Los bebés lactantes suelen pasar la mayor parte del día en contacto con su mamá, por lo que la responsabilidad de su crianza suele recaer, en su práctica totalidad, sobre la madre lactante durante los…
En momentos de crisis es importante saber pensar a largo plazo. El denominado pensamiento catedral está relacionado con la capacidad de resiliencia y nos permite gestionar la frustración que sentimos ante lo que no sale como queremos en el presente.
De esta forma, podemos enfocarnos en la búsqueda de soluciones que nos permitan conseguir los objetivos a largo plazo, consolidándolos en el futuro.
El pensamiento catedral en la crianza
¿Y de qué nos vale esto en la crianza? ¿Qué aporta a la formación y el proceso madurativo de nuestros hijos e hijas? ¡Pues muchas cosas! Sin saberlo, estamos inculcando el pensamiento catedral cuando les enseñamos a aceptar que, por ejemplo, deben hacer los deberes antes que ponerse a jugar y, que si lo hacen, podrán jugar mucho más relajadamente y sin interrupciones después.
Es importante que los peques aprendan a perseverar en sus metas, pero también a posponerlas cuando las circunstancias no son propicias. ¿Otro ejemplo? Imaginaos el típico ejemplo de la niña que quiere tener un perrito pero es aún demasiado pequeña para hacerse cargo de él y nuestro ritmo de vida no nos permite complacerla… de momento.
La mayoría de las veces que decimos «no» a nuestros hijos podemos sustituirlo por un «quizás» y no estaremos faltando a la verdad, porque realmente un «no» tajante implica un «nunca», en tanto un «quizás» es mucho más fiel a la realidad ya que quizás nuestra hija sí pueda tener un perro cuando crezca y pueda cepillarlo y sacarlo a la calle a pasear ella misma, o nosotros tengamos más tiempo o un jardín para disfrutar de una mascota en la familia.
Ahora pensemos por un momento lo útil que puede ser para nuestros hijos e hijas aprender a practicar este enfoque en el futuro. Si nuestra hija nos planteara la posibilidad de que le dejemos tener un perro si demuestra ser capaz de ocuparse de él, quizás estemos criando a una adulta capaz de negociar con su jefe el liderazgo de un importante proyecto laboral, por ejemplo.
Qué es el pensamiento catedral
El pensamiento catedral define un pensamiento de largo alcance y bien cimentado. Su principal característica es que va más allá de la inmediatez a la hora de resolver un problema concreto. Se trata, en otras palabras, de una estrategia cognitiva para aprender a pensar mejor.
El psicólogo estadounidense e israelí Daniel Kahneman decía que “la inteligencia no implica solo saber razonar. Requiere saber enfocar la atención, hacer uso de la creatividad y estar abiertos a la experiencia”. El pensamiento catedral integra todos estos componentes.
Este modelo de pensamiento se enunció por primera vez en 2014 de mano del escritor Rick Antonson. La charla de Rick sobre Cathedral Thinking fue presentada en un una charla en las TED Conferences en Vancouver (Canadá). Su nombre está inspirado en las catedrales medievales, que eran proyectos que a menudo tardaban siglos en culminarse, pero que nunca se abandonaban.
Y es que, tal como dice Antoine de Saint Exupéry en Pilote de Guerre: “Una pila de rocas deja de ser una pila de rocas en el momento en que una persona la contempla, llevando en sí la imagen de una catedral”. Sin duda, en la realización del proyecto habrá contratiempos y obstáculos, pero gracias a la perseverancia y la creatividad en la búsqueda de soluciones, se puede llegar a culminar el objetivo o la meta final.
El pensamiento catedral se refiere precisamente a la capacidad de concebir y planificar proyectos con un horizonte muy amplio. Se trata de una interesante perspectiva, y un valor de vida tan enriquecedor como útil para nuestros hijos e hijas.
En momentos de crisis, lo mejor es aprender a pensar a largo plazo
Estudios como el realizado en la Universidad de Texas sobre la necesidad de promoción del pensamiento innovador, nos hacen reflexionar sobre la importancia de la capacidad de innovación como motor del progreso científico. Sin embargo, no capacitamos a nuestros estudiantes para pensar de manera creativa ni les alentamos a ello.
Así, es importante inculcar en nuestros hijos e hijas que en épocas de crisis es vital encender el motor de la mente innovadora capaz de aplicar el pensamiento catedral. De esta forma, les enseñaremos no solo a encarar de manera positiva los problemas puntuales a los que podrían tener que enfrentarse en algún momento de sus vidas, sino a impedir que reaparezcan en el futuro.
Por ejemplo, la mayoría de nosotros pensamos a corto plazo. Este es el motivo por el que buscamos soluciones a corto plazo a los problemas, según estos van apareciendo. Es decir, si tenemos un problema con nuestra pareja o en el trabajo, nos esforzamos por resolver ese problema puntual en ese momento concreto.
Pero rara vez se nos ocurre ir más allá, habilitándonos en una nueva competencia que permita que ese problema ya no vuelva a aparecer en nuestra vida. Yendo a terapia de pareja cuando aún nuestra relación es buena, o reciclándonos profesionalmente para desarrollar todas nuestras capacidades latentes y así desempeñar mejor nuestras funciones en el trabajo (o desempeñando nuevos puestos de trabajo).
Esto es precisamente lo que hace el pensamiento catedral, nos insta a hacer algo que tenga una visión a largo plazo. Sería como sembrar para recoger frutos más adelante, porque quizás ahora no estemos en posición de tener lo que deseamos. Más allá de resolver eso que nos molesta aquí y ahora, se trata de mirar en perspectiva y pensar en mejorar nuestra situación de manera más perdurable.
Si enseñamos a nuestros niños y niñas, por ejemplo, a guardar sus ahorros en lugar de gastárselos; podrán sacrificar esas chuches que hoy tanto les apetecen, por tener esa bicicleta con la que llevan meses soñando. ¿Veis las ventajas para todo el mundo? Por supuesto, el pensamiento catedral también exige una buena dosis de perseverancia, paciencia y gestión emocional.
De todo esto se ocupa la Disciplina Positiva. Si tienes dudas, quieres más información o necesitas asesoramiento profesional, en la Tribu CSC puedes consultar online a nuestro equipo de expertos/as en salud materno-infantil y crianza respetuosa.
Podéis descargar gratis la app de Criar con Sentido Común tanto para plataformas Apple como para plataformas Android, y tenéis una semana gratis para probar todas las ventajas de la membresía a la Tribu, realizar todos los cursos online disponibles y consultar a nuestros/as especialistas.
¿Cuándo es el mejor momento para inculcar el pensamiento catedral en nuestros hijos?
Podemos empezar a inculcar las bases del pensamiento catedral en nuestros peques a partir, aproximadamente los dos años de edad, cuando comienza la época de las temidas «rabietas». En el momento en que comenzamos a acompañar a nuestros hijos en su proceso de maduración emocional, y tratamos de inculcarles límites con firmeza y respeto.
Pensar que ahora quizás no puedan tener o hacer eso que tanto desean, pero que es mejor posponerlo para después disfrutar más y mejor de ello (siempre que sea posible, claro) es una perspectiva bastante más halagüeña para ellos que la total negación de sus necesidades y deseos, que solo puede conllevar frustración.
Y si les pedimos su colaboración en la búsqueda de soluciones cuando nos encontramos con un problema o un contratiempo, además de fomentar su sentido de pertenencia y hacer que se sientan útiles, estaremos contribuyendo a la construcción de una sana autoestima y una autonomía personal que es vital para su desarrollo emocional.
Juntos pensamos mejor. Esto es un hecho. La inteligencia colaborativa genera sinergias de muchos tipos, nos permite ganar en enfoques más amplios y en conocimientos más diversos. Pero, lo que es aún más importante, es que en ella encontramos una motivación que no siempre hallamos en soledad.
En momentos de crisis, pocas cosas resultan tan efectivas y poderosas como la colaboración conjunta de múltiples mentes orientadas en un objetivo común. Saber compartir y ser personas capaces de aportar nuevas ideas en unión con otras, es sinónimo de avance para poder alcanzar grandes objetivos.
El pensamiento catedral en la adolescencia
Por cuanto el pensamiento catedral se refiere a la capacidad de innovar con ideas sólidas y ser capaces de plantearnos perspectivas de futuro, la adolescencia es otro de los periodos vitales en los que este enfoque positivo y constructivo más va a ayudar a nuestros hijos e hijas.
La adolescencia es un momento de búsqueda del yo, de mirar hacia un futuro que tenemos por delante y que presenta, sin duda, un horizonte lleno de nuevos desafíos. Algo así nos obliga a pensar de manera diferente. No basta con solucionar los problemas que tenemos aquí y ahora.
Nuestros hijos e hijas tienen que tomar ahora decisiones que afectarán a toda su vida futura, como qué carrera o qué trabajo elegir. Necesitan tener claros sus valores y principios para ir más allá y asegurarse, no solo una satisfacción presente, sino también un bienestar futuro.
El pensamiento catedral es solo una propuesta, una herramienta para enseñarnos a enfocarnos en objetivos perdurables que dotan a nuestra vida de plenitud, y no solo de satisfacción inmediata. Pero resulta una idea especialmente inspiradora en el momento actual…
Vivimos en una sociedad orientada a satisfacer las necesidades del aquí y ahora. Somos impulsivos y nuestra mente se orienta casi siempre al corto plazo. Queremos el refuerzo rápido, la satisfacción inmediata y la solución instantánea. ¡Y además lidiamos mal con nuestras a veces poco realistas expectativas!
Sin embargo, tal vez sea necesario realizar cambios en nuestras estructuras mentales y empezar a pensar de manera diferente. Quizás sea el momento de esculpir ideas más sólidas, fundamentadas en valores personales y principios de vida, para asentar sobre ellas perspectivas de futuro más amplias y enriquecedoras.
Se trata, en definitiva, de no conformarnos con pequeños caprichos, sino imitar a los grandes arquitectos del medievo que erigieron en el pasado las maravillosas catedrales que nos acompañan en nuestro presente y que perdurarán toda nuestra vida.
0 responses on "Qué es el pensamiento catedral y cómo aplicarlo en la crianza"