Qué son los angiomas en el recién nacido

Alrededor de un 10% de los bebés tienen angiomas durante su primer año de vida. Pero ¿sabes qué son los angiomas en el recién nacido? Te explicamos por qué aparecen y su tratamiento.

Aunque durante años se han relacionado las manchas en la piel de los bebés a los antojos alimenticios no satisfechos de sus madres durante el embarazo, la realidad es que no existe tal relación.

¿Qué son los angiomas en el recién nacido?

Los angiomas en el recién nacido o hemangiomas infantiles no son más que manchas generalmente rojas en la piel de los bebés provocadas por aglomeraciones de vasos sanguíneos que crecen irregularmente. No suelen ser apreciables en el momento del nacimiento, sino que aparecen poco después, durante las primeras semanas de vida. Además, afectan en mayor medida a las niñas, a los bebés prematuros o con bajo peso al nacer y también son comunes en embarazos múltiples.

Normalmente, estos tumores benignos son pequeños y solitarios. De hecho, solo en un 20% son lesiones múltiples. Aunque pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo, lo más habitual es que estén en la cabeza, el cuello y la nuca (60%), junto al tronco, las extremidades y la zona perineal.

Existen varios tipos de angiomas en el recién nacido y se pueden clasificar en dos grupos. En función de la profundidad de los vasos afectados o bien según el patrón de forma-distribución.

Según la profundidad de los vasos

En función de la profundidad de los vasos sanguíneos, podemos encontrar angiomas superficiales o angiomas profundos:

• Angiomas superficiales. Son pápulas, placas o tumores que se caracterizan por un color rojo brillante. La superficie puede ser lisa o lobulada y están localizados en la dermis más superficial.
• Angiomas profundos. Se trata de tumoraciones azuladas o con color piel que no se pueden comprimir. Suelen estar localizados en la dermis profunda y el subcutis. Además, los vasos sanguíneos pueden ser visibles a través de la piel.
• Angiomas mixtos. De color rojo por la parte superficial, los angiomas mixtos suelen presentar volumen por la parte profunda. Están localizados principalmente en la dermis y el subcutis.

Según patrón forma-distribución

• Angiomas localizados. Suelen ser redondos y estar bien delimitados. Los angiomas localizados son los más frecuentes y los que menos riesgos tienen de sufrir complicaciones o necesitar tratamiento.
• Segmentarios. Presentan bordes geográficos y tienen un patrón de distribución de las unidades de desarrollo embrionario. Este tipo de hemangioma infantil suele presentar más complicaciones.
• Indeterminados. Intermediario entre localizado y segmentario.
• Multifocales. Son hemangiomas focales múltiples. Pueden ser solo cutáneos o existir en otros órganos internos.

¿Cuándo desaparecen los angiomas en los bebés?

Según la Asociación Española de Pediatría, solo un 1% de los angiomas en el recién nacido presentan riesgos. Generalmente, son benignos y suelen desaparecer por sí solos a lo largo de los primeros años de vida. Lo hacen sin dejar rastro en el 95% de los casos, especialmente si no son muy profundos ni grandes.

Así, bastará con visitas regulares al pediatra para seguir su evolución. Sin embargo, en otras ocasiones sí será necesario el uso de fármacos, láser o cirugía. Por ello, es importante que un pediatra o dermatólogo valore el hemangioma para determinar de qué tipo se trata y si es necesario o no un tratamiento.

Aunque normalmente bastará con ver su aspecto, en algunas ocasiones serán necesarias otro tipo de pruebas para descartar que haya afectado a otros órganos o algún tipo de malformaciones.

Solo será necesario tratar los angiomas en el recién nacido en casos muy concretos:

• Si dificultan la visión, la alimentación o la respiración por encontrarse en los ojos, la boca o la nariz y son de gran tamaño.
• En caso de que se produzcan heridas y sangren.
• Si comprime otros órganos o estructuras, como las vías respiratorias comprometiendo por tanto la respiración del niño.
• Cuando afecta a nivel estético por encontrarse en la cara.
• Si se encuentra en la zona del pañal por el riesgo de que provoque úlceras.

Así que aunque nos pueda alarmar la aparición de angiomas en el recién nacido, la realidad es que podemos estar tranquilos. No suelen revestir gravedad y terminan por desaparecer por sí solos con el paso del tiempo.

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