Con la llegada de las fiestas navideñas vuelven las tradiciones y costumbres propias de estas fechas. Hay quienes adoran esta época del año y hay quienes desearían poder viajar en el tiempo para despertarse mañana…
En la vida es común que nos sucedan cosas que escapan a nuestro control y que nos ponen en una situación complicada. Por eso, hoy os damos recomendaciones para ayudar a los niños a afrontar situaciones difíciles.
Casi cualquier persona adulta ha pasado varias veces en su vida por situaciones difíciles: la enfermedad o muerte de un ser querido, un despido laboral, una separación o ruptura de pareja, un conflicto familiar importante, problemas económicos… Es frecuente que, en un intento de proteger a nuestras hijas e hijos de estas situaciones que podemos considerar que forman parte del mundo adulto, caigamos en la tentación de mantenerles al margen y ocultarles este tipo de situaciones.
Sin embargo, las situaciones complicadas se presentan a lo largo de la vida y, si queremos que nuestros hijos e hijas tengan capacidad de resiliencia para enfrentarse a ellas y seguir adelante con fuerza, es necesario que no les ocultemos las nuestras y nos centremos en cómo ayudar a los niños a gestionar situaciones difíciles.
Cómo ayudar a los niños a afrontar situaciones difíciles
Como ya hemos comentado en otros posts y recalcamos a menudo en la Tribu CSC, el ejemplo es una de las armas educativas más poderosas que tenemos a nuestro alcance. No solo es importante cómo acompañamos a nuestros hijos e hijas cuando les toca afrontar situaciones difíciles. También es importante cómo gestionamos las nuestras, porque de ello, también aprenden.
Si les ocultamos estas situaciones, en lugar de protegerles, podemos estar enseñándoles a evadirlas y no enfrentarse a ellas. Por eso, en este post, queremos compartir cinco motivos para ayudar a los niños a afrontar situaciones difíciles y no ocultárselas.
Sobreprotegerles no les prepara para la vida
Evitarles el contacto con nuestra realidad o el conocimiento de nuestros problemas, no es un buen entrenamiento para la vida. Si crecen pensando que para nosotros/as todo es fácil y que jamás nos enfrentamos a dificultades es más fácil que se frustren cuando deban enfrentarse a sus propias piedras en el camino, ya que pensarán que lo normal, lo lógico, sería que todo fuera fácil y tendrán menos preparación para enfrentar los contratiempos.
Ocultarles lo que pasa puede hacerles fantasear
Si en casa estamos viviendo una situación especialmente complicada, es lógico que nos afecte. Niños y niñas no tienen grandes habilidades para interpretar la realidad que les rodea pero, en cambio, sí tienen grandes dotes para percibir que algo se cuece en el ambiente.
Ocultarles lo que está pasando puede llevarles a hacer sus propias hipótesis que, en algunos casos, serán incluso peores que la realidad. También pueden llegar a sentirse responsables de nuestros problemas ya que durante la infancia pasan por una etapa de egocentrismo; así que, para evitar esto, lo mejor es compartir con ellos lo que está sucediendo.
Compartir nuestras preocupaciones sienta las bases de una relación de confianza
No debemos ocultarles las situaciones difíciles, pero, está claro que según la edad que tengan nuestros hijos o hijas, deberemos adecuar nuestro mensaje. Es importante que utilicemos un lenguaje sencillo y claro que les permita entender lo que sucede. Podemos omitir detalles, si lo consideramos necesario, pero es importante ceñirnos a la verdad para evitar sembrar la desconfianza y poder sentar las bases de una relación en la que se sientan con comodidad para compartir también sus propios problemas, cuando los tengan.
Mostrar nuestras emociones y acompañar las suyas forma parte de la educación emocional
No se trata de convertir a nuestros hijos e hijas en nuestros terapeutas, pero permitirnos llorar en su presencia y expresar cómo nos sentimos es una gran manera de dar pie a trabajar las emociones. Es probable que, ante la noticia que les estamos dando, también se produzcan en ellos emociones que podemos y debemos acompañar. No solo es importante contarles lo que sucede y cómo nos sentimos con respecto a esta situación; también es fundamental hacer preguntas que les permitan expresar cómo se sienten, así como validar y acompañar sus emociones.
Hacerles partícipes fomenta el sentimiento de pertenencia
Permitirles conocer lo que sucede, pedirles su colaboración para sobrellevar mejor la situación, contar con su opinión sobre el asunto, fomentar su cooperación favoreciendo que puedan aportar posibles soluciones para el problema en cuestión… Todas estas cuestiones van a favorecer lo que en Disciplina Positiva llamamos “sentido de pertenencia”.
Si nuestro hijo o nuestra hija ve que contamos con su apoyo, que les tenemos en cuenta, que les hacemos partícipes de nuestros asuntos personales, etc., todo esto va a fomentar el sentimiento de equipo dentro de la familia y va a favorecer ese clima de armonía y esa conciencia de grupo que tan necesaria es para la unidad familiar.
Así que, cuando estemos atravesando dificultades o situaciones complicadas, la mejor opción será cuidar el mensaje y la forma de transmitirlo, pero sin esconder esa realidad a nuestros hijos e hijas.
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