Sin embargo, el cambio de hora es una costumbre anual. Esta afecta a todos los niños y personas mayores, que muestran mayor sensibilidad ante este tipo de cambios en sus rutinas habituales. Generalmente, les provocan trastornos del sueño, aunque afortunadamente es un trastorno temporal, ya que los más pequeños suelen recuperar su ritmo habitual a los dos o tres días .
Conviene saber cómo afecta a los niños el cambio de hora y reduce su impacto, ya que los trastornos del sueño que pueden afectar a los niños, también afectarán al descanso de toda la familia, que probablemente sufrirá los efectos negativos del cansancio y falta de sueño de los más pequeños.
Cada primavera y otoño todos tenemos que adaptarnos al denominado cambio de hora , que supone el adelanto o atraso de una hora. Se realiza el último domingo de octubre (el cambio horario de invierno) y el último domingo de marzo (el de verano) y su objetivo es reducir el consumo global de energía intentando hacer coincidir la jornada laboral con las horas de luz. Se trata de una medida internacional que adoptan todos los años unos 70 países en todo el mundo. En la Unión Europea, se han unificado los días en los que se va a realizar el cambio de horario para todos los países.
Cómo puede afectar a los niños el cambio de hora
Se ha demostrado que los ajustes horarios que se llevan a cabo en verano y otoño producen un impacto real en la salud de las personas. Por ejemplo, alteran los niveles hormonales, provocan más ataques al corazón, así como enfermedades digestivas e inmunológicas en la semana siguiente a producirse. También se ha comprobado que aumentan el riesgo de accidentes automovilísticos.
Durante días, los peques pueden manifestar estos síntomas incómodos como dificultad para conciliar el sueño, agotamiento durante el día, quedarse dormido en momentos inapropiados, dormir demasiado o conductas anormales durante el sueño .
También puede generar en los niños problemas de atención, irritabilidad, enfados injustificados, cansancio y desánimo . Al descansar mal por las noches, es habitual que estos trastornos se manifiesten en las primeras horas de la mañana , por lo que a los niños y adolescentes les puede costar construir en la jornada escolar. Un déficit de horas de sueño puede influir negativamente en el rendimiento escolar, la puntualidad y el nivel de atención .
A esto hay que añadir los cambios hormonales unidos a la menor o mayor luz solar que se recibe durante el día, lo que influye en el nivel de melatonina que segrega nuestro organismo. El aumento en la concentración de melatonina produce somnolencia , mientras que su descenso produce insomnio .
La melatonina, a su vez, se relaciona directamente con la «hormona de la felicidad»: cuanta más melatonina, menos serotonina y viceversa. Así que cuanto antes mitiguemos los efectos del cambio de hora, menos tiempo afectará este cambio a nuestros hijos. La solución es prepararles con antelación. A continuación os damos unos sencillos consejos para lograr cuanto antes la adaptación de los niños al cambio de hora.
Consejos para que no afecte a los niños el cambio de hora
Para contrarrestar estos efectos negativos, la Asociación Española de Pediatría recomienda “preparar a los niños unos días antes realizando una adaptación lenta y progresiva al nuevo horario. Así, se aconseja ir adelantando o atrasando en los días previos unos 15 minutos la hora de comer, la de estudio, así como el momento de acostarse y de levantarse”.
1. Adelantar todas las rutinas en casa
Para que el cambio de hora no sea tan drástico para los más peques de la casa, es conveniente empezar a prepararles unos días antes. Para ello, podemos adelantar todas sus rutinas diarias 15 minutos. Por ejemplo, se puede adelantar la hora a la que les despertamos, la de las comidas o la de ir a la cama. Así nuestros hijos se irán adaptando paulatinamente al cambio horario.
2. Impulsar la actividad física
Si favorecemos la actividad física desde la semana de antes y hasta la semana después del cambio horario (aplicando una rutina moderada que vaya de media a una hora de actividad diaria), ayudaremos a nuestros hijos/as a combatir la dificultad para dormir y la falta de energía mediante la estimulación del ritmo cerebral.
A esto hay que sumar la liberación de endorfinas, sustancias químicas que se liberan al hacer deporte y que incrementan la sensación de bienestar. Pero cuidado, porque es importante elegir bien el deporte más adecuado según la edad de nuestros hijos/as.
3. Alimentación equilibrada y energizante
Cuidar la alimentación en periodos de transición horaria es un punto clave, ya que lo que comemos tiene una relación directa con nuestro nivel de energía y nuestro estado de ánimo. Es recomendable procurar una dieta sana y equilibrada a la que podemos añadir alimentos energizantes. Algunos de ellos son los frutos secos, el plátano, los huevos, la avena, las espinacas, los higos y la patata.
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