En la puerta de clase te espera la maestra o el maestro. O (ahora con el coronavirus) recibes un mensaje o un correo electrónico en el que el/la profesora te cita para una tutoría. Te…
«Mi hijo no quiere hacer nada»… La falta de colaboración es uno de los retos de la educación que más suelen referir las familias cuando nos consultan en la Tribu CSC. “Mi hijo no quiere hacer nada en casa” o “Mi hijo no quiere hacer nada en la escuela” o, incluso, «Mi hijo no quiere hacer nada conmigo». son frases que solemos leer acompañadas de la preocupación de la familia por esa falta de cooperación o esa negativa constante de sus hijos e hijas.
En muchas ocasiones, lo que se busca es que los niños y las niñas obedezcan, sin más. Que cumplan órdenes sin cuestionarse nada y que hagan todo lo que se les pide sin rechistar. Ya hemos hablado en otras ocasiones de los perjuicios de la obediencia y los motivos por los que preferimos fomentar la cooperación y la contribución, frente a la obediencia ciega.
Aún así, teniendo claros los conceptos, es lógico que madres y padres quieran esa colaboración por parte de sus hijos/as y que les preocupe una negativa constante. ¿Qué hago si mi hijo no quiere hacer nada? ¿Qué podemos hacer, entonces, para fomentar la cooperación de nuestras hijas e hijos?
¿Qué hacer cuando un niño no quiere hacer nada?
En Disciplina Positiva siempre hablamos de la importancia de sentir cubiertas las necesidades de pertenencia y significancia para crecer y desarrollar habilidades para la vida. En la medida en que consigamos que nuestros hijos y nuestras hijas se sientan parte importante de una familia, que tengamos conciencia de equipo y que se sientan tenidos/as en cuenta, será más fácil que muestren disposición para colaborar.
Veamos algunas ideas para fomentar la cooperación de nuestros hijos y nuestras hijas:
Confía en sus capacidades
Es frecuente que nos pasemos los primeros años de su infancia queriendo hacer de más por ellos/as o incluso frenando su iniciativa para colaborar porque pensamos que así acabamos más rápido, que nosotros/as sabemos hacer mejor las cosas… y es cierto y lógico. Nuestros hijos y nuestras hijas necesitan entrenar para aprender a hacer las cosas. Sin embargo, si cuando tienen interés por hacerlas no confiamos en su capacidad y les quitamos las ganas de intentarlo, además de mermar su autoestima, es bastante probable que interioricen que eso no es asunto suyo y se desentiendan del tema.
Fomenta la responsabilidad
Esta costumbre de hacer de más por ellos puede llevarnos incluso a la sobreprotección y a asumir tareas que les corresponden frenando su autonomía. Permitir que se hagan cargo de sus propias rutinas de higiene o diarias, favoreciendo su autonomía, va a contribuir también a que desarrollen el sentido de la cooperación.
Permíteles tomar decisiones
Una de las principales diferencias entre obedecer y cooperar es precisamente que, en la obediencia, nos limitamos a emitir y acatar órdenes; mientras que en el caso de la cooperación todos los miembros forman parte del equipo, participan de la toma de decisiones y ejecutan las tareas. ¿En cuál de estas dos situaciones te sentirías mejor? ¿Obedeciendo sin más o formando parte de un equipo y cooperando? Pues a nuestras hijas e hijos les sucede lo mismo.
Asegurad que todas las necesidades estén cubiertas
A menudo, cuando pedimos cooperación por parte la infancia nos centramos en que se cubran las necesidades adultas de mantener un cierto orden, de organización de espacios en casa… y nos olvidamos de cuáles son sus necesidades, las propias de la infancia. Podemos hacer una lista con las necesidades de todas las personas que forman parte de la familia para asegurarnos de que todas estén cubiertas. Es más fácil que queramos cooperar para que el resto esté bien cuando nos sentimos tenidos/as en cuenta y sentimos que hay equilibrio en este sentido.
Llegad a acuerdos con respecto a las tareas y estableced un plazo concreto
Si el problema es que se niegan a hacer tareas de casa o incluso sus propias tareas del colegio, podéis probar a hacer una reunión familiar en la que acordéis cuál es la lista de tareas que hay que realizar y quién se encargará de cada una. Como hemos visto antes, formar parte de la toma de decisiones favorecerá que adquieran ese compromiso y además de esta manera podemos tener en cuenta las preferencias de cada quien y también podemos reflejar por escrito aquellos acuerdos a los que lleguemos para visualizar el equilibrio en el reparto de tareas.
Para llevar a cabo estos acuerdos es positivo que establezcamos un plazo concreto en el que esas tareas deben estar hechas por la persona que vaya a encargarse de cada una de ellas. De esta manera, permitimos que cada persona tenga libertad y autonomía para organizar su tiempo sin caer en eternizar los tiempos y entrar en posibles discusiones por el eterno “ya voy” o “luego lo hago”.
En la Tribu CSC compartimos cada día inquietudes relacionadas con los distintos retos de la crianza y somos muchas familias las que, junto con el equipo de profesionales de CSC, nos acompañamos en esta aventura de la crianza respetuosa.
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