¡Pórtate bien! ¡Que los Reyes LO VEN TODO!

Amenazar y chantajear a nuestros hijos con quedarse sin regalos, ni es ético ni educa

Este post se publicó originalmente el 03/01/2021 y ha sido actualizado en fecha 03/12/2024

El espíritu navideño inunda las calles con más fuerza que nunca porque esperamos la llegada de los Reyes Magos. Las calles lucen preciosas llenas de luces y los más peques esperan ansiosos la llegada de los regalos…

El «pórtate bien», un chantaje «por tradición»

Los peques disfrutan especialmente de este ambiente festivo y están contentos, no tienen que ir al cole, disfrutan de horarios más relajados y están con su familia. Pero a veces se equivocan, desobedecen o hacen trastadas, igual que las personas adultas tampoco acertamos bien todo el tiempo…

Entonces llega la odiosa frasecita: «si te portas mal, los Reyes Magos no te traerán nada» o cualquier de sus variantes: «los Reyes te están viendo», «si no te portas bien, te traerán carbón», «si no eres bueno, te quedarás sin juguetes», etc.

 

Los cuatro motivos que se ocultan tras el mal comportamiento infantil y cómo subsanarlos con la Tabla de metas equivocada de la Disciplina Positiva

 

Y así, sin darnos cuenta (porque lo hemos interiorizado, ya que así es también como lo hacían nuestros padres con nosotros), utilizamos la ilusión de nuestros hijos e hijas para chantajearles infundiéndoles temor, sin ser conscientes de lo perjudicial que es para los más peques.

Porque el mensaje dañino y subliminal que estamos enviando a nuestros hijos e hijas es que sean buenos por miedo; no por razones lógicas, valores ni principios.

¡Cuidado que «te espían»!

Llegan las navidades y muchos niños y niñas a nuestro alrededor hablan de lo bien que hay que portarse porque son “espiados” por un sujeto (Papá Noel) o varios (Reyes Magos) que todo lo ven. Estos personajes son además todopoderosos, porque tienen en su mano algo muy preciado por nuestros niños: regalos.

Muchos bienintencionados adultos, desde el dependiente de una tienda hasta la abuela, les bombardean diariamente con la pregunta: «¿te has portado bien o mal?».  Y resulta muy triste y agotador ver como se les chantajea: si no se portan bien, serán castigados con la ausencia de regalos. Es decir, se quedarán sin juguetes.

 

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Da mucha pena ver cómo los más pequeños se sienten confusos y desorientados. Apenas saben lo que está pasando ni de qué va la cosa. De repente hay una o varias presencias invisibles que les espían y lo saben todo sobre ellos. De repente hay personas a quienes no conocen ni han visto nunca, pero que saben todo lo que hacen.

Y no solo eso, sino que les juzga y castiga, sin que al parecer ellos puedan hacer nada al respecto… Ni siquiera parece que sus progenitores puedan evitar que si se portan mal se queden sin regalos. ¡Y no entienden nada! Porque a ver… ¿qué es portarse bien o mal? ¿Están obligados a comerse todas las verduras? ¿Si no lo hacen, se quedarán sin juguetes? ¿Tienen que ser capaces de dormirse cuando no tienen sueño? ¿Y qué pasará si no lo consiguen? ¿Tienen que adivinar todo el rato lo que se espera de ellos?

Chantaje, manipulación… ¡y mentira!

Esta forma de proceder con los niños, además de una manipulación, es una mentira. Porque, seamos honestos, no lo haremos. No dejaremos a nuestros hijos e hijas sin juguetes el día de Navidad ni el de Reyes. No conozco ninguna familia que a pesar de haber asustado a sus hijos con este tema, haya tenido el coraje de cumplirlo.

 

 

Usar a estos personajes del imaginario popular como herramientas de chantaje para nuestros hijos e hijas, pone en evidencia nuestra falta de habilidad y recursos para negociar límites respetuosos con ellos. Tenemos que recurrir a estos amorosos «sicarios» para que nos hagan el trabajo sucio. Y es también el claro ejemplo de la pedagogía basada en el premio y en el castigo: si no te “portas bien”, no habrá premio.

Papá Noel y los Reyes Magos se convierten así en instrumentos de presión, tal y como también lo fueron en su momento otros personajes del imaginario popular ya extintos como hombre del saco o el coco.

Ni construye ni educa

El mensaje subliminal y nocivo que estamos enviando a nuestros hijos es “pórtate bien por miedo”. No por razones, valores o principios, no porque eso beneficie a tu desarrollo, no porque te amamos y tratamos de transmitirte lo mejor de nosotros mismos. “Pórtate bien” porque si te “portas mal”, el espía de la barba blanca y los hombres de los camellos, no te traerán juguetes. Así que sé obediente y haz siempre lo que te digamos porque eso es lo que la sociedad quiere que entiendas por «ser bueno». Obedece de manera acrítica y así nunca te buscarás problemas.

 

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En estos días donde el estrés se va apoderando de las nosotros, donde las ausencias se vuelven inmensas y ocupan espacio, donde el tiempo de convivencia forzosa se prolonga y los conflictos familiares que vamos más o menos esquivando el resto del año ahora se ponen encima de la mesa, donde las vacaciones de los y las peques nos hace tener que hacer malabares para compaginar su cuidado con nuestro trabajo, donde nos confrontamos con el paso del tiempo y el balance de objetivos conseguidos y sueños perdidos, donde los ritos y las tradiciones nos conectan con emociones que no podemos manejar o no queremos transitar, todos nos sentimos más vulnerables.

 

 

Y en este contexto es aún más fácil recurrir a una fórmula mágica: esos terceros invisibles que nos evitan luchas de poder con nuestros peques, porque nos hacen de espías y son omnipresentes, todopoderosos y amenazantes. Ellos son el recurso no pedagógico, rápido y fácil. Son la autoridad que a nosotros se nos escapa de entre las manos por falta de pericia, tiempo o paciencia. Y como «todo el mundo lo hace», nadie nos hace sentirnos juzgados o criticados por seguir la corriente y emplearlo. Es humano, pero no es ético. 

El regalo son las manos de quien lo da y las manos de quien lo recibe

Los regalos son regalos. Dádivas, obsequios, ofrendas, donativos que se dan sin esperar nada a cambio. Sirven para transmitir amor, generosidad, gratitud. Todos los niños y niñas del mundo se merecen regalos porque son una señal de afecto. Se les regala porque se les quiere. Y se les quiere, hagan lo que hagan, incondicionalmente.

Regalamos cosas a la gente que queremos porque produce una sana felicidad de ida y vuelta: hace feliz a quien lo da, hace feliz a quien lo recibe y de nuevo esa felicidad de nuestro ser querido nos hace felices a nosotros. Así se cierra un círculo de amor, un juego de espejos de rebote infinito.

 

 

Lo que a ninguno de nosotros se nos ocurre es condicionar ese amor, decirle a un amigo o a una amiga, a nuestra pareja o a nuestros padres que si no “se portan bien” no les daremos ningún regalito por Navidad, Reyes o su cumpleaños. Si somos de las familias que hemos decidido perpetuar el ritual mágico de Papá Noel o de los Reyes Magos, no podemos usarlos a nuestra conveniencia. Porque la magia es magia. No es chantaje ni amenaza, no es castigo, manipulación ni coacción.

Y si somos de las familias que hemos decidido no continuar con la tradición, en una sociedad basada en la abundancia de cosas materiales y en la privación de contacto y presencia, tenemos una fantástica oportunidad para utilizar estos ritos culturales para enseñar y transmitir a nuestros hijos e hijas valores de vida positivos y fundamentales como la generosidad, la gratitud, la satisfacción y la plenitud que produce el dar y recibir.

Si tú te puedes equivocar y no te quedas sin regalo, ni se te quiere menos por no ser «perfecto-a»; ellos-as igual

Hagas lo que hagas tus hijos te van a querer siempre, incondicionalmente. Aunque te equivoques, aunque grites, aunque rompas algo por accidente, aunque vuelques un vaso de agua o te acuestes tarde, aunque no entiendas algo y de vez en cuando te enfades sin motivo aparente…

Incluso aunque a veces no cumplas tus promesas y no siempre te portes bien o juegues con ellos, aunque no siempre tengas el tiempo que te gustaría para pasar junto a ellos o no les prestes toda la atención que reclaman, ellos te aman incondicionalmente. Yo creo que, solo por esto, les debemos la misma lealtad de sentimientos.

 

 

Las navidades pueden ser un buen pretexto para agradecer todo lo que tenemos y valorar todo lo bueno que la vida nos regala (aunque no siempre nos portemos bien), poniendo de esta forma más luz en lo que tenemos y no tanta en lo que nos falta. Seamos espejo y referente para nuestros hijos e hijas sin necesidad de chantajes. No enturbiemos la magia de una noche que debería ser para ellos solo ilusión y alegría.

¿Quieres más razones para dejar de decir «Pórtate bien que si no…»?

Si has llegado hasta aquí y aún te resistes a soltar un hábito que (venga, admitámoslo) es un recurso fácil y rápido para conseguir de vez en cuando un poquito de obediencia ciega… ¡No estás haciendo nada de mérito para que los Reyes te traigan nada! Bromas a parte, te resumo las razones para que dejes de usar la frase «pórtate bien, que si no…».

1. Porque no es verdad

Asúmelo: ya tienes los regalos comprados o encargados, buscaste en 20 tiendas diferentes el disfraz de superhéroe que quería tu hija porque estaba agotada y cada vez que sale un anuncio del playset que quiere tu hijo piensas en la cara que va a poner cuando lo vea bajo el árbol la mañana de Papá Noel o Reyes…

 

 

En serio, si vas a amenazar con algo, es mejor que puedas cumplirlo. No quedes mal, no pierdas crédito… Las mentiras tienen las patas muy cortas, no dejes que tus propias mentiras te alcancen. ¡El año que viene tus hijos no se van a tragar nada de lo que les digas!

2. Porque da miedito

Pensar que hay alguien que te espía a todas horas y evalúa tu comportamiento las 24 horas del día es espantoso. Alguien que te observa mientras duermes, mientras comes… ¿Y qué pasa cuándo vas al baño? ¡Da mucho miedo! Y también genera estrés, incertidumbre, inquietud, tensión…

Además, si esto fuera cierto, nadie pasaría el examen. Todos hacemos alguna cosa mal CADA DÍA de nuestras vidas: comemos lo que no debemos, dormimos mal, criticamos a alguien, decimos alguna mentirijilla

 

 

3. Porque no queremos que nuestros hijos aprendan aquello de «por el interés, te quiero Andrés»

Nadie quiere que su hijo se porte bien por el interés. Nuestros hijos e hijas deben interiorizar unos principios que les hagan ser buenas personas y les permitan tratarse bien a ellos mismos y a los demás. Nuestra labor es ayudarles a desarrollarse y aprender de forma saludable. Los errores y las equivocaciones forman parte del aprendizaje, pero ningún progenitor desea que sus niños o niñas se comporten «como deben» solo si se les da «algo a cambio», ¿verdad que no?

 

 

Portarse bien solo porque así habrá regalos a cambio, no es una lección de vida adecuada ni un razonamiento aceptable. ¿Entonces cuando no sea Navidad y no vaya a tener juguetes puedo molestar a mis padres porque me aburro en un restaurante? ¿Si no me ofrecen algo a cambio puedo pegar a mi hermanito? Yo creo que no es esto lo que deseamos transmitirles, pero es justo lo que estamos haciendo inconscientemente al perpetuar sin razonar aquello de «así se ha hecho toda la vida y tan mal no hemos salido».

4. Porque son nuestra responsabilidad

Criar es el trabajo más extenuante del mundo. Es agotador en todos los sentidos: físico, intelectual y emocional. Y aunque sea sumamente enriquecedor, no siempre es bonito, grato o satisfactorio. Nuestros hijos e hijas requieren nuestra atención y cuidado constante mientras nuestro ritmo de vida no nos da tregua. Este cóctel imposible hace que a veces nos veamos desbordados y perdamos enfoque y paciencia.

 

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Además, ¿verdad que parece que  siempre «se portan mal» justo en el peor momento? Cuando estás en la cola del súper (con todo el mundo mirando), en la consulta del médico, cuando llegas al trabajo, en la puerta del colegio (rodeados de «familias modélicas» con «hijo-as amorosos-as»), cuando no has dormido nada esa noche o cuando te duele la cabeza…

Pero, igualmente, ser madre o padre es un trabajo a tiempo completo que no se puede delegar. Nuestros hijos y nuestras hijas son nuestra responsabilidad. Siempre. No solo cuando duermen, comen bien y hacen todos los deberes. También cuando tienen rabietas, desobedecen o nos llevan la contraria. Acompañarles y educarles en cada caso sigue siendo nuestra responsabilidad. No podemos delegarla en Papá Noel. Tampoco en los Reyes Magos de Oriente.

5. Porque no es respetuoso

Una de las mayores lecciones de vida que podemos transmitir es enseñarles a practicar el respeto y autorrespeto. Y ambos valores solo se transmiten adecuadamente con el ejemplo. Los chantajes y las amenazas son incompatibles con el respeto a una persona. Por más efectivos que resulten como estrategia, no son muy éticos que digamos. Y, además, sus resultados ni siquiera se mantienen a largo plazo.

 

 

Tenemos que esforzarnos por ser capaces de enseñar a nuestros hijos desde el cariño, el respeto y la empatía. Evidentemente, nos equivocaremos muchas veces porque somos humanos. Pero, por norma general, deberíamos prestar más atención a cómo nos relacionamos con ellos y ellas, a cómo les hablamos y a cómo se sienten. Si a cualquier desconocido le hablaríamos con respeto y nuestros-as hijos-as son las personas que más queremos en el mundo, ¿cómo no vamos a hacerlo con ellos?

Si se te escapa el «¡Pórtate bien!»…

No te preocupes si hasta ahora no habías sido nunca consciente de nada de todo esto. Nunca es demasiado tarde para alejarnos de la pedagogía negra y sus sicarios: el castigo, la amenaza y el chantaje. Aunque las formas de educación represivas corran a veces por nuestras venas, podemos combatirlas tomando consciencia gracias al amor incondicional que sentimos por nuestros niños y niñas.

Y una vez tomada esa consciencia… Sí, se te va a seguir escapando alguna vez. ¡Seguro! Todos lo llevamos dentro porque nos lo inculcaron desde pequeños y un mes al año no es tiempo suficiente para practicar… Si se te escapa, no te martirices. Añade un «es broma» y sustituye el sentimiento de culpa pidiéndole perdón a tu hijo.

 

 

No pasa nada por pedir perdón a los-as hijos-as, también de esta forma les transmitimos un importante aprendizaje de vida: los seres humanos se equivocan. Todos, sin excepción. También mamá y papá se equivocan a veces. Y las buenas personas cuando nos equivocamos, somos humildes para reconocerlo y pedir disculpas. Ese pequeño gesto te honrará como persona y te hará aún más grande de lo que ya eres a sus ojos de niño. Porque se sentirá querido y respetado.

No pasa nada porque nos equivoquemos las veces que hagan falta si somos conscientes del error y le ponemos remedio a tiempo. Siempre podemos trabajar para hacerlo mejor. Afortunadamente, los niños no son como nosotros. Ellos y ellas siempre nos dan una segunda oportunidad.

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1 responses on "¡Pórtate bien! ¡Que los Reyes LO VEN TODO!"

  1. Buenas u. Post muy bueno, como lo que soléis hacer. Pero de verdad no conocéis a nadie que lo haya cumplido? En mi casa se cumplía, era una niña normal, tranquila, que se entretenía con facilidad y sin dar mucho que hablar, un año hice una trastada y me dejaron sin juguetes esas Navidades, no solo Papá Noel sino reyes también. Era una forma de que estuviera tranquila, con miedo a decepcionar a mis padres y con miedo a las consecuencias.
    Ya tenéis un caso, por si os puede servir.
    Hacéis un gran trabajo. Un saludo y felices fiestas.

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