Tamara Hernán, enfermera veterinaria: «Todavía hay mucho miedo y desconocimiento sobre la convivencia entre gatos, embarazadas y niños»

"Un gato no es un perro y esa es la gran lacra de esta especie"

Aprovechando que es el Día Internacional del Gato, entrevistamos a nuestra experta en familias multiespecies, Tamara Hernán. De su mano os ofrecemos algunas claves de convivencia entre bebés y gatos.

Tamara Hernán es enfermera veterinaria y educadora canina. Desde hace unos meses forma parte del equipo de expertas de Criar Con Sentido Común y atiende a diario las preguntas sobre familias multiespecie a través de la Tribu CSC.

A lo largo del año hay 3 días dedicados a los gatos, en febrero, octubre y agosto. Hoy la entrevistamos para saber más sobre los felinos y aprender a mejorar la convivencia entre bebés y gatos.

P: Muy independientes, ariscos… Hay muchos estereotipos sobre los gatos. ¿Cómo se comportan los gatos en las familias con bebés y niños?

R: Pues es un gran tema, el de las etiquetas y los estereotipos normativos. Y para nada es así. Aunque son muy recientes, y hay menos cantidad en comparación con los estudios caninos, ya hay estudios sobre el vínculo y la relación humana-felina que alejan esta visión sobre ellos.

Hay estudios sobre el vínculo y la relación humana-felina que nos alejan de las etiquetas y estereotipos que se suelen asociar a los gatos 

De hecho, hay un cierto gusto por esa independencia ya que gracias a la biofilia (necesidad de estar en contacto con la naturaleza) llegamos a estar más conectados que ellos. El gato es un animal menos domesticado en el tiempo que el perro. Y tiene una apariencia física y comportamental más cercana a su ancestro, el gato salvaje africano, y eso nos atrae.

Cada vez que escucho la etiqueta de «arisco» en un gato, en la mayoría de casos se trata de un gato con miedo e incomprendido, al que no se le ha brindado el tiempo necesario para su adaptación ni se ha respetado su espacio

Por otro lado, me sabe muy mal cada vez que escucho la etiqueta de «arisco» en un gato. En la mayoría de casos se trata de un gato con miedo e incomprendido, al que no se le ha brindado el tiempo necesario para su adaptación ni se ha respetado su espacio vital.

Un gato no es un perro y esa es la gran lacra de esta especie

Además, un gato no es un perro y esa es la gran lacra de esta especie. Muchas familias adoptan un gato porque no hay que sacarle a pasear y piensan que requiere menos atención. Sin embargo, es importantísimo conocer qué necesidades vitales y de estimulación física y mental necesitan para una buena convivencia entre bebés y gatos.

Muchas familias adoptan un gato porque no hay que sacarle a pasear y piensan que requiere menos atención que un perro. Sin embargo, es importantísimo conocer qué necesidades vitales y de estimulación física y mental necesitan

Y el tipo de manejo adecuado para conseguir un buen vínculo con ellos. Por eso, cuando la familia se queda embarazada y tiene un bebé, los gatos son los primeros en ser cedido o abandonados. Porque aún hay mucho miedo y desconocimiento sobre la convivencia entre gatos, embarazadas y niños.

Hay mucho miedo y desconocimiento sobre la convivencia entre gatos, embarazadas y niños

También se debe a que las familias sienten menos apego por los gatos y si tienen dificultades en la convivencia, es más complicado acceder a profesionales especializados y respetuosos con los felinos.

P: Uno de los primeros momentos de alarma, el embarazo y la toxoplasmosis. ¿A día de hoy un gato puede ser vía de transmisión? ¿En qué contextos puede serlo?

R: Una cosa es cierta: El gato es el huésped definitivo de este coccidio que puede transferirse al humano y producirse una zoonosis. Pero es imposible que un gato que vive en casa y come pienso se contagie. Tendría que comer carne o verdura previamente contaminada, algo que es más probable si se tiene una casa con parcela y/o huerto o el gato vive en el exterior.

Es imposible que un gato que vive en casa y come pienso se contagie de toxoplasmosis

Por otro lado, una vez que el gato excreta los quistes parasitarios, tienen que darse unas condiciones en el tiempo y manejo de la higiene determinadas: que el arenero no sea limpiado a diario (los quistes son contagiosos después de 1-5 días de ser excretados y solo durante 14 días máximo después de la infección); y que la embarazada ingiera restos de heces con esos quistes (para ello tendría que limpiar el arenero, hacerlo sin guantes y no lavarse las manos). Con un mínimo de sentido común, nadie hace eso.

Cualquier mujer tiene mucho más riesgo de contraer la toxoplasmosis por una mala higiene de la alimentación cotidiana que por convivir con un gato

Está comprobado por la medicina que cualquier mujer tiene mucho más riesgo de contraer la toxoplasmosis por una mala higiene de la alimentación cotidiana que por convivir con un gato. De hecho puedo decir que he estado en contacto con gatos positivos a esta enfermedad, les he limpiado, dado de comer y ofrecido cuidados hospitalarios y soy negativa a esta enfermedad parasitaria.

P: ¿Cómo suele ser el comportamiento de los gatos ante la llegada de un bebé? ¿Hay que prepararlos para mejorar la convivencia entre bebés y gatos?

R: Es difícil contestar de forma genérica a esta pregunta porque cada gato es un mundo. He atendido a familias multiespecie con gatos que tenían un fuerte vínculo de apego seguro y eran muy curiosos, y a otras con gatos más inseguros y esquivos.

La mayoría de gatos tienden a la neofobia, es decir, miedo a lo desconocido

Aunque no me gusta generalizar, la norma es que la mayoría de gatos tienden a la neofobia, es decir, miedo a lo desconocido. Y aquí la clave es observar qué estrategia adquieren con la llegada del recién nacido. Hay gatos que se esconden y dejan de comer o solo lo hacen cuando se quedan solos; otros que necesitan examinar al milímetro al bebé… Y gatos muy sensibles a los que la falta de atención por parte de la familia les provoca un estrés que llega a ser patológico hasta el punto de sufrir un FLUTD (enfermedad del tracto urinario inferior) y requerir ingreso hospitalario.

Hay gatos muy sensibles a los que la falta de atención por parte de la familia les provoca un estrés que llega a ser patológico hasta el punto de sufrir una enfermedad y requerir ingreso hospitalario

P: Y al revés, ¿cómo se debe presentar al bebé al gato? ¿Hay trucos o técnicas?

R: Al bebé nunca hay que presentarle al gato. Siempre hay que dejar que sea el gato el que, cuando esté preparado, se acerque al bebé. Sin forzar, insistir, perseguirle o llevarle al bebé. Se pueden hacer presentaciones previas de los olores de la ropita del recién nacido siempre asociadas a un momento tranquilo y agradable, con la precaución de no asociarlo a premios de comida ni juego. Eso solo hará que se familiarice con ese nuevo olor y no le venga todo de golpe. Pero tampoco garantiza la aceptación y una mejor relación entre bebés y gatos.

Al bebé nunca hay que presentarle al gato. Siempre hay que dejar que sea el gato el que, cuando esté preparado, se acerque al bebé. Sin forzar, insistir, perseguirle o llevarle al bebé

Así que el truco es normalizar la llegada del peque con la máxima calma posible y dedicar todo el tiempo que necesite el animal a ese primer saludo, siempre enfocándonos en fomentar una escena de calma que favorezca ese primer encuentro (si es que en ese momento está preparado).

El truco es normalizar la llegada del peque con la máxima calma posible y dedicarle todo el tiempo que necesite el animal a ese primer saludo

P: Pasamos de fase. El peque empieza a andar y moverse. Le llama la atención el gato. ¿Cómo hacerle entender al peque que tienen que respetar a sus hermanos animales?

R: Pues aquí es muy importante entender la etapa evolutiva del peque. Obviamente durante esa fase exploratoria en la que comienzan a ganar autonomía lo quieren ver, tocar, agarrar, chupar y morder todo. Y con los animales de la casa hay que ponerles límites. Esto es algo que a las familias les cuesta mucho entender, ya que bien sabemos que las intenciones del bebé nunca son malas, pero, sin embargo, puede que el gato no esté preparado aún para esa invasión de su espacio, ni tiene por qué tolerar tirones de pelos, orejas, rabo, pellizcos, pisotones, etc.

Con los animales de la casa hay que poner límites a los peques. Las intenciones del bebé nunca son malas, pero puede que el gato no esté preparado para esa invasión de su espacio, ni tiene por qué tolerar tirones de pelos, orejas, rabo, pellizcos, pisotones…

Es fundamental en esta etapa acompañar a los peques en cada movimiento, brindar la protección que el animal demande y ofrecerle nuevos espacios alternativos más seguros fuera del alcance del bebé. En el caso de los gatos, los espacios verticales en altura son maravillosos; como por ejemplo, una estantería, una cómoda alta cerca de una ventana (siempre protegida), un rascador en torre, la parte alta del sofá…

Es fundamental acompañar a los peques en cada movimiento y brindar la protección al animal demande ofreciéndoles nuevos espacios alternativos más seguros y fuera del alcance del bebé. En el caso de los gatos, espacios verticales en altura

P: ¿Y qué hacemos si el gato araña o lanza bufidos al peque?

P: Entender que se está defendiendo. ESO LO PRIMERO. Nunca, nunca regañarle porque si ha llegado a eso es que no hemos supervisado adecuadamente. Porque aunque no nos parezca que el peque le haya hecho nada malo, para el gato ha supuesto una amenaza, y nunca va a confiar en su presencia si encima le regañamos por defenderse.

Si el gato bufa al peque es que se está defendiendo. Nunca debemos regañarle porque si ha llegado a eso es que no hemos supervisado adecuadamente

Para mejorar la relación entre bebés y gatos, hay que darle más espacio al animal e intentar fomentar momentos positivos cerca del peque sin interacciones directas. Luego y poco a poco enseñar mediante peluches, cuentos y acompañando con nuestra mano (en ese orden) al peque a cómo sí tocar. Una cosa que me gusta mucho es enseñarle a marcar una señal al gato de inicio de interacción y esperar a que sea él el que acepte o no. Es un patrón que los peques pueden aprender y así el gato nunca será acariciado si no quiere.

Para mejorar la relación entre bebés y gatos, hay que darle más espacio al animal e intentar fomentar momentos positivos cerca del peque sin interacciones directas

P: ¿Debemos permitir que se suban a la cama o al sofá mientras están los peques?

R: Si no supone un conflicto por el espacio, no veo el problema. A nivel de salud está demostrado que el pelo de los animales favorece el desarrollo inmune y reduce el riesgo de alergias en los peques. Ahora bien, en el caso de que lo haga y se quiera dejar de hacer, no se puede hacer a base de toques, disparos de agua o manipulaciones bruscas.

Está demostrado que el pelo de los animales favorece el desarrollo inmune y reduce el riesgo de alergias en los peques

En este caso, siempre recomiendo una consulta para evaluar la convivencia entre bebés y gatos (ya familias) y buscar una pauta adecuada para todos. De este modo, el proceso será menos impactante para el gato y se puede tener mayor grado de éxito.

Los gatos tienen una territorialidad más desarrollada que los perros, y un destierro, como echarle del sofá o la cama, puede convertirse en un grave conflicto en la convivencia

Los gatos tienen una territorialidad más desarrollada que los perros al tener menos años de domesticación. Y un destierro, como el que supondría echarle del sofá o la cama, puede convertirse en un grave conflicto en la convivencia con el gato.

P: ¿Qué consejos puedes dar con respecto a los espacios seguros en casa en relación con los gatos?

R: Como te comentaba antes, los espacios en alto son mis favoritos y una buena forma de procurar una buena convivencia entre bebés y gatos. También está la opción de poner gateras en las puertas, pero esta es una idea que con peques que gatean, puede resultar un poco conflictiva para la seguridad.

Los espacios en alto son una buena forma de procurar una buena convivencia entre bebés y gatos

Pero he de decir que gracias a la Tribu CSC he descubierto una nueva modalidad para ofrecer un espacio seguro a los gatos y restringir el espacio a los peques para que no tengan acceso al arenero. Se trata de una aldabilla con la que puedes dejar la puerta con un fijo abierto por el que entra y sale el gato, pero el peque no cabe. Los hay de diferentes largos y creo que es una de las mejores opciones en cuestión de utilidad-precio-tiempo.

P: Si alguna familia se plantea convertirse en multiespecie y se pregunta con qué animal, ¿recomendarías a los gatos?

R: ¡Qué preguntas tienes! (risas). No puedo ser imparcial. Convivo con 2 perros y 2 gatas, así que sí. Obviamente SÍ. Pero siempre buscando profesionales que les acompañen en el camino para que la adaptación sea fácil, respetuosa y tranquila para todos los miembros de la familia.

 

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