Pedir ayuda a un adulto no es ser chivato

Es fundamental que niños y niñas tengan claras la diferencias entre ser un chivato y pedir ayuda para evitar que situaciones de riesgo pasen desapercibidas

Una de las etiquetas que más intentan evitar niños y niñas en la escuela es la de “chivato”.

En un sistema educativo donde las normas suelen centrarse en cumplir con las necesidades y las expectativas adultas y, cuando se incumplen esas normas, las consecuencias llegan en forma de sanciones y castigos, ser un chivato es una de las etiquetas más vergonzosas que puedes llevar y que, probablemente, te llevará a tener problemas en tus relaciones sociales y a ser excluido del grupo. Al fin y al cabo, nadie quiere tener a su lado a un chivato.

¿Qué es un niño chivato?

Pero, ¿qué es un niño chivato? Podríamos afirmar que un niño chivato o una niña chivata son quienes se dedican, de manera sistemática, a informar a la persona adulta de referencia, ya sea la maestra o el padre, de cualquier incumplimiento de las normas que se produzca por parte de otro menor. “Seño, fulanita no ha hecho los deberes” o “Mamá, menganito no ha recogido sus juguetes”. Y, como es lógico, fulanita y menganito se enfadan y le acusan de ser un chivato o una chivata.

Pedir ayuda a un adulto no es ser chivato

Como maestra siempre suelo decir que no me gusta que nadie se “chive”. Es mi responsabilidad velar por la seguridad y el desarrollo de mi alumnado. Las normas pueden ser más o menos importantes, pero, en cualquier caso, también es mi trabajo velar por su cumplimiento. No deberían ser los niños ni las niñas quienes ejerzan de centinelas que den la voz de alarma cada vez que alguien se salte mínimamente alguna de las instrucciones o de los acuerdos.

Sin embargo, es imprescindible que niños y niñas conozcan la diferencia entre chivarse y denunciar. Por eso es fundamental que, tanto en la escuela como en casa, hagamos hincapié en esta diferencia fundamental.

Pedir ayuda a un adulto no es ser chivato: Diferencias entre chivarse y denunciar

En ocasiones, en la escuela o en casa, podemos encontrarnos con situaciones complejas o incluso peligrosas en las que se ha producido un abuso o se ha dado una situación de riesgo y, al preguntar por qué nadie nos ha avisado, recibimos la respuesta estrella: “porque no quiero ser un chivato”. 

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La mala fama del chivato no solo puede dar lugar a conflictos y malestar entre iguales, también corremos el peligro de no enterarnos de situaciones peligrosas que precisan del conocimiento y la intervención de una persona adulta. Por eso es fundamental que enseñemos a niñas y niños a distinguir entre chivarse y denunciar.

Diferencias entre ser un chivato y el niño que informa de un problema grave

En mis clases siempre suelo explicar que chivarse es informar a la persona adulta del incumplimiento de alguna norma que, al incumplirse, no está creando ningún daño ni ningún perjuicio a ninguna persona. Por ejemplo, contarle a la maestra que un compañero está comiendo chicle o que una compañera no ha hecho sus deberes, sería chivarse. Es una acción que se lleva a cabo con la finalidad de que se sancione o se regañe a otro niño o niña, sin más. Y es lógico que moleste y que genere tensiones entre niños y niñas.

Pedir ayuda a un adulto no es ser chivato

Denunciar, sin embargo, es informar a la persona adulta de referencia de una situación que está provocando sufrimiento o malestar, ya sea a mí mismo/a o a otra persona. Por ejemplo, informar a la maestra de que hay un grupo de compañeros que están insultando a otra compañera o de que un compañero me pega, no es chivarse. Es denunciar una situación que está haciendo sufrir a alguien y que precisa la intervención de una persona adulta para resolverse.

Mientras que cuando me chivo estoy perjudicando a algún compañero o a alguna compañera sin beneficiar a nadie; cuando denuncio una situación estoy dando la voz de alarma para ayudar a alguna compañera o compañero. Mientras que el objetivo de “chivarse” es perjudicar, el objetivo de “denunciar” es ayudar.

Es fundamental que niños y niñas tengan claras la diferencias entre ser un chivato y pedir ayuda para evitar que puedan darse situaciones de riesgo que pasen desapercibidas a ojos de las personas adultas responsables del grupo.

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