El Día de los Derechos Humanos se celebra cada 10 de diciembre, el mismo día que en 1948 la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó la Declaración Universal de Derechos Humanos (DUDH). Para explicar…
Este post se publicó originalmente el 10/12/2021 y ha sido actualizado en fecha 10/12/2024
Hoy, 10 de diciembre, se celebra el Día de los Derechos Humanos, para conmemorar la fecha en la que la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en 1948.
En este documento, traducido a más de 500 lenguas, se recogen los derechos inalienables que deben amparar a cualquier persona sin distinción de raza, sexo, religión, nacionalidad, ideología política, nacionalidad, posición económica o cualquier otra condición o circunstancia. Apenas unos años después de finalizar la Segunda Guerra Mundial, se hacía indispensable la redacción y aprobación de un documento como este que garantizara los derechos más esenciales de cualquier ser humano.
A lo largo de la Historia han sido múltiples los crímenes contra la Humanidad que han violado de manera sistemática estos derechos fundamentales. Hoy en día, se nos antojan lejanos conceptos como el de la esclavitud o el genocidio, pero se siguen vulnerando algunos de estos derechos esenciales ejerciendo discriminaciones claras contra algunas personas por razón de raza, sexo, nacionalidad y otras circunstancias personales. La esclavitud sexual, la discriminación laboral de la mujer, el racismo o la homofobia… siguen estando vigentes en nuestros días. Por eso sigue siendo fundamental la conmemoración de este día y la educación de las generaciones presentes en el conocimiento y el respeto de los Derechos Humanos.
La importancia de enseñar a nuestras hijas e hijos cuáles son sus derechos
Nadie puede defender su derecho a huelga, por ejemplo, si no lo conoce. Queremos que nuestros hijos, el día de mañana, sepan hacer valer sus derechos y no se dejen pisotear. Que sepan detectar situaciones abusivas y plantarse con firmeza ante una injusticia. Sin embargo, nos pasamos la infancia esperando que obedezcan a ciegas y renuncien a sus necesidades en favor de las nuestras. Que desoigan sus propios ritmos para adaptarse a los de la vida adulta.
Si queremos que, cuando crezcan, sepan respetarse y hacer valer sus derechos, deberemos favorecer que inicien este aprendizaje durante la infancia. La indefensión aprendida que muchas personas adquieren durante la infancia les acompaña después durante toda su vida adulta.
En la Tribu CSC lo sabemos bien: niños y niñas tienen derecho al juego, al descanso, a la educación, a ser cuidados/as cuando están enfermos/as, a tener protección frente al maltrato y al abuso, a recibir un trato respetuoso, a no sufrir ningún tipo de discriminación… pero si no conocen sus derechos o, si aunque los conozcan, no les enseñamos a defenderlos; difícilmente podrán hacerlo.
Del mismo modo que nos esforzamos para enseñarles a ser responsables y asumir sus obligaciones, debemos asegurarnos de transmitirles la seguridad para hacer valer sus derechos cuando es necesario. Por suerte o por desgracia, con toda seguridad, vamos a encontrar oportunidades a lo largo de la infancia de nuestros/as hijos/as para posicionarnos y defender sus derechos.
Aún recuerdo con total claridad, por ejemplo, una ocasión en la que un profesor, en el colegio, nos impuso un castigo colectivo a toda la clase que a mi parecer era absolutamente injusto y desproporcionado. Me negué a cumplirlo y, cuando llegué a casa y lo expliqué, mi padre me respaldó y apoyó mi decisión. Podría parecer una simple anécdota, pero el hecho de que en casa respaldaran que, cuando una situación era injusta, había que plantarse aunque pudiera tener repercusiones negativas me enseñó que siempre vale la pena luchar por nuestros derechos y defender nuestra dignidad.
Así que procuro tener siempre presente que enseñarles a aceptar y cumplir las normas de convivencia necesarias que acordamos en casa o que existen en la escuela, o a asumir las responsabilidades de sus acciones; es igual de importante que enseñarles a no agachar la cabeza ante nadie cuando sientan que se están vulnerando sus derechos.
¿Cómo enseñar a los niños a respetar a los demás?: Consejos para educar a los niños en el respeto
Y, del mismo modo que es importante que conozcan y hagan valer sus propios derechos, es importante que aprendan a respetar los derechos del resto de personas.
A menudo solemos hablar de la importancia de fomentar el desarrollo de la empatía en niños y niñas y, efectivamente, es fundamental aprender a ponernos en la piel de los demás. Pero, además, también es importante aprender que cada persona tiene una sensibilidad distinta y que, algo que para mí puede no tener importancia, a otra persona puede hacerle daño.
Por eso es fundamental establecer de manera clara que las libertades individuales terminan donde empiezan los derechos esenciales de cualquier persona.
Tampoco nos faltarán ocasiones, a lo largo de su infancia, para enseñarles a pisar el freno cuando estén invadiendo el terreno de los derechos esenciales de otra persona. Las relaciones entre iguales, ya sean hermanos/as o amigas/os, van a brindarnos multitud de oportunidades para trabajar esta necesidad de respetar a los demás. En este sentido cobrará especial importancia la educación emocional para aprender a atravesar nuestras propias emociones sin herir a las personas que nos acompañan.
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