Igualdad fomentará el «parto natural» en centros de nacimiento fuera de los hospitales

Hace ya muchos años…

Terminé mi residencia en 2007, ese fue el año en el que salió a la luz la guía de atención al parto normal en España, publicada tras el arduo trabajo de muchos profesionales expertos en el nacimiento y el parto, y basada en la evidencia científica más actual de aquellos años.

Había costado mucho esfuerzo y sobre todo muchas lágrimas de madres de familias que denunciaban haber sido maltratadas, haber sufrido violencia obstétrica en sus partos. Esa guía parece que se quedó perdida en algún armario, ya que sigue siendo una tarea pendiente para los gobiernos poner en práctica la atención al parto de una forma rigurosamente respetada en la sanidad pública y privada de nuestro país.

Nuevos vientos: Hacia la defensa del parto natural y respetado

Cuál es mi sorpresa cuando leo en las redes sociales que el Ministerio de Igualdad ha incluido la violencia obstétrica de manera formal a nivel legal; tema que ha hecho revolverse a las corporaciones médicas, muy ofendidos por este paso. Me pareció un gran paso, aunque también me quedé expectante, porque por muy bien que sonara, estamos en 2021 y las mujeres siguen sufriendo violencia obstétrica con demasiada frecuencia.

Han pasado pocos días, leo que las responsables del Ministerio de Igualdad se están reuniendo y asesorando con profesionales muy cualificados para dar forma a esa estrategia, para quitar el polvo a aquella guía e ir realmente más allá, preocupándose realmente por la salud materno-infantil. 

La pena es que esto no deja de ser política y también han aparecido múltiples noticias tergiversando parte del contenido en el que se está trabajando; parece que los colores de quién propone hace que se levanten aún más ampollas, perdiendo de vista que en salud no vale hablar de en qué lado estás, sino de promover un sistema de salud público sólido que ponga el foco en lo importante y este tema es un pilar para una sociedad sana, física y emocionalmente.

A debate la gestión de la asistencia al parto

El hecho de que la ministra de Igualdad, Irene Montero, quiera fomentar la asistencia al parto en «centros de nacimiento» fuera de los hospitales se está criticando por parte de algunos sectores sociales y políticos, que la asocian a un supuesto intento de privatizar la asistencia sanitaria al parto. Un modelo ya instaurado en otros países europeos, donde se conciben como un espacio donde se atienden embarazos y partos de bajo riesgo (es decir, con mujeres sanas y embarazos sin complicaciones) en los que la matrona es la principal asistente al parto.

Ahora bien, los centros europeos de nacimiento pueden situarse en un edificio independiente (centros de nacimiento extrahospitalarios) o en una unidad obstétrica (centros de nacimiento hospitalarios). En el caso de los centros de nacimiento extrahospitalarios los servicios de diagnóstico y tratamiento médico, así como las intervenciones no estarían disponibles en el mismo complejo sanitario. El acceso ellos, por lo tanto, implicaría un traslado en ambulancia o coche particular y podría estar incluido, o no, en el servicio de asistencia inicial.

No obstante, en el caso de los centros de nacimiento hospitalarios todos los servicios que pudieran ser necesarios (dilatación y parto, diagnóstico y tratamiento médico, obstetricia, neonatología, anestesia, etc.) estarían disponibles en un ala del mismo edificio (o en otro edificio, pero dentro del mismo complejo hospitalario). 

Qué es un centro de nacimiento

Una casa de partos o centro de nacimiento es algo ya “antiguo”. Se trata de un centro sanitario donde se atiende a la mujer de parto, se gestiona por matronas y tiene unas tasas de nacimientos normales muy elevadas, por encima de las que se dan en hospitales.

Los partos son atendidos con el concepto de “one to one”. Es decir, una matrona por cada parturienta. No en vano, ya hace años que la OMS reconoció la figura de la matrona como la encargada de preservar la salud de la mujer, y que el parto atendido por comadronas conlleva menor riesgo de complicaciones materno-fetales.

En esto se apoya esta iniciativa que, además, es mucho más económica. Puede estar anexada a un hospital o funcionar de forma independiente. Recordemos que el parto es un proceso normal, fisiológico que no debe ser medicalizado si no es imprescindible. Incluso cuando existe la necesidad de intervención, hay centros de atención intermedia donde se sigue un trabajo multidisciplinar, con la misma línea de respeto y cuidados de calidad.

Y no solo disminuyen las complicaciones; también las mamás están mejor, sienten una mayor satisfacción y esto influye muy positivamente a la hora de recuperarse, a la hora de criar a sus bebés y a la hora de sentirse realmente realizadas; quizá pueda sonar banal, pero es fundamental para tener una crianza exitosa y promover un vínculo saludable con nuestras criaturas.

Esperanza: El parto natural y respetado puede ser una realidad, luchemos porque así sea

Sería fácil pensar que es una maniobra política, una medallita más para alguien de la política… Pero, en cualquier caso, y a la espera de ver si la gestión terminará siendo pública o no, esta iniciativa es una señal de que vamos por buen camino: me consta que las reuniones con Irene Montero han sido fructíferas y ha escuchado a profesionales expertas en los diferentes campos en la salud materno infantil.

Una de las personas que ha estado allí, me contaba: “no tienes que explicar lo que es la lactancia materna, porque ya lo saben. Ahora es cuestión de trabajar y, aunque pueda haber limitaciones por temas de burocracia o económica, ganas tienen”. Así que podemos ver como en el horizonte aparecen esperanzas de que la iniciativa de atención al parto y a la salud integral de las familias mejore.

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