Según la Guía de Práctica Clínica sobre la Depresión Mayor en la Infancia y la Adolescencia del Ministerio de Sanidad, se calcula que hasta un 20% de los niños y jóvenes de hasta 18 años…
La pubertad es una fase del desarrollo humano que nos lleva de la infancia a la adultez. Es el momento en el que se adquiere la madurez sexual y la capacidad reproductiva. Un periodo de transición que no a todos los niños y niñas les llega a la vez. Hay ocasiones en que se adelanta y otras en las que se atrasa. Hoy hablamos del segundo caso, de la pubertad retrasada.
¿Qué es la pubertad retrasada?
La palabra pubertad procede del latín (pubertas, pubertatis) y es, según la Real Academia de la Lengua (RAE), la «primera fase de la adolescencia, en la cual se producen modificaciones propias del paso de la infancia a la edad adulta».
Generalmente se da entre los 8 y los 14 años en las niñas y entre los 9 y los 15 en los niños. El periodo es amplio porque cada persona es distinta y los procesos biológicos también. Durante la pubertad se desarrollan los caracteres sexuales secundarios, se alcanza la fertilidad, se producen cambios en la composición y proporción corporal y se acelera el crecimiento lineal hasta alcanzar la talla adulta. Además, no solo se producen cambios físicos, también cambios psicológicos y emocionales.
Sin embargo, hay chicos y chicas que llegan a esa edad y no experimentan estos cambios en sus cuerpos. A esto se le conoce como pubertad retrasada o retraso puberal. Según la Asociación Española de Pediatría (AEPED), se considera que hay pubertad retrasada si el desarrollo puberal no se ha iniciado a los 13 años en las niñas y a los 14 en los niños.
También existe otro concepto relacionado, la pubertad retenida o incompleta que se produce cuando la pubertad se inicia a la edad adecuada, pero no se completa hasta pasados cuatro o cinco años.
¿Qué causa la pubertad tardía?
En la mayoría de casos existen antecedentes familiares. Es posible que la madre o el padre se desarrollara más tarde. O le ocurrió a los hermanos, tíos o primos. Es lo que se conoce como retraso constitucional del crecimiento y desarrollo. Se lo considera dentro de la normalidad y consiste en un trastorno temporal de la secreción de gonadotropinas y esteroides sexuales por retraso madurativo. En este caso, el chico o la chica se desarrollará con normalidad, pero solo un poco más tarde que sus compañeros.
En otras ocasiones, sí pueden existir problemas médicos. La diabetes, la fibrosis quística, las enfermedades renales o incluso el asma pueden provocar una pubertad retrasada. Pero con un tratamiento adecuado es posible reducir las consecuencias.
La alimentación también influye. La desnutrición y la ingesta de alimentos poco nutritivos puede afectar. Las personas con trastorno de la conducta alimentaria pueden experimentar pubertad retrasada. También la práctica de deporte intensivo, en el caso de las chicas, puede retrasar la menstruación.
Por otro lado, los menores con problemas en la hipófisis o en la glándula tiroidea pueden tener una pubertad retrasada, ya que estas glándulas son las encargadas de fabricar las hormonas claves en el crecimiento y el desarrollo del cuerpo.
Por último, hay enfermedades cromosómicas que afectan a la pubertad. Es el caso del síndrome de Turner (en chicas) y el síndrome de Klinefelter (en chicos).
¿Cómo saber si tengo pubertad retrasada?
Existen algunas señales para detectar la pubertad retrasada. Pero primero hay que recordar qué ocurre a chicos y chicas durante la pubertad.
En el caso de las chicas
- Se desarrollan los senos.
- Crece el vello púbico.
- Se experimenta un «estirón».
- Se inicia la menstruación.
- El cuerpo se hace más curvilíneo y se ensanchan las caderas.
En el caso de los chicos
- Crece el vello púbico y facial.
- Se experimenta un «estirón».
- Los testículos y el pene aumentan de tamaño.
- Cambia el cuerpo: se ensanchan los hombros y el cuerpo se vuelve más musculoso.
Por lo general la aparición del botón mamario en las niñas y el crecimiento de los testículos y el pene en los niño marcan el inicio de la pubertad. Si a los 13 años (niñas) y 14 años (niños) estas dos circunstancias no han ocurrido, entonces se puede considerar que existe pubertad retrasada.
¿Tiene tratamiento?
La causa de la pubertad retrasada va a marcar el tratamiento. Es decir, si no hay un problema físico, sino simplemente hay un retraso en el desarrollo, no es necesario intervenir. La persona alcanzará la pubertad un poco más tarde, pero lo hará.
En cualquier caso, sí es recomendable consultar con el pediatra (en la Tribu CSC contamos con Gloria Colli y otras profesionales a las que podéis consultar online para resolver vuestras dudas). En pediatría realizarán una exploración, se consultarán los antecedentes médicos y familiares y se revisará el patrón de crecimiento del niño o la niña. También es posible que el profesional requiera un análisis de sangre o una radiografía de los huesos (mano y muñeca izquierdas) para comprobar si están madurando como deben.
Si hay algún problema, por lo general, se deriva al adolescente a endocrinología. En algunas ocasiones, se puede recurrir al tratamiento con hormonas (testosterona en chicos y estrógenos en chicas). Cuando existe un problema de salud, como el síndrome de Turner, sí se recurre a este tipo de tratamiento y otros.
El impacto psicológico de la pubertad retrasada
Quizás uno de los retos más importante (y difícil) es el impacto psicológico que puede tener la pubertad retrasada en el menor que la experimenta. La adolescencia es una etapa de muchos cambios y todo un reto para ellos y para los padres (aquí algunos trucos para sobrevivir a ella).
En este periodo, los amigos y cómo los ven los demás se convierte en algo fundamental; así que ver que los compañeros están alcanzando la fase a su ritmo y tú no, puede ser muy duro. Es el momento de la construcción de la personalidad, de conocerse y desarrollar los pilares de la adultez que vendrá.
La pubertad retrasada puede generar ansiedad y estrés en los adolescentes. Si estas sensaciones son incapacitantes y hacen sufrir, es buena idea buscar ayuda psicológica. El típico «no te preocupes, ya crecerás» no parece la mejor solución. Necesitan apoyo, comprensión y empatía. La pubertad llegará, sí. Pero hay que tratar de que el camino sea lo más amable y tranquilo posible.
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