En los últimos tiempos escuchamos hablar cada vez con más frecuencia de agotamiento parental o de agotamiento emocional en la crianza. Criar nunca ha sido asunto fácil, pero en los últimos tiempos parece que se…
¿Qué es la negligencia emocional? Dice el diccionario de la RAE que la negligencia es el descuido, la falta de cuidado o de aplicación.
Esta falta de cuidado puede constituir una forma de maltrato hacia los menores que consiste en que los padres no proporcionan los cuidados básicos a sus hijos. Cuestiones como la alimentación, el vestido, la atención médica, la educación, la seguridad y/o el afecto son ignoradas por los progenitores.
Qué es la negligencia emocional
En líneas generales, como vemos, la negligencia incluye necesidades tanto físicas como emocionales. Así, establecemos dos tipos diferentes de negligencia que pueden darse juntos o no.
Por un lado, hablaríamos de negligencia física en la que los progenitores o cuidadores principales descuidan las necesidades físicas básicas del niño como la alimentación, la higiene o la atención sanitaria.
Por otro, tendríamos la negligencia emocional. En este tipo de negligencia, los padres o cuidadores ignoran las expresiones emocionales de los niños y sus intentos de comunicación como el llanto o la risa y, además, no inician la interacción ni el contacto con ellos.
Definimos, entonces, la negligencia emocional como la privación de estimulación afectiva, respuestas inconsistentes por parte de los adultos a las señales de interacción afectiva del niño, omisión de cuidados psicológicos y de atención a las necesidades del menor, incluido el abandono.
Cuando se da de forma aislada, los padres sí proporcionan los cuidados físicos necesarios, pero omiten la responsabilidad de cuidar de la salud emocional de los/as hijos/as. Esta omisión puede ser consciente e intencional, pero también muchas veces es sencillamente que no detectan las necesidades emocionales, no les dan importancia o no saben cómo actuar ante ellas.
Cómo detectar la negligencia emocional
La negligencia emocional, en ocasiones, es difícil de detectar. Esto es así porque no siempre es tan evidente. De hecho, puede ser muy sutil. Puede comenzar por pequeñas demandas del niño o la niña, como mostrarse triste por haberse peleado con un amigo en el colegio y que los padres no recojan esa emoción y le den una respuesta adecuada.
Estos son solo algunos ejemplos de negligencia emocional, si este tipo de conducta por parte de los progenitores se reitera, el niño o la niña termina aprendiendo que sus emociones no son importantes y, como consecuencia, deja de solicitar apoyo emocional.
El diagnóstico de la negligencia emocional es complejo y no siempre evidente porque, además, no existen pruebas específicas para detectarlo, no existe un test para detectar la negligencia emocional. Sin embargo, sí existen tanto algunas variables que pueden influir como algunos síntomas que se pueden observar en los niños.
Señales en los progenitores
Entre las variables que pueden intervenir, una de las más importantes es que los progenitores hayan sufrido negligencia emocional. Hemos de tener en cuenta que aprendemos esquemas y patrones de comportamiento de nuestros padres y, por tanto, es fácil que las personas adultas que han sufrido negligencia emocional, se conviertan en padres y madres negligentes.
Otras variables que se dan frecuentemente en madres y padres negligentes son:
- Relaciones de pareja inestables.
- Relaciones conflictivas con otros miembros de la familia a los que no acuden en caso de necesitar ayuda.
- Falta de responsabilidad en las tareas domésticas.
- Condiciones de vida insalubres.
- Falta de relaciones sociales o de red de apoyo (hacer tribu, en la crianza, es básico. En la Tribu CSC puedes conectar con otras familias que comparten tu estilo de [p]maternar y contar con el apoyo y el asesoramiento de nuestro equipo de expertos/as en crianza respetuosa y educación positiva).
- Bajo nivel socioeducativo.
- Situación laboral inestable o poco satisfactoria.
- Ignorancia de cuáles son los hábitos de cuidado emocional adecuados.
Por supuesto, no siempre que se da alguna de estas características de forma aislada se da la negligencia emocional, pero sí se han observado con frecuencia estas características en los casos de negligencia emocional.
Y, ¿qué síntomas se pueden observar en los niños que sufren negligencia emocional?
En los casos más graves pueden presentar sintomatología depresiva, ansiedad, tendencias suicidas, trastornos de la conducta alimentaria, trastorno límite de la personalidad, etc.
También se pueden mostrar como apáticos, con baja autoestima o dar la impresión de parecer insensibles o indiferentes.
Asimismo, pueden ser niños/as con retrasos en el desarrollo e hiperactividad. A nivel conductual pueden llegar a mostrarse agresivos. Pueden también evitar la cercanía con otras personas y alejarse de los amigos.
Como podéis comprobar, la sintomatología es algo difusa por lo que es importante descartar otro tipo de cuadros, trastornos o situaciones.
Pediatras, maestros u otros familiares o personas cercanas debemos estar alerta respecto a cómo es la comunicación emocional de las familias que nos rodean para poder dar la voz de alarma si observamos algún caso de negligencia emocional.
Por ello, no solo se trata de detectar las señales de alarma en los niños sino también de observar si los padres padecen depresión, adicciones, algún trastorno de salud mental, problemas emocionales, sentimiento de rechazo hacia los hijos o falta de aptitudes para la crianza.
Consecuencias de la negligencia emocional en niños y niñas
Ya hemos hablado en otras ocasiones sobre las consecuencias, por ejemplo, del apego inseguro. La negligencia emocional tiene que ver con el vínculo de apego ya que algunos estudios sugieren que los trastornos de la vinculación pueden derivar en negligencia emocional.
Como cabe esperar, en caso de negligencia emocional, las secuelas se extienden a la edad adulta. Las personas adultas que han sufrido negligencia emocional pueden padecer trastorno de estrés postraumático, depresión, malestar psicológico que se traduce en sentirse dañado, ira, culpabilidad o vergüenza.
De la misma manera, pueden rehuir la intimidad, presentar dificultades para confiar en los demás y, lo que es preocupante, convertirse en padres negligentes.
¿Cómo superar la negligencia emocional?
El tratamiento pasa por la psicoterapia y la terapia familiar. Sin embargo, como decíamos, el hecho de que los progenitores o cuidadores ignoren las necesidades emocionales de los/as hijos/as hace que también ignoren la necesidad de intervención. Por ello, lo habitual es que otras personas sean las que den la voz de alarma y pongan en marcha los mecanismos necesarios para solucionarlo.
Y, ¿cómo podemos, como padres, evitar ser negligentes con nuestros hijos?
La respuesta es la misma de siempre: estando atentos a sus demandas emocionales, observando los pequeños gestos del día a día y dándoles respuesta y demostrando que sus experiencias, emociones y sentimientos nos importan y estamos disponibles para que las puedan compartir con nosotros y buscar ayuda y refugio siempre que lo necesiten.
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