Si tienes más de un hijo esta pregunta no te sonará raro... Seguro que en algún momento te lo has planteado y acto seguido te has sentido fatal ¿verdad? Pues te voy a decir que…
Mi peque tartamudea, ¿es normal? Siento decirte que la respuesta no es sencilla porque puede que sí o puede que no. Así que lo mejor es que vayamos por partes.
Y, aprovechando que el 22 de octubre es el Día Internacional de la Tartamudez, vamos a explicar las causas de este trastorno y cómo debemos tratarlo, paso a paso.
Tartamudez infantil: Causas
Tu peque de tres años empieza a tartamudear. Cada vez que te cuenta algo observas cómo repite sílabas o palabras, se bloquea, alarga algunos sonidos… Y surge la duda: ¿Será tartamudo? ¿Se le pasará?
Incluso puede que hayas intentado encontrar una explicación como “será que ha nacido su hermanito”, “será que ha empezado el cole”, “será que se asustó con un perro”… Es aún frecuente encontrar incluso profesionales que atribuyen el tartamudeo o disfemia a causas psicológicas.
Sin embargo, los estudios más recientes en neurociencia demuestran que el origen de la tartamudez es neuro-motor. Sin ánimo de ponerme muy técnica, diríamos que existen fallos en la zona encargada de la organización de los movimientos del habla.
Al no llegar de forma correcta la orden que sale de las áreas motora y premotora del cerebro, aparecen contracciones o espasmos involuntarios en el aparato fonador, produciendo repeticiones, bloqueos, prolongaciones, etc.
¿Por qué aparece entre los dos y los cinco años?
En esta etapa se produce una gran eclosión lingüística y eso hace que se necesite una mayor precisión de los movimientos necesarios para coarticular el lenguaje. Si lo piensas, el lenguaje oral es una cadena, una secuencia de sonidos continua. Y es entonces cuando puede aparecer el tartamudeo.
¿Debemos preocuparnos? Sí y no. Yo diría que más bien debemos ocuparnos porque puede que estemos ante una tartamudez de tipo evolutivo temporal o, por el contrario, de una tartamudez persistente, es decir, los niños que en el futuro serán adultos tartamudos o disfémicos.
La dificultad radica en que son entidades diferentes pero con características comunes, por lo que es importante consultar con un logopeda para que pueda realizar el diagnóstico diferencial teniendo en cuenta el tiempo de evolución, la frecuencia de las disfluencias o tartamudeos, el tipo de disfluencias, si hay presencia de gestos asociados, conductas de evitación, etc.
Si las disfluencias son de tipo evolutivo temporal, pueden necesitar un poco de ayuda y algunas pautas pero terminarán por remitir. Pero si las disfluencias son de tipo tartamudez persistente, necesitarán intervención logopédica con el peque, la familia y, si es posible el centro escolar; y no remitirán de forma completa.
Delimitar si nuestro peque pertenece a uno u otro grupo pasa por analizar tanto los factores de riesgo como ser varón, antecedentes familiares, dificultades fonológicas o velocidad de habla elevada, como por recoger varias muestras del lenguaje para analizar el tipo de disfluencias, si hay gestos asociados, etc.
Por tanto, es importante consultar e intervenir de manera temprana para poder tener a favor la plasticidad neuronal. Pero, ¿qué podemos hacer nosotros si nuestro peque tartamudea?
¿Qué puedo hacer si mi hijo tartamudea?
Lo primero es no hacerle llegar mensajes como “arranca”, “no te pongas nervioso” o “tranquilo”. E intentar que nadie de su entorno los envíe.
Recordemos que el origen no es psicológico así que es posible que no esté nervioso. Sin embargo, aunque el origen es neurológico, sí es cierto que el entorno puede influir negativamente agravando los síntomas. Por ejemplo, es más fácil que tu peque tartamudee más si tiene que hablar en público que si te está contando algo en una situación privada y relajada.
En este punto, es importante acompañar a nuestros peques si van enfrentarse a situaciones que puedan hacer que aumenten los tartamudeos.
Debemos darles un modelo de habla lento y suave y recordarles que ellos también deben hablar despacio, suave y bajito, no silabeando porque esto implica hacer cortes bruscos y repeticiones que es precisamente lo que queremos evitar.
También es importante que prestemos más atención a lo que dicen que a cómo lo dicen y darles tiempo para expresarse sin terminarles las frases excepto si nos piden ayuda. Y, por su puesto, no reñir ni poner caras raras cuando nos hablan.
Cuando hablemos con un peque que tartamudea debemos intentar que la conversación esté basada más en comentarios que en preguntas y no amontonar una pregunta detrás de otra, es decir, si le recogemos del colegio tenemos que evitar que al salir digamos “¿qué tal te lo has pasado? ¿habéis salido al patio?¿ha ido tu amiga Paloma?” Si acumulamos preguntas nuestro peque no tendrá tiempo para ordenar las respuestas (ten en cuenta que son hablantes noveles) y además aprenderá que tiene que hablar rápido.
A menudo, la tartamudez puede afectar a la autoestima de los peques. Es importante observar si comienzan a evitar situaciones y/o personas, si hay tensión muscular o gestos asociados, frustración o enfado y buscar ayuda si es necesario para que no se resienta su autoestima y poder trabajar la confianza y la aceptación.
Como veis, la tartamudez es compleja y variable así que, aunque puede que el tartamudeo de tu peque sea temporal (de hecho es lo más frecuente) es importante consultar con un experto para que os informe de manera adecuada y os dé pautas que os sirvan de guía con el fin de tener una comunicación eficaz, respetuosa y saludable. En la Tribu CSC estamos el equipo al completo de profesionales de Criar con Sentido Común para ayudaros en cualquier duda u obstáculo que pueda surgir en el desarrollo o la salud de vuestros peques.
Por si le puede servir a alguien que esté pasando por esta situación, mi peque al poco tiempo de ir el cole empezó a tartamudear, ella siempre había hablado más o menos bien, pero de repente…como que quería hablar muy rápido y no podía.
Lo que se me ocurrió antes de hablar con la tutora o con algún especialista en logopedia fue decirla que no tuviera prisa para hablar, que su cerebro iba más rápido que su lengua, y que la pobre lengua no podía contar todo tan rápido… y ¡funcionó! al poco tiempo se acabó la tartamudez.
Muchas gracias por vuestro fantástico trabajo.
Hola! Mi hijo empezó a tartamudear con 2 años y medio. Le costaba arrancar, repetía sílabas…y a los 3 meses o así casi le.desapareció, lo hacía picas veces. Pero ahora, un mes después, ha empezado otra vez a tartamudear mucho. Cuando está jugando sólo, normalmente no lo hace. Le pasa más a menudo cuando quiere contar algo. Qué puedo hacer? Conocéis algún logopeda en Pamplona? Muchas gracias