España detecta solo al 0,5% del total de alumnado con altas capacidades y el 50% de los menores superdotados fracasa escolarmente
España detecta solo al 0,5% del total de alumnado con altas capacidades y el 50% de los menores superdotados fracasa escolarmente
Las listas de espera para evaluar a menores con altas capacidades y la desinformación educativa obliga a muchas familias a realizar fuertes desembolsos económicos para incentivar las mentes de sus hijos
La inversión que precisa alimentar las necesidades de un cerebro privilegiado asciende hasta 1.000 euros al mes. Un gasto que para muchas familias es insostenible. Implanteable para la mayoría, si se trata de una familia monoparental. A menudo, los problemas para evaluarles, así como la falta de recursos e información condena al fracaso a los niños superdotados.
Las familias viven con la frustración de tener que alcanzar las expectativas de las mentes de sus hijos, así que tratan de matricularles a tantas actividades como demandan y facilitarles el acceso a tantas materias como les interesan. El problema está en que su sed de saber nunca tiene fin y las becas, cuando existen, son escasas. Las ayudas estatales, prácticamente inexistentes.
Tener un hijo superdotado en España cuesta 12.000 euros al año. La falta de apoyo les condena al fracaso escolar
Las leyes de educación en España contemplan tanto el enriquecimiento curricular como la aceleración o flexibilización (pasar de curso es la mejor opción, según señala el informe Templeton), pero nuestro sistema educativo no se adapta a los menores con altas capacidades o superdotación. “No solo es una pena por ellos, sino porque son un valor esencial para el futuro de la sociedad y del país”, declara Alicia Rodríguez, presidenta de la Asociación Española de Superdotados y con Talento para niños, adolescentes y adultos (AEST), en este artículo de El País donde se desvelan las cifras astronómicas que llega a pagar al año la familia de un menor superdotado.
El Ministerio de Educación publica una tabla con los requisitos necesarios para acceder a las ayudas, para lo que revisan la renta anual de todos los miembros computables de cada unidad familiar. Pero el requisito económico es prácticamente imposible de cumplir y si lo consigues, solo se obtiene una ayuda de 900 euros anuales.
Algunos de estos niños estudian varios cursos a la vez en sus colegios, dominan varios idiomas, tocan varios instrumentos y tienen un nivel universitario de conocimientos científicos. Y todo eso antes de los 16 años. Podríamos pensar que estos menores se convierten en personas brillantes y exitosas en su vida adulta, pero en realidad, el 50% de los menores superdotados fracasa escolarmente, según el Informe Nacional sobre la educación de los superdotados 2022. El problema radica en que para mantener sus mentes activas se necesita facilitarles los medios adecuados para que profundicen en estudiar lo que quieran. Pero mantener equilibradas e incentivadas esas cabezas cuesta mucho dinero.
España detecta solo al 0,5% del total de alumnado con altas capacidades
El mayor problema que existe en el sistema público son las listas de espera del equipo de orientadores para evaluar a los niños o niñas con necesidades especiales. Una familia puede estar varios años esperando, según su comunidad autónoma. Un tiempo precioso que se pierde con estos menores. Los informes de especialistas privados no son aceptados en todos los centros, otro obstáculo importante. En Madrid, por ejemplo, los informes de gabinetes externos son rechazados de forma casi automática, mientras en Cataluña esos mismos informes son válidos. Y sin esa evaluación previa no se puede aplicar la ley, que consiste en tomar medidas psicopedagógicas específicas para el menor.
Un Coeficiente Intelectual medio está entre los 90 y 109 puntos. Según el artículo de El Paíslos expertos estiman que el 2% de la población es superdotada (CI por encima de 130); el 10% tiene altas capacidades (120), y el 15%, talentos que se pueden considerar simples, complejos o conglomerados (entre 90 y 120). Pero según los últimos datos publicados en España se detectó solo al 0,5% del total de alumnado con altas capacidades.
La experta sostiene que en España existen centros públicos, concertados y privados preparados para niños y niñas así, pero hasta que estas familias dan con un centro adecuado a las necesidades de sus hijos e hijas, pasan toda una auténtica odisea. En su asociación atienden diariamente decenas de llamadas de progenitores desesperados y orientan a las familias preocupadas por el bienestar de sus hijos e hijas.
Tampoco existe consenso en el baremo de inteligencia de las comunidades autónomas. La inexistencia de un criterio unificado es otro meollo importante. En Andalucía, por ejemplo, un CI a partir de 120 se considera altas capacidades (AA CC) pero en otras regiones, como Madrid, ponen la barrera a partir de 130. Los especialistas no se ponen de acuerdo ni siquiera en la definición de altas capacidades. Todo ello hace que muchos menores con altas capacidades pasen desapercibidos, especialmente si sus padres no reconocen las altas capacidades o no disponen de los recursos económicos suficientes para apoyar la curiosidad y el interés superior de sus hijos.
Los problemas de los niños superdotados: No detectar a tiempo su talento repercute en la salud emocional del menor
Al contrario de lo que dictan los estereotipos, mucho no tienen problemas en relacionarse socialmente y son extrovertidos; pero a la constante frustración de otros, se añade el rechazo y la burla de sus compañeros por ser los «empollones de la clase». La falta de adaptación y la constante frustración intelectual repercute enla salud emocional de estos niños y niñas, cuyo bienestar psicológico se puede deteriorar con el paso del tiempo.
Los psicólogos especializados en superdotación y altas capacidades subrayan la importancia de la detección temprana de los casos y de la erradicación de los mitos, ya que en los centros escolares suelen fijarse exclusivamente en el rendimiento académico «y no siempre funciona así», explica Federico Fernández, psicólogo y especialista en Altas Capacidades, Superdotación y Talento en declaraciones a El País:
«Hay alumnos que destacan y no tienen altas capacidades y otros que las tienen y están dispersos en clase. Son menores que, por lo general, necesitan conocer el porqué de todo y si no se les explica bien a veces dejan preguntas sin responder en los exámenes. Se suelen sentir diferentes, incomprendidos y, en ocasiones, solos y apartados, porque hay una disincronía entre su edad mental y la cronológica. Y otras veces son el blanco de las burlas. Rarito. Empollón. Pesado. Preguntón. Enciclopedia… Cuando llegan a la adolescencia se acentúa su necesidad de pertenecer a un grupo, sobre todo en las chicas, por lo que muchas prefieren pasar desapercibidas, no quieren destacar y esconden sus altas capacidades”, agrega.
Si la evaluación no llega o llega tarde, estos chicos y chicas se acaban aburriendo y “existe el riesgo de que sufran una psicopatología, como trastornos adaptativos, depresión, ansiedad y en muchas niñas autolesiones o trastornos alimenticios”, asegura el experto.
Por eso, según los especialistas, es importante comenzar a moverse en cuanto existe la más mínima sospecha. Buscar recursos y red de apoyo. En la Tribu CSC puedes consultar online a nuestro equipo de expertos en psicología infanto-juvenil, educación positiva y crianza respetuosa.
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Los obstáculos al desarrollo emocional de estos menores también son mayores. Su edad cronológica difiere de la mental, lo cual es sumamente importante para saber como viven estos niños sus altas capacidades y lo que sienten y pasan emocionalmente. Y en esto los profesores tampoco están debidamente formados. Como consecuencia, «el talento excepcional en los niños puede ser una fuente de estrés económico y emocional para los padres que no se sienten preparados», dice Paulina Banfalvi, experta en Altas Capacidades, Desarrollo del Talento y Pensamiento Crítico.
Los expertos recomiendan el enriquecimiento extracurricular a demanda, pero las cuentas bancarias de muchas familias no dan para tanto
En Madrid, 2.647 estudiantes participan en el Programa Público de Enriquecimiento Educativo para Alumnos con Altas Capacidades (PEAC), con el que se busca estimular el potencial y la creatividad de los menores. El problema es que solo dan una clase extraescolar cada 15 días, lo que para estos menores no es suficiente. Además, también hay lista de espera para entrar y, según Alicia Rodríguez, presidenta de AEST, «complican el acceso con requisitos ajenos a las AACC, como tener un buen rendimiento académico». La consecuencia: demasiados se quedan fuera.
Como consecuencia, lo que debería ser sinónimo de orgullo y alegría, se convierte a menudo en una auténtica pesadilla para las familias. Así lo manifiesta la especialista Paulina Banfalvi, fundadora de la Rebelión del Talento, en este artículo:
«Todos los padres creen que su hijo es especial, pero algunos niños realmente son excepcionales y tienen en realidad un “don”. Sin embargo, cuando se confirma esa noticia a los padres, se producen reacciones sorprendentes, «unos con frecuencia lloran, y hay padres que, a menudo, cuestionan la validez de los resultados de las pruebas«, -escriben Linda Silverman y Kathi Kearney, dos expertas en los niños de altas capacidades en la página web de recursos Hoagies’ Gifted Education-. Lo que es causa de regocijo, en realidad puede provocar problemas económicos y estrés. En efecto, es una fuente de ansiedad reconocida desde hace tiempo».
Y aunque ya en la década de los 40 existían informes que señalaban los obstáculos y problemas a los que se enfrentaban estas jóvenes mentes, como el realizado por Leta Stetter Hollingworth, psicóloga, educadora y feminista estadounidense; los problemas de las familias de niños y niñas con altas capacidades o talentos especiales son aún poco conocidos y, 80 años después, el escenario para ellos/as sigue siendo el mismo que describía Stetter: «Un gran número de los niños de altas capacidades son en la actualidad excluidos de las carreras adecuadas a sus capacidades por falta de dinero».
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