Quizá no te hayas parado a pensar en lo fascinante que es el primer año de vida de tu bebé. Unas veces por el cansancio de las noches en vela y de las horas de…
¿Cómo mejorar la articulación al hablar? ¿Existen ejercicios de lenguaje para ayudar a pronunciar mejor a niños pequeños? De todo esto hablamos hoy en este post.
¿Cómo ayudar a los niños con problemas de lenguaje?
El desarrollo del lenguaje oral es uno de los hitos evolutivos que los padres esperamos con mayor ilusión. Escuchar a nuestros hijos decir sus primeras palabras, que empiecen a contarnos lo que han hecho en el colegio o que puedan expresar cuestiones básicas como si tienen hambre o les duele algo nos llena de tranquilidad y alegría.
Sin embargo, a veces olvidamos que el desarrollo del lenguaje es un proceso que se prolonga durante toda la vida. Antes de aparecer las primeras palabras, los bebés ya se comunican y empiezan a comprender el lenguaje y, de adultos, continuamos con el proceso aprendiendo palabras nuevas o mejorando nuestras habilidades lingüísticas.
Así, este fascinante camino lo comienzan los bebés como novatos. Y esto implica que, aunque nuestro cerebro viene preparado para desarrollar el lenguaje, dependemos del entorno, de las interacciones con otros, de las posibilidades de imitación y del ensayo-error.
De la misma forma que cuando nuestros peques comienzan a andar, dan pasos inseguros, tropiezan, caen y se levantan, las primeras etapas del lenguaje se caracterizan por errores tanto articulatorios (fonético-fonológicos) como de estructuración de frases, de coordinaciones, etc. Hoy vamos a poner el foco en el aspecto articulatorio.
Como decimos, el hecho de que, en las primeras etapas nuestros hijos no pronuncien todas las palabras correctamente es completamente normal. Pero, ¿cómo saber si los errores que comenten son normales o necesitan ir al logopeda? Ciertamente, no es sencillo puesto que, en el momento que sospechamos que algo no evoluciona como debería, lo mejor es hacer una valoración para delimitar si el número y tipo de errores forman parte de lo esperado por edad.
Si tenemos en cuenta que el desarrollo de la fonética termina hacia los 5-6 años, es esperable que, hasta esa edad puedan aparecer fallos en la articulación de las palabras.
Algunos de los errores más frecuentes son:
- Sustituciones de fonemas (cado en lugar de carro).
- Omisiones de fonemas (cao en lugar de carro).
- Distorsiones de fonemas (pronunciar la r de forma similar a la r inglesa).
- Asimilaciones (utilizar una de las consonantes de la palabra repetidamente, por ejemplo, gugú en lugar de yogur).
- Reducción del número de sonidos de una palabra (melo en lugar de caramelo).
- Reducción de los grupos consonánticos (pátano en lugar de plátano).
Pero, ¿cómo mejorar la articulación de mi hijo?
¿Cómo mejorar la articulación de las palabras en los niños?
¿Cómo podemos ayudar en casa a que nuestros peques pronuncien mejor? Vamos con unas actividades para estimular el lenguaje y unos tips para ayudarles:
- Esta primera pauta os va a sonar a perogrullada: a hablar se aprende hablando y para que los niños practiquen deben estar expuestos a situaciones comunicativas. Para ello, el interlocutor, es decir, nosotros, debemos estar dispuestos a escuchar. Así que, el primer paso es propiciar situaciones comunicativas, fundamentalmente a través del juego y de los intereses que proponga el propio niño.
- Dar el modelo correcto: se trata de repetir correctamente en la siguiente frase la palabra que han pronunciado mal. Por ejemplo, si tu peque dice “quiero gugú” le contestaremos “¿Quieres yogur? ¡Qué rico!”.
- Hablar despacio, con frases sencillas pero correctas y articulando con precisión es el mejor estímulo para nuestros hijos.
- No hacerles repetir constantemente las palabras que pronuncian mal: os aseguro que, si supieran decirlas mejor, lo harían. Sí es cierto que, si sabéis que una palabra saben decirla bien y la pronuncian mal, sí podéis decirles algo así como “¿a ver cómo era?”.
- No repetir las palabras que pronuncian mal por mucha gracia que nos hagan: soy consciente de que, a veces, las palabras que dicen mal nos resultan adorables pero, si las reforzamos estaremos impidiendo que las corrijan de manera natural. Ahora bien, como muchas otras cuestiones, esto tiene un matiz. A veces hay diferencias entre una palabra mal pronunciada y una palabra, digamos, “inventada”. Me explico: mi hija siempre ha tenido tendencia a inventar palabras. Por ejemplo, un día, quería decir puntiaguda y le salió pinchaguda, supongo que por una mezcla entre la forma (de punta) y la utilidad (pinchar). Si el error fuera de articulación, podría haber dicho “puntauda” o algo similar. En este caso, sí podemos decir “te acabas de inventar una palabra, ¡qué divertido!” y no pasaría nada. Incluso se podría convertir en un juego.
- No hablar por ellos: es importante que, aunque tu peque no pronuncie del todo bien, tenga tiempo para hablar y pueda expresarse libremente porque esto es parte de la práctica. Así que, por tentador que sea, no le termines las frases. Sé que me vais a decir, ¿y si estamos hablando con una tercera persona que no le entiende? En este caso se puede hacer de una forma sutil. No repitas lo que ha dicho ni digas “dice que”. Es mejor introducir comentarios aclaratorios que lleven a la otra persona a comprender lo que ha dicho.
- Jugar a repetir onomatopeyas, palabras, frases, etc: como decimos, a hablar se aprende hablando así que hay que practicar. Sé que tradicionalmente se ha trabajado en logopedia haciendo praxias o movimientos con la lengua, los labios, etc. Pues bien, las últimas investigaciones sugieren que este tipo de ejercicios no tienen beneficios directos en la articulación de palabras aunque sí pueden ser pautados por un logopeda en casos concretos en los que haya alguna dificultad concreta de movilidad o tono muscular. Así, en el caso que nos ocupa hoy, los movimientos con los órganos bucofonatorios quizá solo puedan servirnos para que nuestros peques tomen conciencia de sus propias estructuras, de cómo se mueven, dónde y cómo colocarlas, etc.
- Evitar los comentarios con terceros delante de ellos: a veces, hablamos de nuestros hijos delante de ellos sobre temas que les atañen directamente. Y ocurren dos cosas: por un lado, los niños nos escuchan y, por otro, son expertos observadores aunque interpretando son regulares. Así que vamos a evitar situaciones como comentar con los abuelos “este niño no habla bien” o “vaya lengua de trapo que tiene”.
- Poner el foco en lo que hace bien: si nuestro peque comete muchos errores a la hora de pronunciar puede llegar un punto en el que solo estemos pendientes de eso. Si es tu caso, es necesario relajarse, y poner el foco de interés en lo bien que trepa en los columpios o en los dibujos tan increíbles que hace. Y hacérselo saber.
Y, finalmente, si consideráis que vuestro peque no habla todo lo bien que debería o no estáis seguros de si la cantidad o el tipo de errores que hace son los habituales para su edad, consultad a un logopeda para que pueda descartar que exista alguna dificultad (auditiva, motora, etc). Si queréis que conteste a vuestras dudas u os asesore en este sentido, nos vemos en la Tribu CSC, descargando gratis la app de Criar con Sentido Común tanto para plataformas Apple como para plataformas Android, y tenéis una semana gratis para probar todas las ventajas de la membresía a la Tribu, realizar todos los cursos online disponibles y consultar a nuestros/as especialistas.
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