El recién nacido tiene una producción lagrimal basal mínima, que se va normalizando a medida que se va desarrollando su conducto lagrimal. Por eso los bebés lloran sin lágrimas. Cuando nace el bebé, cualquier pequeño…
Durante muchos años, se ha envuelto a los bebés para dormir. Una práctica que data del siglo XVII en Oriente Medio y que, aunque no está muy extendida en nuestro país, sí vuelve a implantarse en otras zonas europeas. Sin embargo, fajar a los bebés recién nacidos puede entrañar ciertos riesgos según su edad.
Al envolverlos de forma ajustada, solo la cabeza del pequeño queda fuera del arrullo o la manta. Mientras, los brazos y las piernas quedan completamente envueltas, reduciendo su capacidad de movimiento. Es cierto que un bebé recién nacido apenas se mueve, pero ¿es bueno que se lo impidamos intencionadamente?
¿Por qué fajan a los bebés para dormir?
La idea de envolver al bebé persigue emular el útero materno. Al estar fajado con un arrullo o manta, el recién nacido puede revivir la misma sensación que tenía en el vientre de su madre. Allí, el espacio era escaso y apenas podían moverse.
Al recrear esta situación de falta de espacio, su sensación de seguridad aumenta. Esto se traduce en que los pequeños suelen dormir durante más tiempo y con menos despertares, evitas los sobresaltos nocturnos que les despiertan (ya que no pueden hacer aspavientos con los bracitos) y además están mucho más tranquilos cuando están despiertos. A ello se suma que al fajar a los bebés, puedes asegurarte de que están siempre abrigados. Esto es muy útil especialmente en invierno, teniendo en cuenta la facilidad con la que se destapan los pequeños.
Sin embargo, la realidad es que la práctica tiene tantos defensores como detractores. Entre los primeros, destaca la Academia Americana de Pediatría. La organización asegura que si se realiza correctamente, puede ayudar a calmar a los más pequeños, reduciendo el llanto y ayudando a conciliar el sueño. Además, algunos estudios defienden que mejora el desarrollo neuromuscular en los bebés de bajo peso. En el caso de los prematuros, fajarlos les ayuda a desarrollar menos alteraciones en su comportamiento.
¿Qué peligros tiene fajar a los bebés?
Visto así, parece que fajar a los bebés solo conlleva ventajas, pero nada más lejos de la realidad. Al envolver a un bebé para dormir, estos tienen más dificultad para despertarse de forma espontánea ante cualquier hecho. Por tanto, incrementa el riesgo del Síndrome de Muerte Súbita del Lactante (SMSL).
Así lo revela un estudio realizado por la investigadora Rachel Moon y publicado en la revista Pediatrics en 2016. Tras analizar varias investigaciones realizadas sobre la materia, la profesora de Pediatría de la Universidad de Virginia concluyó que los bebés a los que se fajó tenían entre un 50 y un 60% de posibilidades más de morir de SMSL que a los que no se realizó esta práctica.
Por supuesto este riesgo se incrementó aún más al colocar a los bebés envueltos a dormir boca abajo o de lado. De hecho, en el caso de los bebés envueltos, las probabilidades de SMSL al dormir boca abajo o de lado se multiplicaban por dos.
Aunque hasta los años 90 los bebés dormían boca abajo, a principios de esa década, la OMS y la Academia Americana de Pediatría cambiaron radicalmente de criterio. Los bebés deben dormir siempre boca arriba durante el primer año de vida, lo que consiguió reducir el SMSL hasta en un 40%.
A todo ello se suma la edad del bebé. Así, el peligro aumentaba cuando alcanzaban los seis meses, momento en el que los pequeños comienzan a darse la vuelta solos. Si los ponemos boca abajo fajados, no tienen posibilidad de moverse al tener las manos y las piernas envueltos, por lo que se incrementa el riesgo de SMSL. Por ello, habría que dejar de fajarlos en el momento en el que se dan la vuelta por sí solos, algo que algunos ya consiguen hacer con menos de cuatro meses.
En cualquier caso, tal y como explica la terapeuta ocupacional pediátrica del equipo de CSC, Jéssica Romero, si optas por fajar a tu pequeño, debe estar siempre bajo supervisión y en ningún caso hacerlo por la noche cuando todos duermen. Por su parte, la psicopedagoga Alma García explica en el seminario Movimiento Libre de CSC por qué no es partidaria de esta práctica.
Displasia de cadera y neumonía, los otros riesgos de fajar a los bebés
Pero los peligros van más allá, ya que fajar las piernas del bebé de forma muy apretada puede provocar displasia de cadera, sobre todo si no lo hacemos de forma correcta.
Y es que en lugar de mantener las piernas del bebé separadas de forma natural, cuando envolvemos al bebé, tendemos a enderezarlas y cerrarlas. Con esta práctica, podemos dislocar la cadera de su lugar natural. Por ello, la Sociedad Ortopédica Pediátrica de Norteamérica recomienda que, en caso de optar por fajar a los bebés, se proteja las caderas, permitiendo que las piernas se puedan doblar y estirar en todo momento.
En cualquier caso, lo ideal sería no envolver a los bebés más allá de los dos meses de vida, ya que es en este momento cuando comienza su desarrollo motor de forma más activa.
A ello hay que sumar el riesgo de neumonías y de infecciones respiratorias en las vías altas, además de un aumento repentino de la temperatura corporal del recién nacido. Precisamente el exceso de calor influye en el SMSL, por lo que es especialmente peligroso cuando el bebé no es capaz de regular aún su propia temperatura.
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