¿Cómo aplicar la disciplina positiva en niños que pegan? Cuando pensamos en formar una familia nos asaltan dudas e inquietudes varias y, cuando por fin tenemos a nuestro bebé en brazos, la ilusión y los…
Los errores de los adultos afectan a los hijos. Muchos de esos errores pasan desapercibidos para los progenitores. Los cometemos casi sin darnos cuenta. Pero eso no nos resta responsabilidad. Hoy profundizamos en esta cuestión de la mano de Silvia Guijarro, maestra y educadora en Disciplina Positiva de Criar Con Sentido Común.
Al igual que el resto de las profesionales de nuestra comunidad, Silvia Guijarro asesora y acompaña a las familias que forman parte de la Tribu CSC. Muchas de estas dudas se refieren a asuntos como las rabietas, los límites y la educación respetuosa.
Hoy nos centramos en los errores de los adultos y cómo estos afectan a los niños y niñas.
P: ¿La infancia actual ha cambiado mucho de la nuestra?
R: Pues yo creo que la infancia, en esencia, sigue siendo la misma. Lo que ha cambiado es el entorno, los recursos, las circunstancias de las personas adultas que les crían y, en algunos casos, la forma de relacionarnos con la infancia. Pero los niños y las niñas de hoy en día siguen teniendo las mismas necesidades que teníamos nosotras o nuestros abuelos: amor, seguridad, protección…
Los niños y las niñas de hoy en día siguen teniendo las mismas necesidades que teníamos nosotras o nuestros abuelos: amor, seguridad, protección
P: Tenemos más información, hemos avanzado en muchos aspectos, pero muchos de los errores de los adultos los pagan los hijos: ¿Tú lo ves así?
R: Sí, yo creo que es algo inevitable. Por mucha información que tengamos la perfección no existe; así que como madres y padres también cometeremos errores que afectarán a nuestros hijos y condicionarán de alguna manera sus vidas.
La perfección no existe; así que como madres y padres también cometeremos errores que afectarán a nuestros hijos y condicionarán de alguna manera sus vidas
P: ¿Y por qué esos errores de los adultos pueden influirles tanto?
R: La infancia es una etapa de la vida muy sensible. Durante la infancia tenemos una capacidad de aprendizaje asombrosa, pero también estamos construyendo los cimientos de nuestra vida; nuestro propio autoconcepto. Si le dices a un niño que la Tierra es plana, se lo cree. Si le dices que es tonto, también.
La infancia es una etapa de la vida muy sensible
P: ¿Qué hace falta para que comprendamos que es necesario tratar de manera respetuosa a nuestros hijos?
R: Que entendamos que nuestros hijos y nuestras hijas son personas de pleno derecho y que no nos pertenecen. Es habitual escuchar a algunas personas justificarse diciendo “es que me sacan de mis casillas” o “es que pierdo los nervios y no me puedo controlar”, pero en la mayoría de los casos no es cierto.
Nuestros hijos y nuestras hijas son personas de pleno derecho y no nos pertenecen
Hay muchas circunstancias que nos sacan de nuestras casillas y nos hacen perder los nervios y nadie (o casi nadie) le grita enfurecidamente a su jefa ni le pega a su hermano. La diferencia es que hay una creencia social muy arraigada de que con nuestros hijos podemos comportarnos de esa manera. Tal vez deberíamos incluir en las leyes que nadie será discriminado por razón de sexo, edad, raza… ni parentesco familiar.
Tal vez deberíamos incluir en las leyes que nadie será discriminado por razón de sexo, edad, raza… ni parentesco familiar
P: Hay aspectos claros: los gritos, los cachetes, los castigos… Todo eso deberíamos desterrarlos, pero ¿podrías poner ejemplos de otros errores de los adultos que cometemos y que pasan más desapercibidos?
R: La falta de presencia, pasarnos el día mirando el móvil o trabajando y posponer siempre el jugar con ellos, poner el foco en sus errores para corregirlos, las comparaciones entre hermanos o con otros niños, quitar importancia a sus asuntos… Supongo que, en la base de todos los errores de los adultos, está eso, el adultismo. El priorizar las necesidades de la población adulta sobre las de la infancia.
En la base de todos los errores de los adultos, está eso, el adultismo. El priorizar las necesidades de la población adulta sobre las de la infancia
P: Estos errores de los adultos no solo los cometemos los padres. En la escuela, en los espacios públicos, incluso nuestros políticos siguen tratando a nuestros hijos como ciudadanos de segunda: ¿Qué te da más rabia en este sentido?
R: Todo. Lo hemos visto en la pandemia quizá más claro que nunca. La infancia fue la primera en ver recortadas sus libertades y sus derechos y está siendo la última en recuperarlos. Está claro que hemos vivido una situación excepcional, pero creo que es muy peligroso caer en el cliché de “los niños se acostumbran a todo”. Sí, claro que se acostumbran y se adaptan, pero no a coste cero.
Es muy peligroso caer en el cliché de “los niños se acostumbran a todo”. Sí, claro que se acostumbran y se adaptan, pero no a coste cero
P: ¿Hay alguna señal que pueda llevarnos a detectar que nuestros errores de adultos están afectando a nuestros hijos?
R: Es complicado porque no todo lo que hacen nuestros hijos es responsabilidad nuestra. Hay conductas que se suelen considerar inadecuadas que son, simplemente, conductas propias de la edad, sin más. Pero si sentimos que entramos en luchas de poder de forma constante con nuestros hijos o que, en nuestra casa, se respira más tensión que armonía; si vemos que pasamos demasiado tiempo del día en el enfado y en el reproche podemos plantearnos qué podemos hacer nosotros/as para cambiar esa situación.
Hay conductas que se suelen considerar inadecuadas y son, simplemente, conductas propias de la edad
Para mí una señal clara de que algo va mal es que traten de escondernos sus errores. Hay una frase de L. R. Knost que me encanta. Dice “Un día, tu hijo cometerá un error o tomará una mala decisión y acudirá a ti en lugar de huir de ti. Entonces entenderás el inmenso valor de una crianza respetuosa, positiva y pacífica”.
Para mí una señal clara de que algo va mal es que traten de escondernos sus errores
P: ¿Y podemos hacer algo para evitar las consecuencias de los errores adultos?
R: Ser humildes. Asumir que no lo hacemos todo bien, pedir perdón cuando nos equivocamos, centrarnos en buscar soluciones, contar con ellos, tenerles en cuenta… y seguir intentándolo cada día. Sin torturarnos por cada error cometido y tomando conciencia de la oportunidad tan maravillosa que tenemos de acompañar sus primeros pasos en la vida.
No tenemos que torturarnos por cada error cometido sino tomar conciencia de la oportunidad tan maravillosa que tenemos de acompañar sus primeros pasos en la vida
P: La Disciplina Positiva es una pedagogía que aboga por el respeto máximo al menor, pero eso no significa que no haya límites: ¿Cómo se establecen?
R: De hecho, la Disciplina Positiva aboga por el respeto mutuo. Respeto a la infancia, sí. Y también respeto a las personas adultas y a la situación en sí misma. Equilibrando la balanza para satisfacer las necesidades básicas de todas las partes sin invadir ni invalidar a nadie.
Los límites son necesarios para proteger a la infancia. No para controlarla ni someterla
Los límites se establecen con amabilidad y firmeza al mismo tiempo. Lo que marca la diferencia en la Disciplina Positiva no es la ausencia de límites sino el cómo se abordan esos límites. Los límites son necesarios para proteger a la infancia. No para controlarla ni someterla. Y para proteger no es necesario humillar ni ridiculizar. La clave está en la conexión.
Para proteger no es necesario humillar ni ridiculizar. La clave está en la conexión
P: ¿Y este tipo de crianza se puede mantener incluso cuando se produce un divorcio o una separación?
R: Por supuesto. La crianza respetuosa no es exclusiva de ningún modelo de familia. Cualquiera que sea la estructura y la realidad de cada familia, se puede criar desde el respeto si las personas adultas decidimos andar ese camino.
Cualquiera que sea la estructura y la realidad de cada familia, se puede criar desde el respeto
P: Otro de los errores de los adultos se comete en muchos divorcios en los que se usa a los hijos como armas arrojadizas: ¿Cómo hacer ver ese daño a los padres que lo causan?
R: Qué difícil. En esos casos pienso que se instrumentaliza a los hijos, se les despoja de su identidad de personas y pasan a convertirse en objetos o herramientas con los que dañar a la otra parte. Creo que para tomar conciencia de esto y frenar esa escalada de violencia es imprescindible ayuda profesional.
Cuando se instrumentaliza a los hijos, se les despoja de su identidad de personas y pasan a convertirse en objetos o herramientas
P: Muchas decisiones que tomamos -sean errores adultos o no- afectarán a nuestros hijos durante toda su vida: ¿Cómo podemos evitar causar esas heridas en la infancia?
R: Podemos intentar ser madres y padres suficientemente buenos, pero no equivocarnos en nada es una utopía. Podemos intentar sanar nuestras propias heridas para no repetirlas en ellos. Podemos intentar centrarnos en conectar, en estar presentes y disponibles cuando nos necesiten… pero también tenemos que asumir que estamos aprendiendo y que, si en algún momento nos damos cuenta de que nos equivocamos y de que eso les marcó, tocará asumir, responsabilizarnos y favorecer que ellos también sanen sus heridas y hagan su camino en la vida.
Podemos intentar ser madres y padres suficientemente buenos, pero no equivocarnos en nada es una utopía. Podemos intentar sanar nuestras propias heridas para no repetirlas en ellos
P: Somos los espejos en los que se miran nuestros hijos: ¿A qué reflejo deberíamos aspirar?
R: Me dan miedo las expectativas. Es fácil caer en pensar “quiero ser la mejor madre posible”, pero la realidad es que todo siempre puede mejorarse. A mí me gustaría que el día de mañana mis hijos piensen “me sigue apeteciendo compartir tiempo con mi madre”. Sería buena señal. Sé que no lo hago todo bien, así que espero que, si algún día, cuando crezcan, piensan en su infancia, sean capaces de recordar mis errores y también que nunca me costó reconocerlos y pedirles perdón. Que en la balanza pesen más los momentos buenos que los malos. Que haya más recuerdos de risas y escucha, que de lucha y desconexión.
Ser una persona que hace más bonito el espacio que habita es un bonito reflejo en el que mirarse
No sé a qué deberíamos aspirar, pero a mí me vale con que aprendan de mi ejemplo a disculparse cuando se equivocan, a potenciar sus luces sin esconderse de sus sombras, a vivir sin dejar de crecer y a levantarse tras cada tropiezo. Ser una persona que hace más bonito el espacio que habita es un bonito reflejo en el que mirarse.
0 responses on "Silvia Guijarro, educadora de Disciplina Positiva: "Es muy peligroso caer en el cliché de 'los niños se acostumbran a todo'. Sí, claro que se acostumbran y se adaptan, pero no a coste cero""