Elena Mesonero: «Mi trabajo, como logopeda y como madre, es escuchar. Solo si escuchas, al otro lado habrá alguien que quiera hablar»

Las prisas nos han hecho perder algo tan valioso como el juego con nuestros peques. Crecen muy rápido, así que hay que aprovechar cada momento

Aprovechando que el 6 de marzo es el Día Europeo de la Logopedia, hablamos con Elena Mesonero; trimadre, escritora y logopeda. También ha cursado estudios en filología hispánica y tiene varios posgrados en inteligencia emocional, coaching educativo y neuropsicología clínica. En la actualidad, está a punto de terminar magisterio y psicología.

Es embajadora en la Fundación Promete, dedicada al desarrollo del talento en niños y jóvenes, y alterna su labor profesional en Criar con Sentido Común, donde atiende consultas online y las dudas de las familias miembro de la Tribu CSC, con su participación en investigaciones sobre lenguaje y aprendizaje. Asimismo, imparte formación en universidades, congresos y centros de profesorado, y organiza congresos de educación.

Como madre, se reconoce imperfecta. Asegura que en ocasiones pierde los nervios y mete la pata, pero que cada día se levanta con el firme propósito de hacerlo mejor. Para ello, sus tres hijos son su mayor fuente de inspiración. Hoy hablamos con ella sobre el desarrollo del lenguaje y la labor del logopeda infantil.

 

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P: El desarrollo del lenguaje es un importantísimo hito en la vida de nuestros peques, influye en áreas tan importantes como la de la socialización. ¿En qué otros aspectos del desarrollo global influye?

R: El lenguaje es una de las funciones superiores más importantes del ser humano (nos diferencia de las demás especies) puesto que nos permite ordenar nuestro pensamiento, expresar nuestras ideas, manifestar aquello que imaginamos, etc. En realidad, nuestro cerebro funciona como un todo, de una manera, digamos, orquestada. Así, aunque dispongamos de capacidades como la memoria, el razonamiento lógico, etc. que funcionan de manera relativamente autónoma, en el fondo actúan interrelacionándose unas con otras. Por ejemplo, recordar la lista de la compra, ¿es una tarea de lenguaje o de memoria?

Nuestro cerebro funciona como un todo, por eso es frecuente ver niños con trastornos específicos del lenguaje que tienen dificultades de aprendizaje, problemas para planificar o de conducta

De hecho, algunos de los test clásicos para valorar el cociente intelectual se dividen en pruebas verbales, es decir, lingüísticas y manipulativas. Pero es muy difícil separar las funciones como veíamos en el ejemplo de la lista de la compra. Así que, en el fondo, el lenguaje influye en muchas otras funciones como la memoria, el aprendizaje, la capacidad matemática, la lectura, etc. y viceversa. Por eso es frecuente ver niños con trastornos específicos del lenguaje que tienen dificultades de aprendizaje, problemas para planificar o de conducta.

P: En la actualidad, parece que hay cada vez más problemas en relación al desarrollo del lenguaje en nuestros niños, ¿de verdad esto es así por nuestro estilo de vida, el uso de pantallas… o es que ahora ponemos más el foco en la infancia y el desarrollo del lenguaje?

R: Quizá sean ambas cosas a la vez, aunque no tengo datos para asegurarlo. Es cierto que hemos avanzado mucho en las últimas décadas en cuanto a detección temprana de los problemas del lenguaje. Además, la sensibilidad de familia, pediatras y profesionales de la educación respecto a estos temas cada vez es mayor, aunque todavía tenemos que pelear con eso de “ya hablará”. Estos dos hechos hacen que quizá se detecten más casos que hace 40 años, pero no porque realmente sean más sino porque ahora son más visibles.

Ahora quizá se detecten más casos de niños con problemas de lenguaje que hace 40 años, pero no porque realmente sean más, sino porque son más visibles. Se ha avanzado mucho en detección temprana y hay mayor sensibilidad de familia, pediatras y docentes

También se suma otro factor importante, que es la escolarización a los tres años. Aunque la etapa de infantil no es obligatoria, casi todos nuestros niños están escolarizados a los tres años y aprenden a leer a los seis. Sin entrar a valorar si es adecuado o no, lo cierto es que si el niño a los tres años no habla, los padres encienden las alarmas y consultan enseguida.

Respecto a las pantallas, es curioso, les ofrecemos a veces a nuestros hijos programas y aplicaciones para desarrollar su lenguaje y su inteligencia cuando podemos ofrecérselo nosotros mismos y además con una mayor calidad, porque añadimos el componente emocional que es importantísimo en estos primeros años.

Las prisas nos han hecho perder algo tan valioso como el juego con nuestros peques. Contarles cuentos, cantarles canciones, reírnos con ellos y hablarles de las cosas cotidianas es infinitamente más provechoso que el mejor de los programas de estimulación

Las prisas nos han hecho perder algo tan valioso como el juego con nuestros peques. Contarles cuentos, cantarles canciones (por muy mal que cantemos), reírnos con ellos, hablarles de las cosas cotidianas es infinitamente más provechoso para el niño que el mejor de los programas de estimulación que puedan ver en una pantalla.

P: ¿Cuáles son los trastornos de habla más frecuentes por los que suelen llegar los peques a una consulta?

R: En primer lugar tenemos que diferenciar habla de lenguaje. El habla sería la parte fonética, de producción o articulación del lenguaje, mientras que el lenguaje comprende la fonética pero también la capacidad para construir frases (morfosintaxis), el vocabulario (léxico), el uso del lenguaje (pragmática) y la comprensión. Es más amplio.

Es muy importante de tratar a cada niño como una persona única y diferente

Para hacernos una idea, tenemos que imaginar una línea en la que en un extremo tenemos la dislalia o dificultad para producir uno de los sonidos del habla (en el caso del español la más frecuente es la /r/), que sería lo más leve, y, en el otro extremo, la disfasia que sería la dificultad de lenguaje más severa. En el medio hay todo un abanico de posibilidades retrasos de habla cuando se pronuncian mal varios sonidos, retrasos del lenguaje y trastornos específicos del lenguaje en los que ya se observan dificultades en vocabulario, formación de oraciones, etc. De ahí la importancia de tratar a cada niño como una persona única y diferente.

Después también están las dificultades de lenguaje secundarias a otras condiciones como la hipoacusia, la discapacidad intelectual, algunos síndromes, etc.

P: ¿Cuándo es el momento de plantearnos llevar a nuestro peque al logopeda? ¿En qué signos debemos fijarnos?

R: Teniendo en cuenta que el lenguaje comprende comprensión y expresión, cuando observemos fallos en cualquiera de las dos. En los más pequeños debemos observar si a los dos años comprenden lo que les decimos (por ejemplo si les damos una orden y hacen lo que les hemos pedido) y si tienen un vocabulario de unas 50 palabras que, aunque no estén perfectamente pronunciadas, se entiendan (no que solo las entiendan sus padres). Observar si tienen intencionalidad comunicativa, si nos buscan con la mirada, si comparten el juego enseñándonos los objetos y si señalan, también es importante.

Siempre es mejor prevenir y detectar a tiempo, recomiendo que ante la más mínima sospecha o duda, se consulte con un logopeda. Si no ocurre nada, el logopeda se lo dirá. Si ocurre algo, les dará las herramientas para mejorarlo

Efectivamente, hay niños que a los 18 meses no han comenzado a decir sus primeras palabras y después, en unos meses, se desarrollan con toda normalidad. Pero a mí me gusta insistir en que los niños que después desarrollan trastornos del lenguaje también empezaron hablando más tarde o mal así que, como siempre es mejor prevenir y detectar a tiempo, recomiendo que ante la más mínima sospecha o duda, se consulte con un logopeda. Si no ocurre nada, el logopeda se lo dirá. Si ocurre algo, les dará las herramientas para mejorarlo.

También son frecuentes las consultas por tartamudeo sobre todo entre los dos y los cinco años. De más mayores, el problema más frecuente son las dificultades de aprendizaje de la lectoescritura. En este caso, los maestros pueden proporcionarnos una información muy valiosa.

P: ¿Cómo es la entrevista con el logopeda? ¿Qué tipo de preguntas nos van a hacer?

R: Lo habitual es hacer una primera entrevista solo con los padres. Que un niño no hable o hable poco no quiere decir que no escuche. Además, por edad, siempre digo que los niños son muy buenos observando pero son regulares interpretando, así que mejor que no estén presentes para poder hablar con tranquilidad.

Las preguntas harán referencia a la historia del peque desde el principio. Se suele preguntar por los antecedentes familiares, el embarazo y el parto. También por el desarrollo físico (estatura, peso, dentición), motor (edad a la que comenzó a sentarse, a andar, etc.) y de conductas autónomas y hábitos (si controla esfínteres, si utiliza chupete, etc.).

Para valorar el desarrollo del lenguaje de un niño, es muy importante la parte emocional y de interacción familiar. La familia tiene que poder expresarse con tranquilidad, sintiéndose escuchados y no juzgados, teniendo la sensación de que al otro lado hay un profesional que les va a acompañar

Respecto al desarrollo del lenguaje, se pregunta si comprende lo que se le dice, si se enfada cuando no se le entiende, si han aparecido ya las primeras palabras o frases… También es importante la parte emocional y de interacción familiar (si hay alguna conducta que les preocupe, cómo reaccionan ante las dificultades, etc.). En caso de que esté escolarizado se pregunta también por la adaptación al colegio.

La entrevista debe ser un momento distendido en el que la familia pueda contar con tranquilidad dónde está la dificultad y donde puedan hacer todas las preguntas que tengan. Se trata de que en esa primera toma de contacto salgan sin dudas, sintiéndose escuchados y no juzgados, y con la sensación de que al otro lado hay un profesional que les va a acompañar.

P: Antiguamente se pensaba que el desarrollo del lenguaje era un área evolutiva totalmente independiente de las demás, ahora los logopedas intentan conocer todo el desarrollo desde que la mamá se quedó embarazada, cómo fue la gestación y el momento del parto… ¿Cuántos factores influyen en el desarrollo del lenguaje de un niño?

R: Como hemos comentado al comienzo, el lenguaje interactúa con otras funciones y se relaciona con muchas de las actividades de nuestra vida. Por ejemplo, a veces nos sorprendemos hablando solos por casa mientras recogemos trastos. Esto, que es como muy de madre, yo lo hago casi todos los días. Voy por las habitaciones diciendo cosas como “otro juguete más tirado en el suelo, no veo nunca la casa recogida” o “que no se me olvide coger la leche a la vuelta del colegio”. Fíjate que lo único que estoy haciendo es poner palabras a mi pensamiento para exteriorizarlo. No lo hace todo el mundo en voz alta pero, si nos fijamos, pensamos en palabras.

Como el lenguaje está en interrelación con otras áreas, solemos preguntar por todas ellas. El desarrollo evolutivo normotípico suele seguir una línea armónica aunque a veces nos de la sensación de que en unos momentos evolucionan más a nivel motor y en otros a nivel lingüístico pero, en general, se suelen ir subiendo escalones de manera simultánea.

Todo en el desarrollo del niño está interrelacionado. Unas áreas se ayudan y alimentan a las otras

Para entenderlo de una manera sencilla, vamos a extrapolarlo. En un desarrollo normal, ningún niño desarrolla primero todo el lenguaje hasta hablar perfectamente y luego se pone con la parte motora a aprender a andar. No funciona así. Más bien funciona de manera que unas áreas se ayudan y alimentan a las otras. De repente el niño empieza a andar y al poco empiezan sus primeras palabras. Es lógico pensar que la autonomía que le da andar le sirve para conocer más mundo que poder nombrar y comprender.

P: ¿Cómo es el tratamiento de un niño? ¿Se enfoca de forma más lúdica que en los adultos?

R: Esto depende un poco de cada profesional. Digamos que cada maestrillo tiene su librillo. En mi caso, todo ha de pasar por el tamiz del juego. Yo no contemplo ningún tipo de intervención con niños de la etapa de infantil que no sea jugando.

No contemplo ningún tipo de intervención con niños de la etapa de infantil que no sea jugando. El juego es el medio principal para conseguir los objetivos

Otra cuestión diferente es que nosotros demos forma al juego para conseguir que el niño realice los aprendizajes que necesite. Pero el juego es el medio principal para conseguir los objetivos.

P: ¿En qué enfermedades neurológicas puede ser fundamental la intervención de un logopeda?

R: Los trastornos del neurodesarrollo que vemos más frecuentemente en consulta son los trastornos de espectro autista (TEA), el trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad (TDAH) y las dificultades de aprendizaje (dislexia, discalculia, disgrafía y disortografía).

Los trastornos del neurodesarrollo que vemos más frecuentemente en consulta son TEA, TDAH y las dificultades de aprendizaje

P: ¿Qué recomendarías a las familias para fomentar el desarrollo comunicativo y lingüístico de sus peques?

R: Que hablen, que jueguen, que lean cuentos, que canten con ellos. No solo por el desarrollo del lenguaje sino por hacer vínculo y por aprender de manera bidireccional, ellos de nosotros y nosotros de ellos. Siempre digo que de quien más he aprendido en la vida es de mis niños del trabajo y de mis hijos, con diferencia. Y crecen muy rápido así que hay que aprovechar cada momento.

Pasar tiempo con los hijos es importante para hacer vínculo y aprender de manera bidireccional, ellos de nosotros y nosotros de ellos. Crecen muy rápido, así que hay que aprovechar cada momento

Para favorecer el desarrollo del lenguaje debemos hablarles dándoles un modelo correcto, sin acortar palabras ni emplear abusivamente los diminutivos, ni imitando las palabras que ellos dicen mal. Se trata de ofrecer experiencias lingüísticas ricas en vocabulario, inventando historias unas veces fantásticas y otras de cuestiones cotidianas. Cuando son un poquito más mayores, podemos ofrecerles elaborar ellos las historias, crear diferentes finales, hacer teatrillos, aprovechar el dibujo para contarnos cosas.

Mi trabajo, como logopeda y como madre, es escuchar. Solo si escuchas, al otro lado habrá alguien que quiera hablar

Cuando terminé la carrera de logopedia creía que mi trabajo consistía en hacer hablar a los niños y, con el tiempo, me he dado cuenta de lo contrario. Mi trabajo, como logopeda y como madre, es escuchar. Solo si escuchas, al otro lado habrá alguien que quiera hablar. Y, si queremos que nuestros hijos adolescentes nos cuenten sus cosas, es fundamental que les escuchemos desde pequeños.

 

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