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Este post se publicó originalmente el 16/12/2021 y ha sido actualizado en fecha 25/11/2024
La miringotomía es una de las intervenciones quirúrgicas más comunes en niños. Afecta en mayor proporción a menores de siete años y es mucho más frecuente si asisten a la escuela infantil.
Miringotomía en niños
Los tubos de timpanostomía o drenajes timpánicos son pequeños dispositivos que se colocan en el tímpano para facilitar el drenaje de secreciones del oído en caso de otitis persistentes o frecuentes. Es como un pequeño tubo que se coloca atravesando el tímpano y que tiene los extremos más anchos para que se queden anclados a la membrana timpánica y permita la salida de las secreciones del oído medio al exterior.
Es una de las intervenciones quirúrgicas que se realizan con más frecuencia en la infancia y se calcula que uno de cada 15 niños menores de tres años precisará la colocación de un drenaje transtimpánico. Este porcentaje se duplica si el niño asiste a la escuela infantil, que ya sabemos que aumenta considerablemente la incidencia de infecciones respiratorias y otitis.
Colocación de tubos de drenaje en el oído: Cuándo y por qué
Los tubos de drenaje se suelen indicar cuando hay moco en el oído de forma persistente, se producen otitis de repetición o una otitis no se resuelve después de un tratamiento antibiótico adecuado. Las otitis medias son la segunda enfermedad más frecuente diagnosticada en niños después de los catarros de vías altas. Esto nos da una idea de la magnitud del problema a nivel poblacional.
La mayoría de los niños habrán tenido un episodio de otitis media aguda antes de los 3 años y a los seis años hasta un 40% habrán tenido tres o más infecciones. Un 20% de niños en edad escolar aparentemente sanos tienen líquido en el oído, lo que se denomina otitis serosa, y esto puede producir dificultades para la audición, sensación de líquido en el oído o percibir los sonidos amortiguados o lejanos.
Los niños menores de siete años tienen más riesgo de otitis media debido a varios factores. Por un lado, tienen una inmunidad más inmadura, lo que facilita las infecciones y, por otro lado, factores anatómicos y funcionales condicionan también la mayor facilidad para que se acumule el moco en el oído medio. El oído está comunicado con la parte posterior de la nariz mediante la trompa de Eustaquio, conducto que tiene por finalidad ventilar el oído medio para igualar la presión dentro del oído con la presión exterior. Cuando hay un catarro de vías altas, el moco de la nariz puede pasar al oído a través de este conducto.
En los niños pequeños, la trompa de Eustaquio es más horizontal, más corta y más estrecha por lo que, cuando la mucosa se inflama en el catarro, el moco entra en el oído, pero no puede salir y se queda ahí retenido. La simple acumulación de moco en el oído se denomina otitis serosa o seromucosa, pero puede doler o producir sensación de tener el oído lleno de líquido. Cuando estos mocos se infectan, y además del dolor aparece la fiebre o incluso la supuración, se trata de una otitis media aguda y puede requerir tratamiento con antibióticos.
Las otitis serosas crónicas y las otitis media de repetición afectan de forma importante a la calidad de vida tanto de los menores que la padecen como de los progenitores. Además de los problemas físicos que acarrea este tipo de otitis también producen malestar emocional y limitación de las actividades. Muchas veces se producen problemas de sueño que pueden llegar a afectar a toda la familia, se pierden días de trabajo o escuela o la familia tiene que cancelar actividades a consecuencia de una otitis.
La colocación de tubos de timpanostomía se asocia con mejoría a corto plazo de la calidad de vida, ya que las familias, además de evitar todos estos efectos, también manifiestan menor preocupación sobre la posibilidad que se repitan los episodios, lo que afecta mucho desde el punto de vista emocional.
La colocación de tubos de timpanostomía disminuye la prevalencia de otitis serosa crónica en un 33% en el primer año de vida y mejora la audición entre 5 y 12 decibelios, sin embargo, los estudios no encuentran un impacto significativo en el lenguaje o en el desempeño académico. La eficacia de los tubos de timpanostomía para prevenir las otitis media de repetición no está tan clara ya que algunos estudios encuentran eficacia a corto plazo y otros no.
Miringotomía: Riesgos
La colocación de los tubos de timpanostomía es una técnica segura y los riesgos son los propios de la anestesia, que son mínimos a estas edades.
Una secuela bastante habitual tras la implantación de los tubos de timpanostomía es la secreción persistente de líquido por el oído. Esta complicación puede producirse hasta en un 16% de los niños en las cuatro semanas siguientes a la cirugía y en un 26% de los niños en cualquier momento tras la intervención.
Los tubos de timpanostomía se caen solos y suelen permanecer en su sitio entre 12 y 14 meses. Cuando se caen pueden producirse cambios visibles en la membrana timpánica. La más frecuente es lo que se denomina miringoesclerosis y consiste en manchas blancas en el tímpano debido a depósitos de calcio pero que no producen secuelas auditivas.
A veces tras la caída de los tubos puede persistir una perforación de la membrana timpánica (hasta en un 6% de los casos) que a veces requiere cirugía. El impacto de la timpanostomía a largo plazo sobre la agudeza auditiva se estima en una pérdida de 1-2 dB respecto a los controles, lo que generalmente se considera insignificante a efectos de valorar el balance riesgo-beneficio de la intervención. Si tenéis dudas al respecto, os espero en la Tribu CSC.
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