Las rabietas cuando hay que cambiar de una actividad a otra son relativamente frecuentes en los peques, especialmente si se trata de una divertida a otra que les cuesta un poco más, hoy os damos…
Las rabietas son uno de los retos más temidos de la crianza. No es casualidad que tengamos varias entradas en este blog dedicadas a ellas. En la Tribu CSC son muchas las consultas que recibimos sobre cómo evitar las rabietas y también tenemos un seminario sobre el tema que pueden ver sin ningún coste adicional las familias miembro.
Ya hemos hablado en otras ocasiones de cómo gestionar estas situaciones y cómo acompañar las rabietas de nuestros hijos y nuestras hijas de forma respetuosa. Pero no son pocas las veces que nos preguntáis si no hay alguna manera de evitar las rabietas. Así que hoy queremos hablaros sobre esto: ¿Existe alguna manera de evitar las rabietas?
Ante todo, honestidad. No tenemos una varita mágica que pueda conseguir que las rabietas desaparezcan como por arte de magia. De hecho, tampoco sería conveniente, ya que las rabietas son un fenómeno completamente natural y forman parte del desarrollo infantil.
Ahora bien, que las rabietas sean un fenómeno natural no quiere decir que debamos fomentarlas. No dejan de ser una expresión de frustración que indica que el niño o la niña está sufriendo. Y las madres o/y los padres tampoco lo pasamos precisamente bien viéndoles en esa situación. Así que si existe alguna estrategia para intentar eludir, al menos, aquellas rabietas que sean evitables, bienvenida sea.
Evitar las rabietas adelantándose a ellas
Teniendo en cuenta que, como ya hemos dicho, no existen las fórmulas mágicas y, por lo tanto, nada puede garantizarnos al 100% que vayamos a evitar la rabieta; adelantarnos a ella y tener en cuenta algunas circunstancias puede ayudarnos, al menos, a reducir el número de rabietas que afrontamos cada día. Así que si estás en esa maravillosa etapa de la infancia en que las rabietas forman parte de vuestro día a día, te animamos a probar estas ideas:
Elige las batallas
Durante la etapa de las rabietas los niños y las niñas están en pleno proceso de “independencia” y de autoafirmación por lo que necesitan tomar sus propias decisiones. Estamos de acuerdo en que no puede decidir que vais a comprar toda la sección de juguetes del hipermercado al que habéis ido, pero igual sí puede decidir qué ropa ponerse. De hecho, es muy positivo para su desarrollo que les permitamos tomar tantas decisiones como sea posible. Así que elige qué es lo realmente innegociable y en qué aspectos podéis ser flexibles.
Evita la ocasión
Siempre se ha dicho que quien evita la ocasión evita el peligro. No vamos a poder evitar todas las rabietas, pero si sabemos que cada vez que pasamos por delante del parque tenemos rabieta porque quiere entrar, igual merece la pena dar un rodeo e ir al cole por la calle de atrás.
Establece rutinas y horarios
Muchas de las rabietas se producen por sueño o por hambre. Podemos hacer un registro de rabietas con datos como en qué momento del día se producen, qué las desencadena, cuánto duran… Si observamos algún patrón que nos indique que suelen producirse en momentos en los que ya tienen sueño o hambre, podemos intentar jugar con los tiempos y las rutinas para que no lleguen a ese punto.
Anticípate
Hay situaciones que sabemos que son susceptibles de desembocar en una rabieta. Si tu peque suele tener rabietas cada vez que vais al supermercado porque quiere meter en el carro toda la sección de bollería o helados, puedes adelantarte y explicarle que vais a ir al supermercado a comprar tal o cual cosa. Y podéis establecer antes de salir de casa que si quiere puede elegir algún artículo que le apetezca, pero solo uno, de manera que deberá elegir cuál es el producto que más desea meter en el carrito. De esta forma, podemos evitar las rabietas anticipándonos a ellas.
Prueba a distraer su atención
Si ves que hay alguna actividad o alguna situación que está a punto de desencadenar una rabieta, siempre puedes intentar distraer su atención con alguna otra actividad. También podemos tirar de sentido del humor y hacer algo que les resulte inesperado para conseguir sacarles del bucle en el que están entrando. Si no funciona y su interés sigue centrado en la actividad inicial, no es necesario insistir. Nos tocará aceptar y acompañar la rabieta si se produce.
Mantén la calma
Esto puede ser lo más difícil y, al mismo tiempo, es lo más efectivo. Las neuronas espejo siempre cumplen su trabajo y hacen que nos “contagiemos” del estado de ánimo de quienes tenemos alrededor. Así que si nosotras/os perdemos el control y nos dejamos llevar por los nervios del momento, difícilmente vamos a poder ayudar a nuestras hijas e hijos a mantener la calma.
Por el contrario, si mantenemos la calma y el control de la situación, es más fácil que se contagien de nuestra tranquilidad. Y, en el caso de que sea inevitable y la rabieta se produzca, también va a ser fundamental mantener la calma para poder acompañarlas de forma respetuosa, como ya hemos comentado en otras ocasiones.
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