Guía del cuidado dental en bebés de 0 a 24 meses

En el desarrollo bucodental infantil influyen muchos factores, incluso la higiene, alimentación y nivel de estrés de la madre embarazada

El cuidado dental del bebé «empieza en la barriga de la madre». La afirmación es de Irene Iglesias, odontóloga infantil de nuestro equipo de expertos en salud materno-infantil. Bajo esa premisa de base, hoy os ofrecemos una guía del cuidado dental en bebés de 0 a 24 meses. Esta guía os ayudará a cuidar de la salud bucodental de vuestros hijos. 

Cuidado dental en bebés de 0 a 24 meses: La higiene antes del primer diente

«De cero meses hasta que salga el primer diente no hay que limpiar la encía del bebé con nada». Así de contundente es la afirmación de Irene Iglesias. Ni gasita ni nada por el estilo siempre que estemos con lactancia materna. Según nuestra experta, no es necesario limpiar los restos de leche e incluso es contraproducente.

 

Guía del cuidado dental en bebés de 0 a 24 meses

 

«Cada vez hay más evidencias de que limpiar con una gasita perjudica al microbioma del bebé«, incide nuestra odontopediatra. Y es que la lactancia materna es clave para el desarrollo de una microbiota saludable. Esta incide directamente en el sistema inmunológico del bebé. Cuando este nace, comienza a desarrollar esa microbiota a través de los microorganismos que le pasa su madre en el parto y a través de la leche materna.

De hecho, establecer y mantener una correcta lactancia materna es fundamental para el cuidado dental en bebés. La lactancia materna no solo no provoca caries sino que, de hecho, podría ser un factor protector por los anticuerpos que frenan el crecimiento de bacterias, tal y como recoge el Comité de Lactancia Materna de la Asociación Española de Pediatría en un informe firmado, entre otras personas, por la odontóloga de CSC, Irene Iglesias, con la que podéis contactar online en la Tribu CSC. 

 

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Uso de cepillo y crema dental

Si no es necesario limpiar la encía de los bebés pequeñitos, ¿cuándo empiezo a hacerlo? Pues en cuanto le salga el primero. En este caso, hay que usar cepillo y pasta de dientes. ¿Tan pequeño/a y ya usamos cepillo? Pues sí. Cepillo. Ni dedal ni gasa.

En cuanto al flúor, este es recomendable porque actúa disminuyendo el riesgo de caries protegiendo los dientes del bebé. La pasta, en cualquier caso, ha de contener al menos 1.000 partes por millón (1.000 ppm) de flúor. Incluso 1.500 partes, añade Irene Iglesias.

 

Por qué hay que cepillar con flúor los dientes del bebé

 

No hay que menospreciar los dientes de leche. Hay que cuidarlos igual que los definitivos:

«Son el proyecto de los definitivos. Si no hemos aprendido a cuidar los de leche, no vamos a saber cuidar los definitivos. Si en los de leche hay caries, coexistirán unos cuantos años con los definitivos, y estos también tendrán caries porque los hábitos de higiene, de alimentación, en definitiva, los factores de riesgo que afectaron a unos, también lo harán en los otros. Las maloclusiones en los dientes de leche se reproducirán en los definitivos«.

En el caso de los bebés lactantes alimentados con biberón, es especialmente importante la higiene y la prevención por la caries de la infancia temprana (o caries del biberón, como se conocía antes). Se produce por el biofilm (antes conocido como ‘placa bacteriana’), resultado de que las bacterias se alimentan del azúcar de la leche de fórmula.

 

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El cuidado dental en bebés también pasa por la fisiología bucodental

Otro de los elementos ante los que hay que estar vigilantes para el cuidado dental en bebés de 0 a 24 meses es «que la fisiología bucal funciona bien». Y eso comprende principalmente, según subraya nuestra dentista, labios, lengua y la nariz del bebé.

Los bebés nacen fisiológicamente preparados para la lactancia materna, tal y como explica la propia Irene Iglesias en el post «La importancia de la masticación desde los primeros dientes»:

«(Nacen con) Encías firmes, arrugas palatinas para aprehender mejor el pezón, labios que sellan, frenillo que permite una movilidad adecuada de la lengua y de las articulaciones de la mandíbula (articulaciones temporomandibulares o ATMs, no con forma de S itálica como en los adultos), ya que la mandíbula se ha de mover hacia delante y atrás en un movimiento simétrico, sin desplazamientos laterales».

 

lactancia materna protege a largo plazo frente al Covid-19

 

Gracias a la lactancia materna (que también es clave para el desarrollo del lenguaje), el peque se va desarrollando de modo que trabaja la mandíbula, la lengua y los labios. Incluso los maxilares y el paladar evolucionan creando el espacio suficiente para que los dientes salgan correctamente, evitando en la mayoría de los casos apiñamiento y maloclusión dental. Existen dos elementos a los que hay que prestar atención:

  • Observar la respiración. El niño/a debe respirar por la nariz y no por la boca. Nuestra odontóloga es muy gráfica: tanto respirar como comer son vitales para el ser humano. Pero, «cuando una de estas funciones no se hace bien, la otra se ve tremendamente afectada. Y el organismo, si tiene que decidir, prefiere respirar antes que comer. Es más vital respirar que masticar; y respirar, se debe hacer por la nariz». Esto implica que si respira por la boca, cuando empiece con la alimentación complementaria, el bebé no masticará bien, no ejercitará por tanto el aparato masticatorio y, además, su aparato digestivo también se verá afectado.
  • Vigilar la existencia de anquiloglosia. La anquiloglosia impide los movimientos normales de la lengua y esto incidirá directamente en la salud bucodental del bebé.

 

 

La alimentación y la salud bucodental

El inicio de la alimentación complementaria supone otro hito para el desarrollo bucodental de los bebés. En este sentido, hay dos aspectos importantes:

La introducción de alimentos sólidos

El Baby Led Weaning (BLW) permite al peque experimentar con la comida y fomenta la masticación de alimentos de distintas texturas.

 

Baby-led Weaning

 

Los dientes van naciendo en un orden concreto porque con ello ayudan a la erupción del resto. Primero los inferiores, que actuarán de «activadores» del maxilar superior. A medida que reciban el «golpeteo» de los dientes inferiores, irán erupcionando los superiores.

Si se trata de un niño que toma papillas y purés, es necesario que la introducción de alimentos sólidos se realice como muy tarde a los 12 meses. «A esa edad la capacidad del aparato masticatorio permite hacer movimientos rotatorios diagonales y circulares para masticar», dice nuestra experta. Si no se produce este paso, el bebé no estará entrenado para mover la lengua ni a ir desviando la comida para desmenuzar correctamente los alimentos. 

 

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El tipo de alimentos

Hay que tener una cosa muy clara: Nada de azúcar. Irene Iglesias lo afirma de manera contundente:

«No debería haber ningún contacto con el azúcar antes de los dos años. E, incluso, diría que luego tampoco. El azúcar es veneno para las bocas de los bebés. Es malo para embarazadas, para bebés sin dientes y para los niños que ya tienen dientes».

Ni siquiera los zumos naturales están recomendados para los bebés y niños pequeños por el azúcar. Estos multiplican la posibilidad de aparición de caries. El azúcar, por otro lado, está relacionado con patologías como el bruxismo nocturno.

 

 

¿Cuándo hay que acudir al dentista para una buen cuidado dental en bebés?

Este post comenzaba con una frase de la propia Irene Iglesias. «El cuidado dental en bebés empieza en la barriga de la madre». Y, aunque pueda parecer exagerado, nuestra dentista remarca que en el desarrollo bucodental de un niño o niña influyen muchos factores. Entre ellos, «la higiene, alimentación e incluso estrés de la madre embarazada».

Así que el consejo de nuestra especialista es que la revisión en Odontología Pediátrica ha de producirse «cuanto antes», preferiblemente a los seis meses de edad, momento aproximado en que sale el primer diente y los peques comienzan la alimentación complementaria (aunque hasta hace poco algunos expertos recomendaban que esa primera visita se produjera a partir del año).

 

 

Pero Irene Iglesias va más allá y cree que esa primera visita debe ser más temprana. El especialista ha de controlar, por ejemplo, si existe anquiloglosia en el bebé lactante. Pero también podrá visualizar cómo es la boquita del bebé y si la ejercita correctamente para beneficiar a su desarrollo.

Además, las familias irán recibiendo la información necesaria para un adecuado cuidado dental del bebé. Llegado el momento, podrá explicarnos cómo limpiar los primeros dientes del peque y cómo enseñar a nuestros hijos a tener una correcta higiene bucodental a medida que crezcan.

 

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