A pesar de los temores de los padres, un tiempo prudencial frente a una pantalla no parece tener un impacto abrumadoramente negativo en el desarrollo de los niños en edad preescolar, sugiere una nueva investigación.…
Este post se publicó originalmente el 08/04/2021 y ha sido actualizado en fecha 22/09/2024
La exposición de los niños a las pantallas tiene consecuencias (según algunos estudios, incluso interfieren en el desarrollo cognitivo y también generan problemas físicos). Pero, ¿sabemos qué ocurre cuando los menores usan las pantallas antes de dormir?
Las pantallas forman parte de nuestro día a día. Las utilizamos continuamente y es normal que en muchas casas convivan la televisión, el móvil, el ordenador, la tablet y el libro electrónico. Por eso, y porque no podemos obviar sus efectos, es necesario establecer normas para que se utilicen de forma responsable.
Dispositivos electrónicos y alteraciones en el sueño
La ciencia ha estudiado cómo el uso de pantallas afecta en general a los niños y niñas. Algunos de ellos relacionan el exceso de televisión con un avance más lento en el aprendizaje de los niños, y apuntan a que el uso de otros aparatos tecnológicos afecta a su desarrollo.
También se ha analizado cómo perjudica al sueño infantil. En concreto, en 2017 la Universidad de Londres publicó un estudio centrado en niños menores de tres años. Según esta investigación, en la que se tomaron datos de 715 menores de Reino Unido, no solo tardaban más en conciliar el sueño, sino que además por cada hora diaria que pasaban frente a una pantalla, reducían 26 minutos el sueño nocturno.
Otro estudio de 2016, en el que se revisaba más de una veintena de investigaciones previas (que englobaba a más de 125.000 menores) y que lideró el profesor del Instituto de Psicología, Psiquiatría y Neurociencia del King’s College de Londres, Ben Carter; también apuntaba en ese sentido. Los menores que utilizan pantallas antes de dormir tienen más del doble de riesgo de dormir un tiempo insuficiente en comparación con los que no lo hacen. Además, esa interacción afecta a la calidad del sueño y provoca somnolencia diurna.
Todavía hay dudas de qué mecanismos provocan esos efectos negativos e incluso hay investigadores que aseguran no hay pruebas de que haya un impacto significativo (Estudio Universidad de Oxford publicado por The Journal of Pediatrics).
«Es posible que el uso de pantallas quede diluido porque estamos expuestos continuamente a muchas luces artificiales que dan una información errónea al cerebro y provoca conflictos circadianos. Pero eso no significa que no interfieran en el sueño infantil porque la experiencia me confirma que cuando hay algún problema; si se quitan las pantallas, se usan luces más anaranjadas y se interviene, las cosas mejoran», indica la experta en sueño infantil y autora de Dormir Sin Llorar Rafaela López.
Como afecta el móvil al sueño de los niños
Tanto la luz solar como la artificial afectan a la producción de melatonina, una hormona que se produce en nuestro cerebro y regula los ciclos de sueño y vigilia. Activa una especie de reloj interno que nos indica cuándo es de día y cuándo de noche.
«La luz que emite las pantallas es azulada -indica la pediatra de CSC, Gloria Colli– que es de las que más interfieren en este proceso». A ello se suma el hecho de que los niños y niñas «tienen las pupilas más grandes y las lentes más transparentes», por lo que la luz de la pantallas penetraría más.
Esto explicaría que el uso de pantallas antes de dormir interfiere en el sueño de los menores de manera más intensa. «Si se compara el efecto de la luz en los adultos y niños, la supresión de melatonina es prácticamente el doble de intensa en estos últimos», subraya Gloria Colli. «Es más, mientras un adulto puede dormir con luz ambiente, los niños no. La luz dificulta el sueño infantil o este es de peor calidad«.
Esta luz azul está presente en la mayoría de los dispositivos electrónicos que utilizamos en nuestro día a día: en las pantallas del ordenador, del móvil, de la tablet… Sin embargo, según explica Rafaela López el libro electrónico «no es tan nocivo porque tiene lo que se llama tinta electrónica, y el sistema de retroalimentación de la pantalla no es como el de un móvil porque no necesita paleta de colores sino que es en blanco y negro».
Dispositivos electrónicos y trastornos del sueño en adolescentes
Muchos de los estudios que relacionan los estudios sobre el binomio pantallas y problemas de sueño prolonga su análisis a los adolescentes. El 80% de los jóvenes consultan el móvil antes de acostarse y esta costumbre es más acusada en las chicas. Es un dato extraído de un estudio de enfermeras del Servicio de Neumología del Hospital Mancha Centro de Alcázar de San Juan en Castilla La Mancha.
En concreto, Eugenia Núñez, Sonia Almodóvar y Estefanía Castellanos, autoras del estudio, recogieron muestras de 244 adolescentes de entre 12 y 18 años. Se tuvieron en cuenta variables sociodemográficas, hábitos de ejercicio, consumo de tabaco, alcohol y uso de nuevas tecnologías. El informe concluye que más de un tercio de los encuestados tenía trastornos de sueño, principalmente en las chicas (44,7% frente al 28,8% de chicos).
Las investigadoras reconocen que las alteraciones del sueño en los jóvenes tienen un origen multifactorial. Sin embargo, el uso del móvil acostado y sin luz duplica el riesgo de sufrir trastornos en el sueño, al igual que lo hacen otros hábitos no saludables como el consumo de alcohol. No obstante, hay que subrayar que el reloj circadiano de los adolescentes está algo retrasado. Es algo natural que genera más de un conflicto con los horarios del instituto. Las pantallas, por tanto, «incidirían más» en ese retraso fisiológico de su ritmo circadiano y de la producción de melatonina, puntualiza Rafaela López.
Recomendaciones de la OMS y asociaciones de pediatría frente al uso de pantallas antes de dormir
Las investigaciones científicas son la base para que muchos organismos internacionales recomienden un uso controlado de las pantallas. Lo recoge, por ejemplo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) dentro de sus directrices para reducir el sedentarismo y facilitar la actividad física y el sueño.
En estas recomendaciones los expertos aconsejan que los menores de cinco años no utilicen pantallas más de una hora al día. Además de las consecuencias para el sueño, el uso de pantallas provoca que los niños hagan menos ejercicio y aumente la obesidad en edades tempranas.
La Academia Americana de Pediatría apuesta por que el tiempo de las pantallas esté supeditado al resto de actividades diarias de los más peques. De hecho, su recomendación es que los bebés y niños de menos de dos años no deberían tener acceso a aparatos electrónicos (ni siquiera la televisión). Y diferencia por edades:
- Menos de dos años: nada de pantallas.
- De 2 a 5 años: entre media y una hora al día.
- Entre 7 y 12 años: una hora con adultos y nunca en horarios de comidas.
- En la franja de 12 a 15 años: de hora a hora y media y prestando atención (los adultos) a las redes sociales.
- Más de 16 años: dos horas y ninguna pantalla o dispositivo en sus dormitorios.
La Asociación de Pediatría de Francia es incluso más restrictiva:
- Hasta los 3 años: sin acceso a pantallas.
- A partir de los 6 años: videojuegos apropiados a su edad (y según su madurez). Hay que tener en cuenta que el uso temprano de videojuegos puede afectar a al desarrollo de la psicomotricidad y al aprendizaje tridimensional.
- A los 9 años: se les puede permitir navegar por internet (con supervisión adulta).
- A partir de los 12 años: redes sociales.
En España la Asociación Española de Pediatría ha realizado revisiones de una decena de estudios. Su conclusión es que «no es aconsejable» el uso de dispositivos multimedia una hora antes de acostarse. Se incluso se debería evitar, incluso, la presencia de pantallas en las habitaciones de los niños.
¿Qué debemos hacer para que el uso de pantallas no interfiera en el sueño infantil?
Lo cierto es que las recomendaciones de estos organismos deberían ser una guía para las familias. No hay por qué cumplirlas rígidamente. Cada núcleo familiar debería establecer sus propios criterios teniendo en cuenta esos consejos. Y es que, estemos a favor o en contra, las pantallas forman parte de nuestra vida. Nos proporcionan entretenimiento, aprendizaje, herramientas para comunicarnos, trabajar, estudiar e incluso permiten la socialización en época de coronavirus.
En el caso del uso de pantallas antes de dormir, Rafaela López sugiere que se preste atención e identifiquen los problemas derivados de ello. Y sí están provocando trastornos de sueño, recomienda, por un lado, evitar luces brillantes y pantallas «dos horas antes de dormir» (y menos con niños pequeños). Por otro, en caso de que se usen luces artificiales, «probar con luces anaranjadas, similares a la puesta de sol». «Según mi experiencia, es un aspecto que facilita el momento de irse a la cama». Y probar estos cambios «durante al menos un mes».
Si tienes más dudas, en la Tribu CSC cuentas con un equipo de expertos/as que pueden ayudarte a resolverlas. Entre ellos, se encuentra la especialista en sueño infantil Gemma López.
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3 responses on "Pantallas y sueño infantil: ¿Cómo afecta el uso del móvil o la tablet a los niños antes de dormir?"