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La jugadora de baloncesto, Antonella González, se hace famosa en las redes sociales por dar el pecho a su hija Madi, de 11 meses, durante un partido de la liga argentina: “Me tocaba ser madre antes que deportista. Que todas las madres sientan que se puede”.
El nombre de Antonella González se ha hecho conocido en estas últimas horas, al hacerse viral en las redes sociales una foto en la que amamanta a su hija Madi (11 meses) en el entretiempo del partido en el que su equipo, Tomás de Rocamora (Concepción del Uruguay), le quitó el invicto a Vélez en la Liga Femenina. La base, además de hacer de madre, jugó 25 minutos y aportó ocho puntos, tres recuperaciones, dos rebotes y una asistencia en la victoria de las entrerrianas por 61-44.
Rocamora se sorprendió con la viralización que alcanzó su foto dando de amamantar a su bebé en el entretiempo del partido de la Liga Femenina. Según la deportista profesional, las pasiones pueden coexistir:
“La verdad es que me sorprendió que algo tan natural para una madre como lo es amamantar generara tanta repercusión. Pero me alegra y me pone contenta que se nos vea, que se visualice algo así. Que esto sirva para las mamás que están ahí, indecisas, que piensan que después de un embarazo no se puede volver a la actividad, que crean que sí se puede”, declara Antonella González para Cancha Latina.
Anto, como la llaman cariñosamente sus compañeras, tiene 30 años y es una de las jugadoras más experimentadas del torneo local, que retornó tras más de un año de suspensión por la pandemia. Es, además, una de las históricas en el equipo de Entre Ríos.
“Mi madre también nos dio la teta en una cancha de baloncesto. Para nosotras es algo natural. Por eso me cuesta entender la dimensión que ha tenido esto. Pero bienvenida sea la circunstancia para visibilizar nuestra condición de madres, para acercarnos al profesionalismo y para tener unas condiciones más igualitarias con respecto a los hombres”.
En la actualidad, Antonella está viviendo el nuevo triple desafío de ser mamá, jugadora y profesional a la vez. Algo que, según sus propias palabras, es posible pero exige organización y ayuda:
«La decisión de volver a jugar con la llegada de Madi fue tomada en conjunto con el padre de mi hija. La verdad que es una movida importante y necesitaba el apoyo de todos y todas. Tanto de él, como de la familia. Tenía muchas ganas de volver a la actividad y la pandemia me ayudó a poder hacer las dos cosas: pude disfrutar de mi embarazo al máximo, de Madi cuando nació y después volver gradualmente a la actividad. Me costó organizarme un poco con todo, pero es posible si hay apoyo«.
Además, Antonella coordina el cuidado de su bebé con el desempeño de diversas actividades profesionales. Y es que compagina su labor de madre con los entrenamientos, los partidos y el trabajo:
«Por momentos hago malabares realmente. Corro de un lado al otro y ella, por suerte, va a la par mía. Es una niña muy buena que se adapta a todo, porque hay días en los que va conmigo a entrenar, otros se queda en la casa de la abuela o con las tías. Recalco siempre que es fundamental el apoyo y sostén de la familia, amigo y amigas. Sin ellos nada podría ser posible. Soy Licenciada en Psicomotricidad, así que también estoy trabajando como particular. Cuando estoy con pacientes ella se queda en la casa de los abuelos y abuelas, la bisabuela y la tía. La verdad es que tengo una red increíble«.
Madi y su madre no solo cuentan con el apoyo de su familia, también con el de sus compañeros-as de trabajo:
«El grupo es increíble y ella (Madi) es una más de nosotras. Todos son un poquito madres y padres, me dan una mano increíble, ya sea llevándola cuando bajamos de la trafic o ayudándome con los bolsos. Si bien mi otra hermana Vale, a quien de hecho le agradezco enormemente, me acompañó estos fines de semana para cuidarla, a veces es necesario una mano más y yo tuve muchas más que una. Por momentos solo necesitaba que se la llevasen a dar una vuelta para organizarme, y ahí estaban para eso. Son lo más».
La jugadora profesional se ha convertido en un ejemplo de que conciliar grandes pasiones, como maternidad y actividad profesional, es posible: «Madi es una de las personas más importantes de mi vida, ella vino a traer luz en un momento tan duro como una pandemia. Es una niña deseada, buscada, esperada y amada sobre todas las cosas».
El baloncesto, por otra parte, es otro de los grandes amores de su vida, al que tampoco renuncia: «El básquet corre por nuestra sangre. En casa se habla mucho del deporte. Es nuestra pasión y le tenemos un amor increíble, al igual que a nuestro amado Rocamora, así que imagínate, para mí jugar una Liga con estos colores es tocar el cielo con las manos».
Su familia al completo se ha volcado para que Antonella pueda conseguir su sueño y el de ser madre. Su hermana Laura es la entrenadora del equipo. Su otra hermana, Vale, trabaja en la comunicación del club y es su gran ayuda con Madi en las semanas de viajes y en los pabellones. Ella fue quien le avisó el domingo pasado de la demanda de la niña. Y Antonella acudió a amamantarla.
Aún no se recupera del asombro que le causa que se haya hecho tan famosa y viral una imagen que, manifiesta, debería ser lo más natural del mundo: “Es una imagen que no se suele ver en el deporte, pero para una madre es lo más natural y cotidiano del mundo. Da qué pensar, lo poco que se ve y lo mucho que nos impacta. Ojalá sirva para hacernos un poco más humanos. Y para que los contratos recojan la realidad de la vida”, añade Antonella González en declaraciones a El País. “Cuando Madi sea más grande le enseñaremos la foto que se ha hecho viral y los recortes de prensa que han guardado las abuelas”.
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