Durante el embarazo, es importante cuidar nuestra alimentación y huir de viejas creencias como que "hay que comer por dos" ya que no es necesario. Pero, ¿qué pasa si lo hacemos? ¿El bebé engordará más…
Como todo en la vida, aprender a comer es cuestión de práctica, entrenamiento y mucha imitación. Pero puede que el peque vaya cumpliendo meses y se siga atragantando. ¿Cuándo debemos empezar a preocuparnos si el bebé se atraganta con sólidos?
La realidad es que es difícil establecer una fecha exacta ya que, como explica Jéssica Romero, la terapeuta ocupacional pediátrica del equipo de Criar con Sentido Común, depende de cada peque y de lo que las familias les permitan experimentar con los alimentos:
«Cada bebé tiene sus ritmos, hay algunos que se mantienen sentados en la trona / con apoyos a los cinco meses y medio, y otros que no lo consiguen hasta bien entrados los siete. Y tampoco se puede esperar lo mismo del que empieza la alimentación complementaria con sólidos a los seis meses que el que los prueba por primera vez al año».
Sin embargo, a grandes rasgos, lo habitual es que el bebé gestione los alimentos sin atragantarse en unos meses desde que empieza a comer sólidos.
El BLW y el riesgo de atragantamiento
Una de las mayores preocupaciones al empezar el Baby-led Weaning es que nuestro bebé se atragante al comer sólidos. De hecho, a pesar de que cada vez más pediatras recomiendan el BLW para comenzar la alimentación complementaria, muchos progenitores apuestan por los purés y triturados por el miedo a que el peque se atragante con sólidos.
Muchos bebés con seis meses no tienen dientes para masticar los alimentos sólidos, pero la realidad es que no los necesitan ya que tienen herramientas suficientes para gestionarlos. Por supuesto, hay excepciones. Por ello, es fundamental que antes de ofrecer alimentos sólidos a nuestro bebé, hagamos un curso de primeros auxilios en atragantamientos y asfixias para evitar sustos. En la Tribu CSC cuentas además con un equipo de profesionales que ayudan a diario a cientos de familias a resolver todas sus dudas.
Tal y como explica la pediatra de CSC Gloria Colli en el post «Cómo prevenir atragantamientos y asfixias en los niños cuando comen», lo primero que hará un bebé será intentar aplastar el alimento con la lengua para aprender poco después a moverlo de un lado a otro de la boca para molerlo con las encías. Y cuando esté preparado, lo llevará hacia atrás para tragarlo. Un proceso de aprendizaje que le puede llevar días, semanas e incluso meses.
Y es entonces, sobre todo los primeros días, cuando pueden aparecer las arcadas, que no son más que un reflejo de náusea natural para que el trozo vuelva hacia delante. Por tanto, y aunque suelen ponernos en alerta (especialmente cuando son muy pequeños) no hay que confundirlas con un atragantamiento, ya que son completamente normales y no suponen ningún riesgo.
Sin embargo, pasado este primer periodo de aprendizaje, hay veces que el bebé sigue atragantándose, lo que podría ser un primer signo de alarma. Según Jéssica Romero:
«Esto podría indicar alguna dificultad en la motricidad de la lengua y otras estructuras de la boca. De igual modo, si sigue dando muchas arcadas-vómitos y el bebé rechaza probar nuevos alimentos, podría ser indicio de hipersensibilidad táctil».
Por otra parte, también deberíamos acudir al especialista si al peque le cuesta gestionar el líquido sorbiendo del vaso-cuchara y se atraganta ya que puede deberse a dificultades oromotoras, incluso en la coordinación succión-deglución-respiración.
¿Y cuándo se considera atragantamiento? Cuando el alimento pasa a las vías respiratorias dificultando la entrada de aire. Para solventarlo, se produce la tos, un mecanismo que suele ser efectivo para expulsar el cuerpo que impide la entrada de aire. Si la obstrucción es total, el bebé no puede toser, el aire no entra y se produce la asfixia. Se trata de una situación de extrema gravedad en la que son necesarias maniobras de desobstrucción de la vía aérea de forma inmediata.
¿Cómo evitar riesgos de atragantamientos cuando comen sólidos?
No se ha demostrado que la alimentación con sólidos provoque más atragantamientos que con purés y triturados, siempre y cuando se sigan una serie de recomendaciones:
- El bebé es capaz de mantenerse sentado solo. Nada de comer en la hamaca recostado o en la silla apoyado con las manos. Debe ser capaz de estar sentado y usar las manos únicamente para agarrar la comida.
- Debe haber perdido el reflejo de extrusión que le hace escupir todo lo que tiene en la boca, ya que la presencia de este reflejo se relaciona con un mayor riesgo de atragantamiento.
- Tiene que mostrar interés por los alimentos y ser capaz de rechazarlos cuando ya está saciado. Por ello, es fundamental que respetemos sus señales y no le obliguemos a comer.
- La presentación de los alimentos juega un papel clave. Deben tener el tamaño adecuado para que el pequeño pueda cogerlo con la mano y estar cortado de forma alargada para que sea fácil de agarrar. Además, deben estar muy blandos de forma que se puedan aplastar con los dedos de una mano.
- Hay que evitar los alimentos con alto riesgo de atragantamiento, como es el caso de los frutos secos enteros, las uvas enteras, las salchichas o los alimentos crudos sin cocinar como la zanahoria. Esto no significa que no se puedan ofrecer, ya que se pueden triturar, cortar en cuartos o hervir.
- No dejar nunca al bebé comiendo solo, evitar las distracciones y no hacer que se ría mientras come.
¿Cuándo dejar los purés y ofrecer sólidos?
Muchos padres y madres pueden pensar que es buena idea empezar con purés y triturados y esperar un poco a que su peque sea algo más mayor para comenzar con la introducción de sólidos. Sobre todo, cuando ya esté más acostumbrado a comer alimentos más allá de la leche.
Pero nada más lejos de la realidad. Según la dietista-nutricionista de CSC, Rebeca Pastor, es importante ofrecer alimentos sólidos a los peques antes de los nueve meses y no dejarlo para más adelante. El motivo es que los bebés tienen capacidad para gestionar los alimentos sólidos por sí solos hasta los nueve meses aproximadamente. Sin embargo, pasado ese tiempo, si siempre han comido purés, acaban perdiendo este instinto de gestión de alimentos, incrementándose por tanto el riesgo de atragantamiento.
Aunque cada bebé es único, es habitual que entre los seis y los nueve meses acepten nuevos sabores y texturas. Por ello, lejos de las antiguas recomendaciones para introducir alimentos de forma escalonada, es justo en este momento cuando debemos ofrecer todo tipo de alimentos, a excepción de las verduras de hoja verde y los pescados de grandes dimensiones, así como los frutos secos enteros.
De hecho, la Asociación Española de Pediatría, la OMS y diferentes estudios resaltan la importancia de ofrecer sólidos antes de los nueve meses tras observar problemas de alimentación a largo plazo y el escaso consumo de frutas y verduras en niños en los que se introdujeron de forma tardía los alimentos sólidos.
Buenas tardes mi bebé tiene 9 meses hemos intentado ofrecer sólidos en alguna ocasión y la experiencia ha sido muy traumática, le dan muchas arcadas y tos , la última vez casi se ahoga con un trozo de plátano, se quedó morado…pensé que se axfisiaba un horror la verdad, así que no me atrevo ni a intentarlo , me da pánico.
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