El embarazo siempre ha estado rodeado de mitos y el parto no se queda atrás. A ello han contribuido en gran medida series o películas que nos presentan los nacimientos de una forma que dista…
Este post se publicó originalmente el 14/10/2021 y ha sido actualizado en fecha 08/10/2024
Durante el embarazo son muchos los cambios que experimenta el cuerpo de la mujer. Uno que suele generar muchas dudas es cómo varía el flujo vaginal en la gestación. Por eso hoy vamos a hablar de la leucorrea o flujo vaginal durante el embarazo, y cuándo debería preocupar.
El flujo vaginal se altera constantemente y nos puede dar mucha información sobre la salud de la mujer. Un cambio significativo en la consistencia y el olor ya que puede indicarnos que existe infección, las cuales son bastante frecuentes durante el embarazo. Sin embargo la mayoría de estas modificaciones no deberían inquietarnos.
El flujo vaginal en el embarazo
Quizás es uno de los primeros síntomas que notes al saber que estás embarazada. Y es que el cambio hormonal en la gestación, con un aumento de los estrógenos, también conlleva un cambio en el flujo vaginal. Principalmente se vuelve más abundante y con una consistencia líquida o cremosa.
¿De qué color es el flujo de una embarazada? Generalmente varía entre transparente y blanco, y ambos colores son normales. La leucorrea también sirve para proteger la vagina y mantenerla limpia y libre de infecciones, especialmente sensible en este período. Por eso, aunque una higiene de la vulva es recomendable, no se debe abusar de la limpieza ni usar geles que alteren el pH natural de la zona. Con agua es más que suficiente, y el cambio de ropa interior frecuente si se humedece mucho. También ayuda ir sin ropa interior en los momentos del día que sea posible.
Y ¿cuánto flujo es normal en el embarazo? Muchas mujeres pueden sentir que están continuamente mojadas durante la gestación y esto no debe preocuparles. Para prevenir infecciones y la incomodidad por la humedad lo mejor es llevar varios cambios de ropa interior.
El olor también puede ser más intenso, pero nunca debe oler mal, por lo que en estos casos hay que consultar para descartar una infección.
¿Qué significa flujo blanco grumoso en el embarazo?
La consistencia también va a ir variando. Y es que la leucorrea puede ser desde muy líquida hasta mucosa. Si tiene una apariencia grumosa, dependerá del color y el olor para poder saber si hay una infección. Los hongos e infecciones son muy habituales durante el embarazo, aunque generalmente no revisten de gravedad. Solamente en algunos casos, poco comunes, pueden afectar al desarrollo del feto.
Generalmente si no hay molestias como picor o dolor y el olor no es desagradable, no es necesario tratar la infección. Pero si el flujo es denso, como queso crema y además hay picazón en la zona vaginal, ardor y/o micción o relaciones sexuales dolorosas, probablemente sea candidiasis.
Este tipo de hongos son usuales durante la gestación y se deben tratar con una crema u óvulos antifúngicos. Si se repite con asiduidad, podría estar indicado un tratamiento probiótico, además de las medidas usuales de prevención: higiene correcta, mantener la zona seca, usar ropa interior de algodón y evitar ropa ajustada.
Secreción vaginal gris
Otra de las infecciones más comunes durante la gestación es la vaginosis bacteriana. Se produce un desequilibrio en las bacterias habituales de la vagina: bajan los lactobacilus y aumentan los anaerobos. El flujo se vuelve grisáceo y con un olor muy característico como a pescado, pero no siempre se presentan síntomas.
Las relaciones sexuales sin protección y/o con diferentes parejas, y un excesivo lavado de la vagina son factores de riesgo. Aunque a veces resulta inevitable, ya que la alteración hormonal propia del embarazo también favorece la disbiosis en la microbiota vaginal. La vaginosis bacteriana se asocia con un mayor riesgo de rotura de membranas y trabajo de parto prematuro, por lo que estaría indicado el tratamiento farmacológico en cualquier trimestre del embarazo.
Qué pasa si estoy embarazada y tengo flujo amarillo
Aunque no debemos preocuparnos con la mayoría de los cambios del flujo vaginal durante la gestación, si las secreciones se vuelven amarillas o verdosas y especialmente si se acompaña de enrojecimiento o irritación, habría que realizar un cultivo para descartar una infección de transmisión sexual. Dentro de los controles habituales del embarazo ya se realizan este tipo de pruebas, pero puedes pedir expresamente que te hagan un análisis si crees que has tenido una actividad de riesgo.
Las ITS durante el embarazo pueden provocar complicaciones que afectan tanto a la madre como al feto. El bebé puede contagiarse durante la gestación o en el momento del parto, por lo que es importante recibir el tratamiento adecuado cuanto antes. La mayoría de estas infecciones pueden curarse con antibióticos compatibles con el embarazo.
Flujo vaginal rosado en el embarazo
Si hay algo que causa mucho temor durante el embarazo es encontrar sangre en la ropa interior o el papel tras limpiarse. El miedo a que algo no vaya bien, a un aborto, es difícil de controlar. Por eso si el flujo vaginal se vuelve rosado (más o menos oscuro) saltan todas las alarmas.
En realidad este color puede deberse a varios motivos, y casi ninguno es preocupante si no va asociado a dolor abdominal. Durante el embarazo el cuello del útero puede descamarse o sangrar un poco debido a una mayor sensibilidad. El esfuerzo a la hora de ir al baño en el caso de estreñimiento, las relaciones sexuales o las infecciones puede favorecer este leve sangrado. Igual puede ocurrir tras una ecografía vaginal.
Esta sangre se mezcla con el flujo habitual, dando apariencia de mayor cantidad. Además la intensidad del color puede variar, dependiendo del tiempo que haya pasado del sangrado. Ya que en lugar de rosado puede ser parecido a un tono café cuando la sangre se queda en la vagina oxidándose y al salir el flujo se vuelve marrón.
Si te encuentras en las últimas semanas de embarazo y el flujo además de marrón tiene textura gelatinosa puede que estés expulsando el tapón mucoso. Esto no implica necesariamente que el parto vaya a desencadenarse de manera inmediata, aunque en ocasiones ocurre con las primeras contracciones de parto.
Sin embargo, las secreciones vaginales rojas intensas, incluso con coágulos de sangre, y sobre todo junto a episodios de dolor, requieren atención médica.
¿Rotura de bolsa o flujo vaginal?
Otra de las preguntas más frecuentes es sobre si sabrás diferenciar el líquido amniótico del flujo vaginal. Como decíamos, este puede volverse muy abundante y transparente, mojando continuamente la ropa interior. Así que en ocasiones es lógico que dudes sobre si realmente eso sigue siendo flujo o es que la bolsa se ha fisurado. Lo más probable es que sea flujo.
La rotura de la bolsa del líquido amniótico puede ser muy evidente o, sin embargo, producirse una pequeña fisura. Aunque, a diferencia del flujo, el líquido amniótico sale de manera continuada y, sobre todo, tras cambiar de postura o realizar un esfuerzo.
Es decir, lo mejor para comprobar si es líquido o flujo es esperar un poco para ver con la frecuencia que sale y no guiarnos solamente de la humedad en la ropa interior. A veces, tras permanecer mucho tiempo tumbada, el flujo vaginal puede acumularse y salir de golpe después, por lo que si al rato ves que no sigue saliendo tanto, probablemente no sea una fisura. Pero si tienes dudas y no estás a término, lo mejor es acudir al médico a que revisen que todo está correcto.
También puedes probar a ponerte unas bragas secas oscuras y, de cuclillas, toser. Si sale en ese momento probablemente sea líquido amniótico. Si el embarazo se está desarrollando con normalidad, ya has cumplido las 37 semanas de gestación, el bebé se mueve de forma habitual y el líquido es transparente no hay ninguna prisa por ir al hospital.
Puede que las contracciones comiencen en breve, o puede que no. Así que prepárate, pero con calma. Incluso, si te apetece, sal a caminar un rato cerca de casa y acompañada, dúchate… Si, por el contrario; notas fiebre, que el bebé no se mueve, el líquido no es transparente o sucede antes de las 37 semanas, debes acudir al hospital cuanto antes para valorar qué se debe hacer. Para tu tranquilidad: una fisura de bolsa no implica siempre un parto prematuro.
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