Cada vez son más las familias que se acercan a la Disciplina Positiva en busca de herramientas para criar a sus hijos/as desde el respeto. La sociedad evoluciona. Hoy en día, serían impensables ciertas discriminaciones…
Este post se publicó originalmente el 11/09/2021 y ha sido actualizado en fecha 03/10/2024
Para quienes apostamos por una crianza respetuosa, como hacemos desde Criar con Sentido Común, es una suerte que hoy en día, cada vez más, escuchemos hablar sobre Disciplina Positiva. Pero ¿tenemos claras las diferencias entre disciplina positiva y disciplina punitiva?
Tenemos claro que no queremos reproducir los métodos educativos tradicionales que se centran en controlar la conducta de niños y niñas a través de gritos, amenazas y castigos. Tampoco queremos utilizar los premios ni los chantajes pero nos encontramos, a veces, sin recursos para afrontar la crianza y la educación de nuestros hijos.
Es normal que esto suceda ya que el sistema autoritario es el único que la mayoría de personas hemos conocido en nuestra infancia y, por lo tanto, no tenemos referencias ni ejemplos en los que fijarnos para hacer las cosas de otra manera. Pero esto cambia cuando nos empezamos a plantear que existen muchas diferencias entre disciplina positiva y disciplina negativa.
Sabemos que otra forma de educar es posible y queremos hacer ese cambio en nuestras vidas y las de nuestras hijas e hijos. Pero, ¿qué es la Disciplina Positiva? ¿Cuáles son las principales diferencias entre Disciplina Positiva y disciplina negativa o punitiva?
¿Qué es la Disciplina Positiva?
La Disciplina Positiva es una filosofía o corriente educativa que propone educar a niños y niñas desde el respeto. Muchas personas, cuando escuchan hablar de crianza o educación respetuosa tienen miedo a perder el control de la situación y caer en un estilo permisivo.
Temen que sus hijos se acaben convirtiendo en pequeños tiranos que no respeten a nadie ni a nada. Pero la Disciplina Positiva no tiene nada que ver con eso. Lo que nos propone es dejar de mirar a la infancia desde arriba, en relaciones absolutamente jerárquicas, y mirar a los niños de frente y con el corazón abierto, escuchar sus necesidades y las nuestras; para, de esta forma, poder encontrar el equilibrio del respeto mutuo. Respeto a la infancia y respeto a nosotras/os mismas/os y a las situaciones que se dan en el día a día de una familia.
Se trata de cambiar la mirada hacia la infancia por una más amable, sin perder la firmeza que precisa el liderazgo que ejercemos dentro de nuestra familia. Se trata de aprender a ser líderes respetuosos a quienes seguir, en lugar de ser líderes autoritarios a los que temer.
¿Cuáles son las principales diferencias entre Disciplina Positiva y disciplina negativa?
Mucha gente piensa que la disciplina es disciplina y que si consigues el objetivo que estabas buscando, todo vale. Pero existen grandes diferencias entre Disciplina Positiva y disciplina punitiva que van a ser determinantes a largo plazo, tanto en las vidas de nuestros hijos e hijas como en la relación que construyamos con ellos/as.
Concebir el error como fracaso o como base de aprendizaje
Una de las principales diferencias entre ambas disciplinas es la manera en que entendemos el error. Mientras que en la disciplina punitiva los errores son fracasos que deben ser sancionados con la finalidad de que el niño o la niña aprenda a no cometerlos; en la Disciplina Positiva asumimos que los errores forman parte de cualquier proceso de aprendizaje y los entendemos como oportunidades para aprender.
Mientras que en la disciplina negativa se busca que los niños paguen por sus errores, en la Disciplina Positiva se busca que aprendan de ellos y se les permite responsabilizarse y hacerse cargo de enmendarlos sin ridiculizar ni humillar.
Otro enfoque del «mal» comportamiento infantil
Otra importante diferencia entre Disciplina Positiva y disciplina negativa es la manera de mirar y afrontar las conductas inapropiadas que pueden aparecer durante la infancia. En el caso de la disciplina punitiva, se utilizan herramientas conductistas que se centran en erradicar aquellas conductas que consideramos negativas usando refuerzos negativos (castigos, gritos, amenazas…) y fomentar aquellas conductas que consideramos positivas utilizando refuerzos positivos (premios, halagos…).
La Disciplina Positiva va más allá de la conducta para llegar hasta la raíz del asunto. Se trata de averiguar qué creencia equivocada está llevando a un niño a tener una determinada conducta para, de esta forma, atendiendo su necesidad insatisfecha o ayudándole a modificar esa creencia errónea o limitante, permitir que desarrolle su sentido de pertenencia y no necesite buscarlo de manera inadecuada.
¿Buscamos culpables o soluciones?
La manera en que se afrontan los conflictos del día a día es otra de las grandes diferencias entre Disciplina Positiva y disciplina negativa. Mientras que la disciplina punitiva se centra en buscar culpables haciendo preguntas como “¿Quién ha sido?”; la Disciplina Positiva se centra en la búsqueda de soluciones usando preguntas como “¿Qué podemos hacer para solucionarlo?”. De esta manera, además, estamos contribuyendo a desarrollar su creatividad y su capacidad para enfrentarse a las dificultades de la vida de manera resolutiva.
Límites coherentes aplicados con amabilidad y respeto
Otra diferencia significativa son los límites. Mientras que la disciplina punitiva utiliza los límites como una forma de imponer los criterios adultos para controlar a la infancia; la Disciplina Positiva entiende los límites como una forma de protección y, salvo que se trate de límites innegociables asociados a la salud o la seguridad o el respeto, permite a los niños y a las niñas explorar las consecuencias naturales de sus acciones y decisiones sin sermonear. Es decir, les educa para ser autónomos y responsables.
Ganarse a los niños, en lugar de ganar a los niños
Otra diferencia abismal entre ambas disciplinas es el cambio de enfoque. Mientras que la disciplina negativa pone el foco en la infancia para tratar de controlarla, generando a menudo luchas de poder innecesarias; la Disciplina Positiva nos propone girar el foco hacia nosotras, las personas adultas, para que desde el autoconocimiento y el autocuidado, podamos liderar nuestra familia de una forma más consciente y más respetuosa con todos los miembros que la componemos. En lugar de centrarnos en qué deberían hacer nuestros hijos, nos centramos en qué podemos hacer nosotros para que la convivencia sea más armoniosa.
Todos estos cambios, aunque pueden parecer sutiles suelen ser difíciles de llevar a la práctica ya que tenemos muy interiorizado el autoritarismo en nuestras vidas. Pero, a largo plazo, sin duda, merece la pena el esfuerzo ya que estaremos contribuyendo a que nuestras hijas e hijos desarrollen habilidades para la vida que les resultarán muy útiles cuando crezcan.
Pero, sobre todo, porque estaremos construyendo una relación de confianza que permitirá que, el día de mañana, cuando tengan un problema o tomen una decisión equivocada, nos vean como una persona confiable a la que pueden acudir en busca de apoyo, en lugar de vernos como alguien de quien huir y a quien esconder sus errores.
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