Alimentación a partir de los 12 meses: ¿Los cereales siguen siendo integrales?

Los cereales integrales tienen importantes beneficios para niños y mayores, por lo que lo ideal es ofrecerlos como opción prioritaria

La alimentación infantil suele generar muchas dudas en los padres y al cumplir el primer año de vida, abundan los cambios. ¿Qué pasa en este momento con los cereales integrales? ¿Debemos seguir ofreciéndolos o ya podemos pasar a los cereales blancos?

Los cereales «reales», la mejor opción

Aunque algunos pediatras siguen recomendado introducir cereales en el biberón, lo cierto es que está cada vez más desaconsejado por el riesgo de producir caries y obesidad. De hecho, al cumplir los seis meses e iniciar la alimentación complementaria, en lugar de ofrecer cereales de farmacia, lo ideal es ofrecer «cereales reales» de grano entero (los que todos tenemos en casa) como arroz, pasta, avena o quinoa.

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¿Los cereales siguen siendo integrales después del primer año?

 

Eso sí, al empezar la alimentación complementaria los cereales deben ser siempre integrales. El motivo, según Pastor es por la necesidad de fibra, fundamental para mejorar el tránsito intestinal y la microbiota:

«A ello se suma que son más duros, lo que permite a los niños practicar la masticación, lo que no ocurre con el pan blanco al ser más blando», explica.

La única excepción es el arroz que debe ser siempre blanco para evitar la acumulación de arsénico que puede tener efectos tóxicos en los más pequeños. Por ello, tal y como explicamos en el post «El consumo de arroz en bebés y niños pequeños: ¿Qué hacemos con el arsénico?» es importante poner a remojo el arroz 24 horas antes de hervirlo en abundante agua.

Sin embargo, al cumplir los 12 meses, la alimentación sufre un cambio importante: la leche deja de ser el alimento principal  y ya no se da antes de cada comida y podemos comenzar a introducir lácteos. ¿Y los cereales? ¿Siguen siendo integrales?

Cereales integrales: ¿Sí o no?

Los cereales son una parte fundamental de nuestra dieta ya que es una de las principales fuentes de almidón, un hidrato de carbono clave como fuente de energía. Por ello deberían estar presentes en cada una de nuestras comidas y si siguiéramos las recomendaciones del plato de Harvard, ocuparían un cuarto de cada ración.

Son una fuente excelente de hidratos de carbono, fibras y proteínas, además de vitaminas del grupo B, vitamina E, ácido fólico, magnesio, fósforo, hierro y zinc y compuestos antioxidantes como oligosacáridos, lignanos, ácido fítico, tanitos o ácido fenólico flavonoides.

 

¿Los cereales siguen siendo integrales después del primer año?

 

¿Deben ser integrales? Sí y cuanto más tiempo, mejor. Aunque hay otros aspectos de la alimentación que sí cambian cumplido el primer año, no es el caso de los cereales ya que lo ideal es que sigamos ofreciendo de este tipo a nuestros pequeños al ser mucho más saludables que los cereales refinados.

Y si te preguntas hasta cuándo debes seguir ofreciendo cereales integrales, la respuesta es sencilla: Siempre. De hecho, no solo es saludable para los más pequeños, sino también para los adultos. 

El motivo no es otro que en el proceso de refinado del cereal para convertirlo en «blanco» se pierde el salvado (la capa exterior que lo recubre y que es rica en fibra), así como el germen (con vitamina E, B, ácido fólico, zinc, fósforo y magnesio), dejando solo el endospermo, la mayor parte del grano entero que es rica en calorías, pero pobre en nutrientes.

Es decir, es mucho más nutritivo el cereal integral que el blanco. Por ejemplo, el trigo cuenta con el triple de minerales como el hierro, selenio o zinc. Además, tiene cinco veces más cantidad de ácido fólico y un 13% más de fibra.

 

¿Los cereales siguen siendo integrales después del primer año?

 

Beneficios de los cereales integrales

Incluir cereales integrales en la dieta de nuestros peques (y en la nuestra) conlleva importantes beneficios para la salud. La principal es que se digieren y asimilan más lentamente, pero no son los únicos:

  • Mejoran la salud cardiovascular ya que la fibra dificulta la absorción de grasas y azúcares.
  • Disminuyen el riesgo de diabetes tipo 2.
  • Previenen de determinados tipos de cáncer como el de estómago, colon y recto.
  • Tienen un alto contenido en fibra por lo que evitan el estreñimiento.
  • La fibra ofrece una mayor sensación de saciedad.
  • A algunos componentes de los cereales integrales se les considera responsables de reducir el colesterol considerado «malo» (LDL).
  • Además, algunos estudios consideran que sus agentes antioxidantes inhiben el estrés oxidativo y la inflamación.
  • Retrasan el envejecimiento gracias a los antioxidantes.
  • Fortalecen el sistema inmune.

Pero es clave elegir bien los cereales integrales. De hecho, debe leerse expresamente la palabra «integral» en la etiqueta y, para considerarse como tal, debe estar realizado con al menos un 75% de harina integral.

 

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En el caso del pan, por ejemplo, no basta con que tenga un color más oscuro (podría tener colorantes) o que tenga semillas. En este último caso, sería un «pan con semillas» sin más, lo que no significa que sea integral necesariamente. Para diferenciarlos puedes tener en cuenta que el pan integral tiene un olor fuerte y es un poco más ácido, aunque es cierto que esto depende del proceso de fermentación en sí y no es un indicativo clave de que el pan sea integral. La corteza suele ser gruesa y oscura y el interior marrón oscuro. Pero sobre todo debes fijarte en la etiqueta (o el panadero) que debe indicar que está realizado con 100% harina integral del cereal en cuestión. 

Lo mismo ocurre con los cereales como la pasta o el pan envasado con la etiqueta de «alto contenido en fibra» o «multigrano»: debes tener en cuenta que esto no significa que sean integrales necesariamente, y puedes pensar que son saludables cuando, en realidad, están cargados de azúcar.

En este caso, los granos integrales deberían ser siempre el ingrediente principal y aparecer en el primer lugar de la lista de ingredientes. Por ello, saber leer las etiquetas es fundamental para llenar nuestra despensa de alimentos realmente saludables.

 

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