sea que no regalamos los juguetes adecuados? ¿Qué tipo de carta de Navidad deberíamos hacer con los peques?

R: Sí, sin duda. Regalamos demasiados en la mayoría de ocasiones, y además no solo regalamos los progenitores, es que ahora también regalan los abuelos, los tíos… y esto se convierte en el cuento de nunca acabar. Tendríamos que pensar en esto también, porque cuando los progenitores ya hemos comprado lo que creemos que pueden necesitar, o que pueden usar, el resto de la familia añade otras cosas que les pueden gustar, pero que son accesorias. Es decir, juguetes que están bien (o no), que nosotros no compraríamos a nuestros hijos porque «no pasaron el proceso de selección».

Los niños reciben más juguetes de los que quieren o necesitan y eso hace que acaben por no valorar ni disfrutarlos

Dicho de otro modo: acaban recibiendo varios juguetes que, muy probablemente, ni siquiera les gusten. Y recibir más de lo que se quiere o necesita hace que acaben por no valorar ni disfrutarlos, y que además, no comprendan demasiado bien por qué nos regalamos cosas.

No importa tanto lo que se les regala, sino quién, y por qué

Se supone que es porque queremos a la otra persona, hemos pensado en él o ella, y hemos creído que eso le puede gustar. Por eso defiendo el regalo de entretiempo, el que alguien te hace porque «lo vi, pensé que te gustaría y te lo he comprado… y te lo doy aunque hoy no sea Navidad, ni tu cumpleaños». Y quizás ese regalo no te guste en absoluto, pero el acto, ese acto, hace que sea, sin duda, de los mejores regalos recibidos. Porque no es tanto lo que te regalan, sino quién, y por qué.

Yo defiendo el regalo de entretiempo, el que alguien te hace porque «lo vi, pensé que te gustaría y te lo he comprado… y te lo doy aunque hoy no sea Navidad, ni tu cumpleaños»

En cuanto a la carta de Navidad, yo creo que debería ser una carta en la que hablemos de cómo nos ha ido el año, en la que agradezcamos a los Reyes Magos o Papá Noel la labor que hacen con todos los niños, y que sean tan generosos, en la que le expliquemos lo que podrá encontrar en casa, cuando vengan, y en la que deseemos, además de cosas, emociones, vivencias, momentos: este año me gustaría poder pasar más tiempo con mi familia, hacer más actividades juntos, tener más paciencia, guardarme menos las cosas para mí y hablar más y mejor de los problemas, discutir menos con mis hermanos, con mi familia, y ojalá ser un poco más felices todos juntos.

En la carta de Navidad deberíamos desear, además de cosas; emociones, vivencias, momentos… Ser un poco más felices todos juntos

Desde ahí, es mucho más fácil que los juguetes, los juegos y los momentos, aparezcan… aunque no necesariamente los traigan ni Papá Noel, ni los Reyes.

P: Esta época del año también tiene un matiz religioso importante. Actualmente, sin embargo, en la mayoría de las casas se ha perdido la práctica religiosa y a muchos hogares las celebraciones y las compras navideñas les fagocitan… ¿Es posible combinar Navidad y armonía familiar? ¿Cómo evitamos las tensiones familiares y renunciamos a la cara comercial de la Navidad? 

R: Es cierto, yo recuerdo que de pequeños nuestros padres nos llevaban a misa el día de Navidad, el de Reyes… y ahora juraría que es muy poca gente, y por supuesto, muy pocos los niños, que consideran la Navidad parte de una religión. Creo que la mayoría de ellos ya no celebra el nacimiento de Jesús, sino que viene Papá Noel. Y a la Nochebuena la llaman así, porque viene este y otros personajes a dejar regalos. Y lo mismo pasa con los Reyes Magos: no saben de dónde viene la tradición.

Los niños de hoy ya no celebran el nacimiento de Jesús, sino que viene Papá Noel

Con el paso de los años se ha convertido en época de celebraciones familiares (y ojalá esto nunca se pierda, aunque a veces suponga ver a familiares que no querrías ver), y en época de consumo masivo… los repartidores ya no dan a basto. Por eso creo que sí, que tenemos que reflexionar sobre qué queremos que sea la Navidad en realidad.

Tenemos que reflexionar sobre qué queremos que sea la Navidad en realidad

Si queremos que sea gastar el dinero en un montón de cosas que no necesitamos, y alguna que sí, o si queremos aprovecharla para regalarnos cosas desde el cariño y el afecto, en menor cantidad, pero bien seleccionadas, y sobre todo si queremos dejar el hacha de guerra en casa y juntarnos con nuestros familiares para pasar un buen rato y, quién sabe, recuperar o, como mínimo, trabajar vínculos que quedaron, a menudo por un choque de egos, deteriorados. 

P: Durante estos meses los niños y niñas van a escuchar muchas veces el «pórtate bien, que si no…”. ¿Es esto una especie de chantaje? ¿Crees seguimos condicionando el comportamiento de nuestros hijos e hijas en vez de ayudarles a interiorizar normas y rutinas de forma más respetuosa? 

R: Es un chantaje en toda regla, y cada año me veo obligado a hablar de ello en redes sociales, porque es una técnica que se repite año tras año. Los regalos de Navidad no se les dan a los niños porque se hayan portado bien, mal, mejor o peor. Se les dan porque se les quiere. Y a un niño se le quiere siempre, haga lo que haga en la vida. Así que como se les traen regalos por amor, ¿por qué destrozarlo con semejante treta, tan poco educativa?

Los regalos de Navidad no se les dan a los niños porque se hayan portado bien, mal, mejor o peor. Se les dan porque se les quiere. Y a un niño se le quiere siempre, haga lo que haga en la vida

Luego resulta que al vecino que grita, pega y te insulta, Papá Noel y los Reyes Magos le regalan una bicicleta y una Play… y a ti que tienes interiorizadas unas normas morales bastante más respetuosas, te traen cosas que están bien, pero no son comparables. No tiene sentido hacerles sentir que aún cuando reciben regalos, están siendo castigados.

¿Qué es eso de «portarse bien»? ¿Obedecer? ¿Acaso nosotros obedecemos? ¿Nos hemos portado bien este año, siempre, todos los días? 

Además, ¿qué es eso de «portarse bien»? Un niño no sabe a qué nos referimos con ello. ¿A obedecer? ¿Acaso nosotros obedecemos? ¿Acaso nos hemos portado bien este año, siempre, todos los días? 

P: ¿Qué alternativas tiene, a nivel experiencial, una familia no religiosa para vivir la Navidad? ¿Qué tipo de actividades podemos hacer en familia?

R: Hoy en día, una familia no religiosa puede vivir la Navidad prácticamente igual que una familia religiosa, precisamente por lo comentado: el día 25 es más el día de Papá Noel, que el de Jesús. El día 28 es el día de las bromas, y no tanto el de los Santos Inocentes. Y el día 6 vienen los Reyes Magos, que lo son porque traen regalos.

Hoy en día, una familia no religiosa puede vivir la Navidad prácticamente igual que una familia religiosa

Diferente es que una familia no religiosa prefiera no entrar tampoco en estas tradiciones (cuyo origen sí es religioso). Entonces pueden celebrar también la Navidad a su manera, claro. No deja de ser tiempo que pasan juntos. Tiempo de juntarse con otros familiares. Tiempo de vivencias y experiencias, de contar anécdotas, chistes, cantar, jugar…

Cada familia puede celebrar la Navidad a su manera

Puede ser incluso tiempo de regalarse cosas, como digo, desde el cariño. Y quedar con los niños en hacerlo, el día 25, bajo un árbol de Navidad, en una chimenea o simplemente, entregándolos en mano. Un intercambio de regalos, dibujos, manualidades… que se puede hacer entre todos los miembros de la familia, niños incluidos: ¡ellos también pueden regalarnos cosas a nosotros si quieren! 

P: ¿Qué hacemos si no queremos celebrar unas navidades “clásicas» pero nuestros hijos e hijas quieren tener las mismas experiencias que el resto de sus amigos o compañeros de clase?

R: Es muy probable que no sepan exactamente qué van a vivir sus amigos o compañeros de clase, porque no los ven tanto en estas fiestas, y porque cuando se van tras las vacaciones tienden a hablar más de los regalos que de las vivencias. Por supuesto, hablarán de Papá Noel y de los Reyes Magos, pero si nosotros no hablamos de ello con nuestros hijos, será porque hemos decidido que sepan cuál es la realidad, y por supuesto les habremos pedido que respeten a los niños que creen en todo ello.

Se puede explicar a un niño la realidad y pedirle que respete a quienes tienen otras creencias

Salvo algunas excepciones, la mayoría de niños lo hacen. Mis hijos, sin ir más lejos, han sabido casi siempre la verdad mucho antes que los niños de su clase, y hasta la fecha no han explicado nada a ningún niño, conscientes de que podrían hacerles daño. En cuanto a experiencias, como bien comento, se pueden hacer muchas cosas para celebrar el tiempo juntos, regalarnos cosas y disfrutar del calor, el cariño y la compañía de los nuestros.

P: ¿Cuál es el mejor regalo que podemos hacer a nuestros hijos e hijas en Navidad? 

R: Tiempo. El mejor regalo que podemos hacerles es tiempo de mamá y tiempo de papá. Que consigamos, no solo en Navidad, sino todo el año, reducir el trabajo, el estrés, la ansiedad y el ritmo. Que nos acerquemos un poco más a sus ritmos y reduzcamos la exigencia. Que juguemos más con ellos, hablemos más con ellos, y les escuchemos más.

El mejor regalo que podemos hacer a nuestros hijos en Navidad es tiempo juntos

Siempre recuerdo la historia de ese niño que viendo que su padre trabajaba tanto, llegó a preguntarle cuánto cobraba por una hora de trabajo. Cuando el padre le dijo 10 euros la hora, el niño estuvo ahorrando durante semanas para, al tenerlo todo, dárselo a su padre: «Toma papá, 10 euros. Con esto, pasaremos una hora juntos».

Que nunca, nuestros hijos, piensen que tienen que llegar a hacer algo así, o parecido, para pasar un rato con nosotros. 

 

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