Carta a mi suegra

Si hay algo que he aprendido de ti en estos años, es que la vida puede repartirte las peores cartas; pero no puede robarte tu actitud

Hoy, 26 de octubre, se celebra el Día Mundial de la Suegra. Hoy, además, casualmente, se cumplen 44 años del día en el que mi suegra se convirtió en madre por primera vez al dar a luz al que hoy es mi compañero de vida y el padre de mis hijos. Este fin de semana hemos estado viéndola y acompañándola en un momento importante de cambio en su vida, así que hoy, permitidme, mi post va para ella. Mi suegra.

Querida suegra:

Hace 21 años que nos conocemos. Ahora que lo escribo caigo en la cuenta de que eso es la mitad de mi vida. 21 años en los que hemos ido forjando una relación de confianza, cariño y respeto. Hemos reído y hemos llorado juntas. Me habría gustado que fueran menos las lágrimas que hemos compartido, pero me alegro de haber abrazado tus penas cuando la vida se te nublaba. Y te doy las gracias por haber abrazado las mías cuando era yo la que no encontraba el sol. 

La vida no te ha hecho justicia. Te tocó nacer en una generación en la que las mujeres trabajaban de sol a sol, pero no se les reconocía su valía. Si hay algo que he aprendido de ti en estos años, es que la vida puede repartirte las peores cartas, puede hacerte trampas y dejarte aparentemente sin opciones; pero no puede robarte tu actitud. Jamás te he visto dejar de sonreír, a pesar de lo que fuera, que, a veces, ha sido mucho. 

Llevo 21 años compartiendo mi vida con tu hijo. Hemos tenido también nuestros altibajos, como cualquier pareja. Y jamás te has posicionado desde las vísceras, nunca me he sentido juzgada ni cuestionada por ti… cualquier comentario, cualquier aportación tuya, ha sido siempre para sumar y brindar apoyo. Y asumo que no debe ser fácil. Gracias, de corazón

 

Carta a mi suegra

 

Si hay alguien a quien tu hijo venera es a ti. Solo tiene palabras bonitas sobre su madre. Se le encienden estrellitas en los ojos cuando te nombra. Todos sus recuerdos bellos de infancia te pertenecen. Fuiste su puerto seguro. Y seguirás siéndolo siempre. Gracias por eso también.

Te he visto desvivirte para que todos/as estuviéramos bien. Disfrutar siendo la anfitriona de esa casa en la que tantas vivencias hemos construido. Esa casa de la que nos hemos despedido con un pellizco en la nostalgia y la emoción empañándonos la mirada. Se me amontonan los recuerdos y se me desordena el alma cuando pienso todo lo que hemos crecido en estos años en esa casa.

Para mi hija y mi hijo quedarán siempre grabados esos días de verano en la piscina y las largas tardes de invierno junto a la chimenea. Tus “¿no te gusta, mío? ¿Te hago un filetito empanado?”. El porche de la casa lleno de juguetes mientras los primos compartían risas al sol de la tarde. Los “mamá, yo quiero dormir con la abuela” de mi hija. La casa llena del alboroto de los nietos y tu sonrisa de felicidad plena cuando sus risas salpicaban cada rincón de la casa

 

 

Te he visto mediar en cada conflicto, dejarlo todo cada vez que alguien te necesitaba, olvidarte de ti hasta el punto de volverte casi invisible en pro del bienestar familiar… Así que déjame decirte, querida suegra…

Ahora te toca a ti

Es el momento de pensar en ti, de escuchar tus necesidades y de disfrutar de las cosas sencillas. De dejar de atender a los demás y permitirte descansar. De disfrutar de la paz que solo tú puedes darte. De soltar lastre y vivir. Nada más y nada menos. Vivir.

Porque a veces la vida se nos pasa haciendo cosas por los demás y se nos olvida que solo tenemos una y es nuestra. 

Me encanta seguir a tu lado en esta nueva etapa en la que te siento más fuerte y más segura que nunca. Viviendo en el aquí y en el ahora. Pensando, puede que por primera vez en tu vida, en ti.

 

 

Hay una valentía sin pretensiones que creo que solo la dan los años. El haber vivido lo suficiente para saber que la única persona con quien tienes que estar en paz eres tú misma

Seguiremos compartiendo la travesía de la vida, cuando la brisa nos acompañe y cuando arrecie la tormenta. Seguiré cuidando de que mi hija y mi hijo construyan recuerdos con su abuela que atesorarán para siempre. Y sé que, de alguna manera, seguirás cuidando de todos y siendo el nexo de unión de la familia.

Pero ahora, querida suegra… 

Ahora te toca a ti

Disfruta de los días que aún están por venir. Haz cosas que te gusten. Comparte tu tiempo con quien te haga bien. Tu hijo, tus nietos y yo, seguiremos disfrutando del tiempo que podamos compartir contigo y estando aquí para lo que necesites. Siempre. Pero ahora, querida suegra, te toca vivir a ti. 

 

19 mayo, 2022

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