La relación que se establece entre una madre y su bebé a través de la lactancia materna es más que especial. Cuando les llega el momento de romper este vínculo (que no solo es físico,…
El 25 de noviembre se celebra el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Ojalá nunca, ninguna mujer, tuviera que plantearse cómo salir de una relación violenta. Nunca tuviera que leer estas líneas una amiga, una madre, una hermana… que está preocupada. Ojalá no existiera la violencia en ningún tipo de relación. Pero sabemos que por desgracia esto sigue ocurriendo cada día y es necesario que estemos informadas, empoderadas, para ayudarnos a nosotras mismas y a otras mujeres.
Aprovechando que hoy es el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, tratamos líneas fundamentales de reflexión sobre este delicado y doloroso tema.
Es vital, primero, identificar y reconocer los tipos de violencia más comunes en la pareja, así como las señales de microviolencia que muchas veces pasan desapercibidas. Una vez realizado este paso, llega el momento de verse reflejada en esa situación para poder cambiarla y nunca justificarla.
Por último, el gran paso de pedir ayuda, luchar para salir de esa relación de maltrato y dar el paso para recuperarnos y reencontrarnos con nosotras mismas. Jamás debemos consentir ningún tipo de violencia, ya sea verbal o física. Porque quien bien te quiere NUNCA te hará llorar.
En este link podéis encontrar una Guía de recursos sobre violencia doméstica con una lista global completa de organizaciones y centros de ayuda internacionales en todo el mundo.
Tipos de violencia
Mamen Bueno, psicóloga sanitaria y psicoterapeuta, miembro del equipo de expertos de Criar con Sentido Común, nos aclara que es fundamental saber diferenciar entre vehemencia y violencia. Mientras la primera tiene un carácter emocional, que proviene de la misma rabia o enfado ante un conflicto, pero que no es mala ni negativa; la violencia lleva implícita un deseo de dominación del otro, y sí tiene un claro carácter negativo y de abuso.
«Tendemos a confundir vehemencia con violencia y no son lo mismo. Esta confusión hace que veamos mal discutir y evitemos el conflicto a toda cosa, y al final esos conflictos se queden sin resolver», afirma Bueno. La violencia hacia otra persona es querer dominar al otro, es impedir que se exprese. La dificultad reside en que no siempre se realiza de una forma que podamos identificar. Pues no es necesario alzar la voz para ejercerla y no siempre conlleva agresión física.
Identificar los tipos de violencia es fundamental para reconocer si estamos siendo víctimas de ella y poder actuar en consecuencia. Tendemos a creer que solo existe la violencia física y esto es un gran error que, además, impide a la mujer verse como una víctima cuando realmente lo es y, por ende, le será más difícil pedir ayuda.
Violencia económica
Esta es un tipo de violencia que está profundamente invisibilizada y, por lo tanto, sus efectos no se tienen tan en cuenta o no son tan evidentes como, por ejemplo, en la violencia física. En este tipo de violencia existe un control económico hacia la otra persona.
Quien la ejerce quiere tener el poder sobre todo lo relacionado con lo económico. Puede existir también apropiación de bienes, así como una exigencia de rendición de cuentas, prohibición de realizar compras (necesarias o no), control de ingresos, prohibición de sacar dinero o llevarlo encima, etcétera.
El hombre alega cosas como «no sabes comprar», «gastas mucho», «los números no se te dan bien»… Y hablamos de hombres porque las estadísticas demuestran que este tipo de violencia tiene un carácter machista en la gran mayoría de los casos. El objetivo final de la violencia económica es dejar a la mujer sin recursos, coaccionando su economía y generando dependencia hacia el que la ejerce.
Violencia psicológica
Por violencia psicológica entendemos toda aquella que se articula contra la otra persona para controlarla, hacerla sentir dependiente y débil y separarla de su entorno familiar y social, evitando así que pueda expresar lo que le ocurre y pedir ayuda.
En este tipo de violencia entrarían los celos patológicos, el acoso, la ridiculización, la humillación… que acaban por romper la identidad de la mujer, que termina creyendo que no vale para nada y que depende totalmente de su agresor.
«La violencia psicológica provoca un gran agotamiento físico y mental para quien la padece, pues vive en un constante ejercicio de justificación, de tener que defenderse para que la otra persona no se enfade. Llega a ser agotador vivir bajo el manto de la violencia psicológica», sostiene la especialista.
Violencia física
La violencia física es la que más interiorizada tenemos y más fácil nos resulta identificar. Son acciones que se dirigen contra la integridad física de la otra persona. Desde un empujón, a romper objetos, golpes, quemaduras, heridas… Todas son acciones violentas que jamás debemos justificar ni ignorar.
«Si se recurre a la violencia física es que hay un problema del mundo emocional de esa persona, por lo que necesita ayuda, pero en ningún caso se justifica«, dice Bueno.
Violencia sexual
Si pensamos en violencia sexual, lo primero que probablemente nos venga a la mente es la violación, que por supuesto está incluida en este tipo de violencia, pero no es la única. Cuando una mujer acepta a mantener relaciones sexuales con su pareja porque esta ha ejercido presión de algún tipo, bien con las palabras, bien realizando tocamientos no consentidos explícitamente, también lo consideramos violencia sexual.
Puede ocurrir también que aún habiendo consentido una relación sexual, el hombre realice una serie de acciones que no se han hablado ni, por tanto, consentido. Por ejemplo, quitarse el preservativo sin preguntar en el transcurso del acto sexual o cualquier acción que no haya sido consultada ni consentida.
Los cuatro tipos de violencia no son excluyentes, sino que suelen suceder de forma simultánea en una relación de maltrato. La mayoría de maltratadores físicos también lo son psicológicos. Una gran parte, también ejerce violencia económica y en la mayoría de los casos, existe violencia sexual.
Violencia contra los hijos e hijas
«Hay que tener muy en cuenta que los hijos e hijas de mujeres maltratadas son también receptores directos de la violencia contra la madre. Aunque ellos no reciban ningún golpe, lo ven y lo perciben, algo que les produce angustia y frustración, que deriva en numerosos problemas», advierte Bueno.
Hay una evidencia muy clara al respecto, y es que los estudios psicológicos a lo largo de la historia nos han demostrado que un altísimo porcentaje de maltratadores, han sido niños maltratados o niños espectadores de violencia machista. Esto ocurre, en gran parte, porque cuando lo han vivido en su infancia lo normalizaron, lo interiorizaron y lo tomaron como modelo.
La aceptación de la realidad
Muchas veces nos preguntamos por qué las mujeres que viven una situación de violencia machista soportan día tras día esa terrible realidad. Y lo cierto es que entran en juego varios factores de vulnerabilidad:
- El sexo, casi el 90% de las víctimas en las parejas es mujer.
- La sociedad y los roles, que continúan colocando a la mujer en una posición de vulnerabilidad.
- Factores personales, familiares y demográficos.
- Traumas previos.
- Complementariedad psíquica a la hora de elegir pareja.
- Falta de autoestima, confianza en una misma, hiperexigencia, culpa o vergüenza.
«No hay una vacuna que nos inmunice, hay factores de vulnerabilidad que pueden hacer que cualquiera de nosotras nos veamos inmersas en una situación de maltrato«, dice la experta.
Muchas veces, además, el agresor culpa a la víctima de la situación de violencia: «mira lo que me has hecho hacer», «tú me has hecho estallar», «sabes cómo me pongo cuando tú esto o lo otro»… La consecuencia, por increíble que pueda parecernos desde fuera, es que muchas mujeres terminan por creer que realmente son culpables de ser maltratadas. Es absolutamente terrible.
Si tú, que estás leyendo esto, te identificas con cualquiera de los tipos de violencia que hemos hablado, es urgente que des un paso adelante para reconocer y poner fin a esa situación de maltrato machista. Nunca jamás justifiques ningún tipo de relación que te haga daño, que te menosprecie, te haga sentir pequeña y te haga sufrir.
Si sufres violencia, sea del tipo que sea, tú eres una víctima. Busca información sobre cómo salir de una relación violenta y no consientas el maltrato contra tu persona ni un minuto más.
Recursos y acciones a tomar para salir de esta relación
Hay diversos recursos para tomar conciencia de una situación de violencia machista y comenzar el camino del fin de esa situación:
- Escribir sobre ello, por ejemplo, en un diario. Eso te ayudará a identificar esa situación, verte reflejada en ella y ser consciente de la realidad.
- Informarse para empoderarse. Abogados, asociaciones de mujeres, el teléfono gratuito 016 o el Instituto de la mujer son algunos de los recursos por los que podemos comenzar.
- Sociabilizar y empezar a contarlo. Una de las peores situaciones a la que nos expone la violencia machista es el aislamiento. En este punto, hay que buscar espacios donde compartir experiencias, pedir consejo a especialistas y conectar con otras mujeres que, por desgracia, hayan pasado por una situación parecida.
- Pedir ayuda psicológica y/o psiquiátrica.
«El único responsable de la violencia es el que la ejerce. La violencia nunca es justificable. No hay nada malo en ti, pide ayuda, que con ayuda se sale«, afirma Mamen Bueno, a la que podéis consultar online vuestras dudas, temores y preocupaciones sobre este tema en la Tribu CSC.
Veo a diario este tipo de publicaciones y con mucha pena se ve claramente que siempre la escriben asumiendo que quien recibe la violencia es una mujer, debo aclararles que 3so es falso, muchas mujeres practican la violencia contra los hombres y los hijos y nunca nadie habla de aquello, la he vivido en carne propia y miembros de mi familia tambien. Es lamentable que quienes es escriben continuen manteniendo la discriminacion de genero sin darse cuenta. Creo que debiesen revisar mejor sus publicaciones, una desilucion para su web que sigo constantemente.
Muy buenas. Siento que haya tenido que vivir una experiencia como la que cuenta. Creo que en el artículo y en el seminario, encontrará información que le podría ser útil. Los pasos a seguir son válidos tanto para mujeres como para hombres. Por economía del lenguaje, intentamos hablar en genérico, o en función de la mayoría de las personas que nos siguen. En este caso, la mayoría son mujeres. Nos halaga que haya hombres como usted que nos siguen. Pero desgraciadamente, todavía hay demasiados hombres que delegan estos temas en la mujer.
La mujeres llevamos toda la vida intentando hacer nuestros, discursos puestos en masculino en aras de la economía del lenguaje. Así lo hemos aceptado en muchos casos. Pero creemos que si la inmensa mayoría de nuestras seguidoras son mujeres, nos parece más respetuoso hablar en femenino la mayoría de las veces. Creemos que en este caso, que no supone mucho esfuerzo, intentar sentirse incluido, si las medidas a adoptar y el contenido podría serle útil.
No obstante, en este tema en concreto concreto, sintiendo mucho su situación, una situación en la que nadie debería verse involucrado, y en las que le manifestamos nuestro apoyo y respeto, las cifras oficiales, como las del Consejo General Judicial, indican un mayor prevalencia de la violencia del hombre hacia la mujer, en casos de violencia de pareja.
No obstante, le animamos a ver si la información vertida en este artículo, más allá del género en el que esté escrito, le sirve y le es útil. De no ser así, nos gustaría que nos hiciera llegar sus sugerencias, o temas que crea que se adaptan a su situación y necesidades, para poder realizar artículos en los que se pueda sentir más identificado.
Un cordial saludo.
Hola. Al igual que el comentario anterior, también me ha llamado la atención el hecho de que sólo se hable de la violencia hacia la mujer. Cada vez se están dando a conocer más a menudos los casos de violencia hacia los hombres, particularmente usando violencia no física aunque también en algunos casos.
Es por ello que me he dirigido directamente a la sección de comentarios. Aunque históricamente la estructura familiar era distinta, delegando la mayoría de los casos al cuidado del hogar y de la familia a la mujer, es un rol que a día de hoy está más equilibrado, habiendo muchos casos en los que los hombres adoptamos dicho rol, especialmente en el cuidado de los hijos.
Siento disentir también sobre el razonamiento de usar el femenino en el artículo. Podemos sentirnos incluidos ignorando el sesgo, pero eso no quita una opinión machista, al generar una desigualdad basada en el género, excluyendo una parte de la sociedad, que en muchos casos son padres, parejas, hijos, sobrinos, etc.
Sinceramente, valoro algunos de los artículos de la página, y estoy seguro que aunque no se pronuncien, hay muchos hombres entre vuestros lectores, así que sería de agradecer una rectificación en futuros artículos y opiniones.
Un saludo,
Hola, quiero dejar constancia igualmente de mi desaliento ante las típicas intervenciones de hombres en este tipo de artículos, equiparando cualquier tipo de violencia que se pueda dar con la violencia de genero. Que existe violencia de profesores a alumnos en algún caso? Sí. Que existe violencia de las fuerzas del orden hacia detenidos en algún caso? Sí. Que existe violencia de mujeres hacia hombres en la pareja? La hay. En proporciones infinitamente menores que en el caso contrario, como dicen las estadísticas. Hay muchas formas de violencia, pero estos artículos tratan sobre un concepto que es la violencia de genero, entendida como la violencia que tiene como raíz la desigualdad estructural derivada de los roles que a cada ser humano se le asignan en función del género con el que ha nacido o se le identifica. A partir de esta estructura sucede toda esta violencia y desigualdad que en muchas ocasiones es incluso invisible para las propias mujeres. Muchas mujeres creen que lo que les sucede es lo que les corresponde por ser mujeres. Si eres mujer te pintas los labios y te pones tacones ( o esto lo haces si eres «más» mujer o si siendo hombre pretendes disfrazarte como una), si eres mujer, cuando vas en coche con tu pareja masculina entonces lo habitual es que él conduzca y tú te sientes en el asiento del copiloto, si eres mujer un hombre que no te interesa nada, ni conoces, podrá comentar a tu paso si en su opinión tú eres guapa o fea o lo que haria contigo, etc y claro, eso está bien y a cualquier «mujer muy mujer» le debería subir la autoestima recibir esas valoraciones por la calle o, al menos, callarse y recibirlo con humor, que es lo que hay que hacer. Y estás son cosas «pequeñas», o cosas a consecuencia de las cuales no se va a ver afectada en exceso tu integridad moral o física, pero desde estas «pequeñas» cosas y si somos capaces de observar con perspectiva de género y de desigualdad en los roles atribuidos, podremos llegar a observar infinidad de atentados desde el plano psicológico en el seno de muchos hogares, hasta el físico o incluso los asesinatos que aparecen en la prensa; estos últimos tan solo la punta del iceberg.
Cuando se habla de violencia de genero es de todo esto de lo que se habla, no de los otros tipos de violencia que puedan existir. Nadie va a lograr silenciar nuestro discurso.