Es habitual que cada vez más mujeres se queden embarazadas y tengan un segundo hijo cuando aún dan el pecho al primero. Y en este momento, suelen surgir las dudas sobre si es posible seguir…
La lactancia en tándem es aquella en la mamá da el pecho a dos o más bebés. Estos pueden ser gemelos o mellizos, pero también es habitual que se ofrezca el pecho a peques de distinta edad. Para acercarnos a esta forma de lactar, hoy hablamos con tres madres que la practican o la han practicado.
Marina, Sandra y María Esther son tres mamás que acaban de ser madres por segunda vez. En la Tribu CSC han encontrado el apoyo y el asesoramiento necesario para desarrollar una crianza respetuosa, pues en nuestro equipo de expertos contamos con especialistas en pediatría, matronas y la consultora de lactancia, Inma Mellado, que acompaña a las madres en sus lactancias.
Las dos primeras practican la lactancia en tándem actualmente. La tercera, María Esther, tuvo que dejarla.
La experiencia antes de la lactancia en tándem
Marina es madre de Clara, que tiene dos años, y Abril que tiene tres meses. Curiosamente, su experiencia antes de tener a su segunda bebé no fue especialmente buena:
«Con Clara tuve muchos problemas al principio. Ella vomitaba mucho y me tenía que extraer mucha leche. Además no ganaba peso y me pilló el confinamiento por el coronavirus. Tuve muchas obstrucciones. Fue muy duro».
Y, sin embargo, tenía claro que quería seguir dando el pecho. Así que cuando se quedó embarazada tomó la decisión de seguir con la lactancia, «pese a que mi ginecóloga me aconsejó que destetara a Clara».
También para Sandra la primera experiencia con la lactancia presentó dificultades. Sus hijas se llaman Valentina y Verónica. La primera tiene 18 meses y la segunda apenas tres semanas. La conversación telefónica con ella se produce mientras da el pecho a Verónica (también Marina atendía a sus hijas mientras respondía a nuestras preguntas). Valentina presentaba anquiloglosia y necesitó dos intervenciones. Las mastitis y las grietas fueron el pan de cada día. «Hasta los seis meses no se fue normalizando». Poco después se quedó embarazada de Verónica.
Embarazo y lactancia
Al igual que la maternidad en general, la lactancia en tándem también está rodeada de mitos. Uno de ellos es que es incompatible con el embarazo. Y eso no es cierto. El único inconveniente es físico: durante el primer trimestre las náuseas y el cansancio pueden complicar dar el pecho a otro hijo y la sensibilidad de los pezones puede ser más elevada.
A Sandra le ocurrió eso último. Sus pezones eran más sensibles y dar el pecho era algo molesto. Sin embargo, tanto ella como Marina siguieron dando el pecho a sus hijas mientras el bebé crecía en su interior.
Ambas coinciden en que la producción de leche cambió. «Tenía poca cantidad y uno de mis pechos prácticamente no producía nada», recuerda Marina cuya hija bajó la tomas «un 60%». Pero seguía tomando pecho. A Sandra le ocurrió algo parecido.
Por su parte, Sandra explica que a ella también le bajó mucho la producción. «No sé si casi llegó a desaparecer. ¡Yo que era donante de leche! Apretaba y apretaba y nada. Pero a mi hija le daba igual, se ponía al pecho. Eso sí ,solían ser menos tomas y más cortas».
Estos cambios están producido por los aumentos en los niveles de estrógenos y progesterona propios del embarazo. Y esto puede provocar una disminución en la cantidad de leche (especialmente en el segundo trimestre) e incluso modificar su sabor. De hecho, en muchos casos se produce un destete voluntario del niño.
La llegada del nuevo bebé: Más demanda de la hija mayor
La lactancia en tándem es ahora el día a día de Marina y Sandra. Esta segunda experiencia está siendo distinta. Tanto Abril como Verónica, las dos bebés, han tenido un establecimiento de la lactancia exitoso. La mayoría de los problemas que tuvieron que sus primeras hijas no se han producido en esta segunda ocasión.
«Si antes tenía dos o más obstrucciones a la semana, ahora solo me pasa una vez al mes», explica Marina. Pero que la lactancia en tándem sea positiva en general para ellas no significa que no haya dificultades.
Estas mamás explican que las hijas mayores se han vuelto «más demandantes». De modo que las tomas son mucho más frecuentes que antes. «No es una cuestión de celos», indica Sandra. Valentina no muestra rechazo hacia al bebé, «aunque a veces hay que tener cuidado que no dé manotazos más fuertes de lo necesario». Pero esa alta demanda provoca que dar el pecho sea más cansado. También Clara demanda más. «De vez en cuando le coge la manita a su hermanita mientras toman la leche. Es bonito».
Las posturas para dar el pecho
Otro de los aspectos que más quebraderos les provoca a estas dos madres son las posturas. Marina necesita sentarse cómodamente y suele sentar a las niñas en cada una de sus rodillas para darles el pecho. Pero reconoce que si no coge una postura cómoda, le afecta a su espalda.
Lo cierto es que también existe la idea preconcebida de que los bebés que toman el pecho junto a sus hermanos lo hacen a la vez. Pero se puede ofrecer el pecho de manera correlativa (por ejemplo, en el caso de gemelos). En cualquier caso, por ahora las hijas mayores de Marina y Sandra lactan cuando las bebés lo hacen; pero eso puede ir cambiando a medida que crezcan.
En cuanto a la lactancia nocturna, esta no representa un problema para nuestras protagonistas. Sus hijas mayores ya no hacen tomas por la noche, de modo que solo tienen que preocuparse de dar el pecho a sus bebés.
¿Es tan bonita la lactancia en tándem como la pintan?
Al igual que con la lactancia en general, no se debe generalizar con la lactancia en tándem. Cada mujer, al final, debe dejarse llevar por su instinto (una cuestión que siempre defiende nuestra consultora Inma Mellado) e ir adaptándose a las circunstancias para alcanzar una experiencia satisfactoria para ella.
No obstante, algo que destacan Marina y Sandra es precisamente que hay muchas imágenes idealizadas de la lactancia en tándem:
«Cuando ves fotos en redes sociales o en internet todo parece súper bonito y muy fácil. Pero lo cierto es que para mí la lactancia en tándem está siendo complicada, aunque no me arrepiento de mi elección», explica Sandra.
Marina, por su parte, la valora como muy positiva y la recomendaría, siempre y cuando la mujer quiera hacerla. Un buen asesoramiento en este sentido, es clave, tal y como señalan ambas mamás:
«Hay que estar bien informada y muy segura de que quieres hacerla. Tengo una amiga embarazada que después de ver mi experiencia ha decidido no practicarla», dice Sandra.
Y es que si las madres en general ya reciben muchos consejos que no piden lactando con un hijo, imaginad haciéndolo con dos. «Para mí es vital el apoyo de mi pareja y de mi entorno», finaliza Marina.
Una experiencia distinta: El caso de María Esther
María Esther, sin embargo, lo intentó pero tuvo que dejarlo. Tiene dos hijas, de tres años y ocho meses. Con la primera tuvo la llamada agitación del amamantamiento y finalmente dejó de dar el pecho a su hija mayor.
«Me costó muchísimo llegar a la lactancia en tándem. Tuve muchísima agitación, incluso antes de quedarme embarazada. La agitación era tan fuerte que incluso rechazaba a mi hija mayor y me entraban ganas de vomitar mientras mamaba. Pero me lo había propuesto y soy cabezona. Pensé que podría crearles un vínculo especial entre ellas y que la mayor no tuviera celos. Pensé que sería súper bonita, con momentos llenos de magia. Pero duró poco. A los cuatro o cinco días volvió la agitación con la mayor y volvía a sentirme violenta. Además, mamaba mucho más que la hermana. Me decepcionó la experiencia. Creí que lo disfrutaríamos las tres y no fue así.»
Lo cierto es que la lactancia con su hija mayor ya había sido complicada en los inicios. El dolor la había acompañado casi siempre y hasta los dos años no descubrió que su primera hija tenía la mandíbula invertida y que, al tener la boca «al revés», el movimiento era «diferente, antinatural». La odontopediatra de la Tribu CSC Irene Iglesias le recomendó a una especialista, Carolina Jiménez, quien la ha ayudado en este camino.
«Me dijo que había hecho muy bien en insistir, pese al dolor (que era insoportable, ni el agua de la ducha podía soportar). Darle el pecho a mi hija le permitió posicionar bien la mandíbula. Pero yo me sentí muy sola e incomprendida. Mucha gente me decía que le diera el biberón, que el esfuerzo era muy grande y que no me permitía disfrutar de mi hija, que además era un bebé de alta demanda».
Pero a partir de los dos meses «empezamos a disfrutar de la lactancia y todo fue sobre ruedas. Ha sido una lactancia luchada y disfrutada al máximo«. Pero la agitación mamaria le arrebató esa «magia». Pese a todo, practicó lactancia en tándem durante cinco meses. Finalmente, cuando su hija mayor cumplió tres años, la interrumpió porque «ya no podía más».
«Yo no puedo dar consejos a otras madres. Creo que cada una tiene que hacer lo que sienta en ese momento. Yo, en mi caso, lo tenía muy idealizado. Creí que sería bonito y que lo disfrutaríamos las tres y no fue así. Es cierto que si no lo vives no sabes cómo lo vas a llevar. Prefiero haberlo hecho y no haberme quedado con esa espinita. Los primeros días sí lo disfruté. Pero es muy duro tener que decirle a tu hija mayor que no, porque la teta primero es para el bebé. En este sentido hay que estar bien preparada porque es duro».
Cada madre, una lactancia; cada maternidad, una experiencia.
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Hola estoy certificándome cómo profesional en lactancia y quisiera hacer unas entrevistas a mamás que ofrecen lactancia en tándem y agitación por amamantamiento podrían ayudarme?