Quizá no te hayas parado a pensar en lo fascinante que es el primer año de vida de tu bebé. Unas veces por el cansancio de las noches en vela y de las horas de…
Pablito clavó un clavito… Seguro que os suena, ¿verdad? Los trabalenguas han formado parte de la infancia de todos nosotros y, aunque tengo la sensación de que están cayendo en desuso, tienen su propio Día Mundial. El Día Mundial del Trabalenguas se celebra el segundo domingo de noviembre.
Pero, ¿qué son los trabalenguas? Son oraciones o textos breves que han sido creados para que su pronunciación sea complicada de articular originando divertidas situaciones en las que parece que la lengua se hace un nudo.
Trabalenguas para desarrollar la dicción
Los trabalenguas forman parte de la cultura popular y ya hay constancia de su existencia en la Grecia Antigua, en la que eran utilizados con fines educativos para mejorar la dicción de los estudiantes. No olvidemos que, en la Grecia clásica, la oratoria era una materia fundamental.
Los trabalenguas junto a leyendas, cuentos, coplas, adivinanzas, retahílas, etc. forman parte de la literatura popular oral. Por tanto, son textos del acervo cultural que residen en la memoria de los hablantes y son transmitidos de generación en generación por medio de la voz.
Su composición está basada fundamentalmente en la figura retórica de la aliteración que consiste en repetir uno o varios sonidos dentro de una misma palabra o frase. Otra de las fórmulas de creación de trabalenguas es utilizar una palabra difícil de pronunciar y combinar varias palabras de la misma familia. Un ejemplo sería el trabalenguas que dice: El cielo está enladrillado, ¿quién lo desenladrillará? El desenladrillador que lo desenladrille, buen desenladrillador será.
Y, ¿para qué sirven?
En la Tribu CSC siempre tratamos de fomentar el desarrollo de los peques de forma lúdica. Los trabalenguas, en primer lugar, son divertidos y nunca están de más los juegos de palabras que lleven al aprendizaje de nuevo vocabulario o a pronunciar correctamente de manera lúdica. Muchos peques toman los trabalenguas como un reto que les hace entrenar y entrenar hasta que consiguen decirlo correctamente con lo que son un ejercicio estupendo para trabajar la constancia.
Por supuesto, son útiles, al igual que los poemas, para ejercitar la memoria de los más pequeños. Además, requieren concentración en la tarea con lo que los niños pueden poner el foco en el punto y modo de articulación de cada secuencia de sonido mejorando así la coarticulación del habla.
De la misma manera, se pueden utilizar de forma escrita para que practiquen la fluidez lectora. Tradicionalmente se han utilizado también en el ámbito de la logopedia para mejorar la pronunciación de los peques con dislalias o dificultades de pronunciación. Sin embargo, en este caso, no estoy completamente segura de que sean beneficiosos, al menos en todos los casos.
Pongamos por caso que un niño presenta dificultades para pronunciar el fonema r y le pedimos, junto a otros ejercicios, que diga “erre con erre cigarro, erre con erre carril, rápido corren los carros por los rieles del ferrocarril”. Supondría exponerle a tener que decir hasta en 10 ocasiones el sonido en el que falla.
Esto puede llevar a los niños con problemas articulatorios a rechazar la tarea por la frustración que puede suponerles no realizarla bien.
Trabalenguas para desarrollar el lenguaje: ¿Realmente sirven?
En mi opinión, la exposición a los fonemas que no pronuncian bien debe estar exquisitamente graduada en cuanto a dificultad y frecuencia en la que aparece. Siempre es más útil que digan bien un verso de un poema en el que aparecen uno o dos fonemas r (haciéndoles además conscientes de que van a aparecer en determinadas palabras) y que la ejecución sea exitosa, que decir un trabalenguas y que no salga bien.
Digamos que, en resumen, lo ideal sería tener en cuenta las características particulares de cada niño y ser capaces de discernir si son adecuados o no. Quizá, en un primer momento no sean adecuados pero cuando el peque ya tiene el sonido adquirido y solo queda generalizarlo a todos los contextos puede ser un buen momento para introducir un trabalenguas sencillo.
Para mí, los trabalenguas tienen el valor de la tradición oral que ha pasado de generación en generación y el sabor a brasero y castañas de nuestros abuelos que creo no debe perderse. Sin embargo, y dado que todo evoluciona a veces más rápido de lo que deseamos… ¿cómo podemos modernizar los trabalenguas?
Trabalenguas para niños
Dado que la red está llena de trabalenguas cortos y tradicionales, os propongo un reto: inventemos nuestros propios trabalenguas infantiles. ¿Qué debemos hacer? Unos párrafos más arriba os he dejado la clave: se trata de hacer frases en las que se repita muchas veces el mismo sonido o la misma secuencia de sonidos.
Supongamos que elegimos la secuencia pl. Seleccionamos palabras que empiecen por este grupo consonántico o que lo contengan y las combinamos formando oraciones. Ni siquiera es necesario que tengan sentido completo. Es suficiente con que gramaticalmente concuerden.
Por ejemplo, en el caso del grupo pl, podríamos inventar algo como:
Si aplastas la plasti con la planta del pie,
Sopla la pluma y aplaude al revés.
Vamos ahora a por otro ejemplo. ¿Recordáis el desenladrillador? Hagamos algo parecido pero con un extra de diversión. Se trata de inventar una palabra y hacer las derivaciones morfológicas necesarias para crear tiempos verbales, sustantivos, etc. Si inventamos, por ejemplo, la palabra caralíngulo, podríamos crear el siguiente trabalenguas:
El caralíngulo y la caralíngula tienen tres caralingulitos que los jueves caralingulean caralinguleando.
Como veis, la ventaja de inventar nuestros propios trabalenguas es que podemos graduar la dificultad y frecuencia de las palabras que queramos utilizar.
¿Os animáis?
¡Feliz Día Mundial del Trabalenguas familias!
Los trabalenguas son educativos a la par de divertidos.