Habla la madre el menor víctima de acoso escolar que pidió a los Reyes Magos la amistad y el «comprendimiento» de sus compañeros de clase

La madre del menor víctima de bullying que escribió una carta a los Reyes Magos explica la historia de su hijo y critica la inutilidad del sistema contra el acoso escolar

Hace unos días, un hilo de Twitter con la carta a los Reyes Magos de un niño víctima de bullying se hizo viral. En ella, el pequeño de 11 años pedía a los Reyes la amistad y «comprendimiento» de sus compañeros de clase. En Criar Con Sentido Común nos hemos puesto en contacto con la madre de este menor víctima de acoso escolar, que ha denunciado el caso en redes sociales.

El menor ha necesitado ayuda psicológica y tiene diagnosticado estrés postraumático «que somatiza haciéndose daño»

La madre del menor víctima de acoso, que prefiere mantener el anonimato para no perjudicar al niño, nos atiende por teléfono. Desde que se hizo viral la carta de su hijo, no ha parado de recibir mensajes de apoyo y cariño. Algunos de esos mensajes proceden de otras madres que también han pasado por lo mismo.

«Mi hijo está lleno de tristeza y frustración. No entiende por qué esto (acoso escolar) le está pasando a él. Siente una gran injusticia de que no le crean. Eso es lo que no supera, de lo tilden de mentiroso».

Y es que, pese a los episodios mantenidos de acoso escolar que ha sufrido su hijo, el protocolo abierto por el centro de primaria donde el menor estudiaba se cerró concluyendo que el niño no decía la verdad.

«No nos han dejado leer ese informe por la protección de datos. Ese es el gran problema. El silencio en el que nos vemos inmersas las familias».

 


Pese a esa conclusión, el menor ha necesitado ayuda psicológica y tiene diagnosticado estrés postraumático «que somatiza haciéndose daño, primero en las manos; y ahora con eccemas que le han salido en la cabeza y que no puede dejar de rascarse», manifiesta su madre. También sus padres han necesitado ayuda psicológica.

«Hasta ahora no nos hemos animado a hablar. Al principio no te crees lo que te está pasando y, luego, cuesta mucho hablar de ello. Hay cosas que han pasado que no hemos sido capaces de verbalizar. Y otras que parte de nuestra familia ni conoce».

De la capital a un pueblo: El inicio de la pesadilla

La carta a los Reyes Magos de este menor no es de este año, sino del año pasado. Sin embargo, es ahora cuando la madre de la víctima de acoso escolar ha decidido hacerla pública. La familia vivía en Madrid, pero por motivos familiares decidieron trasladarse a un pueblo pequeño de Andalucía. En esta localidad solo hay un centro de infantil y primaria.

Para favorecer su adaptación, la familia optó por traerlo los viernes y apuntarlo a actividades deportivas para que fuera conociendo a nuevos amigos. Pero la pandemia del Covid-19 lo precipitó todo y tuvieron que trasladarse antes de lo previsto. El menor comenzó a acudir a clases y ahí empezó la pesadilla.

«El caso de mi hijo ha sido progresivo, como una llovizna que pasa a un goteo constante. Primero una broma de mal gusto, luego un empujón y los insultos. Que si ‘pelo mierda’, que si ‘vete a tu ciudad’, que si ‘no te lavas’ que si ‘tu padre es un yonki’. Y luego, el episodio grave, una paliza de varios compañeros a primera hora de clase. ¿Qué tiene que pasar para que unos niños le peguen a otro a primera hora de clase? No es un calentón del recreo, ni una disputa. Es algo premeditado de días anteriores».

Este capítulo supuso un antes y un después. La madre del menor víctima de acoso habló con el colegio, pero se encontró con un «muro». Para ella existe un «sistema de silenciamiento de los niños», un «gran engranaje» que provoca que estos casos se silencien.

«La primera reacción es que el niño se lo inventa. Los funcionarios y profesores del centro se tapan entre ellos. Solo quieren que estemos callados».

 

Protocolo de acoso escolar: «Es un fraude», dice la madre de la víctima de acoso escolar

El centro de este menor sí activó el protocolo de acoso escolar. Sin embargo, la investigación del propio centro se cerró concluyendo que el menor no decía la verdad y que mentía.

«Hemos pedido por activa y por pasiva que nos enseñen ese informe, pero siempre nos lo han negado aludiendo a la protección de datos de los supuestos acosadores. ¿Y a mi hijo quién lo protege?».

Para esta madre este protocolo es «un fraude» porque el colegio hace de «notario», es decir, es juez y parte. Lo ocultan, según ella, porque el protocolo es eso, un protocolo. Un mecanismo burocrático de respuesta a estos casos «que no sirve para nada más que para protegerse entre ellos porque son los responsables del centro donde está ocurriendo todo esto».

Por ello, una de sus reclamaciones de la madre de la víctima de acoso escolar es que estos protocolos frente al acoso escolar los encabecen organismos independientes, que no tengan «intereses» en cada caso.

 


Esta madre de una víctima de acoso escolar lamenta, además, que siendo una clase de 14 niños y niñas, los docentes «no puedan controlar» esta situación. La única solución que ofrecieron a la familia es el cambio de clase del menor.

«Durante unos días mi hijo volvió a estar feliz. Mi marido es cantante y en casa la música siempre ha estado presente. Mi hijo cantaba a todas horas y desde que empezó el acoso ya no lo hacía. Por eso, cuando lo volvimos a escuchar cantando nos dio un vuelco al corazón. Mi hijo volvía a ser quien era».

Ella lamenta especialmente la actuación de la ex tutora de su hijo, que llegó a explicar en una clase que su hijo se había «inventado» el acoso del resto de compañeros.

El menor manifestó ideas suicidas a dos docentes del centro: «Si esto no para, yo no quiero seguir viviendo»

Son muchos los capítulos de acoso sufrido por este menor, según explica su madre. Sin embargo, el episodio más grave ocurrió antes de que lo cambiaran de clase. Un día, ya con el protocolo abierto, varios compañeros no dejaban de perseguirlo en el recreo. El menor se fue a llorar a una clase y una de las maestras lo sacó de allí y le preguntó qué le pasaba.

«Él le contó todo a esa maestra y, llorando, le dijo que si esto no paraba, él no quería seguir viviendo. Imagina cómo sentí yo cuando me lo contó. Porque a mí no me había dicho nada de eso. A mí no me sostenían las piernas».

Esas ideas suicidas también las expresó a la jefa de estudio que, pese a todo, lo volvió a enviar a clase. Para esta madre su hijo ha estado desprotegido y no se le ha atendido correctamente cuando lo ha necesitado.

«Se le dice a los niños que sean valientes, que cuenten lo que les pasa a sus profesores. Mi hijo lo ha sido. Ha hecho frente a la situación y se lo ha contado a sus profesores. Y no ha servido de nada. No se puede trasladar el problema del bullying a los niños. No tienen que ser valientes. Esto no depende de valentía. Esto es un problema que tenemos que resolver los adultos».

 

Apoyo a la madre del menor víctima de acosos en redes sociales

Cuando se le pregunta a esta mujer por qué ha decidido sacarlo todo a la luz ahora (su hijo ha estado sufriendo acoso escolar durante dos años), explica que su única intención es que se conozca que hay niños y familias que sufren por el bullying: «Es un tema muy silenciado y hay que hablar de ello. Se tiene que saber lo que sufren nuestros hijos».

De hecho, aunque asegura que ha llamado «a todas las puertas» (denuncias ante la Guardia Civil, educación, servicios sociales, etc.) solo ha encontrado alivio en la red de «madres». «Porque somos las madres las que luchamos por nuestros hijos», declara. Es, en definitiva, el apoyo de otras personas en situaciones similares: «Nadie sabe lo que es meterse en esto hasta que lo vives».

Subraya que en alguna ocasión la han culpado a ella de toda esta situación. «A las madres que acuden al colegio y reclaman que ayuden a nuestros hijos, nos tienen por pesadas».

Agradece, sin embargo, la labor de las asociaciones que luchan contra el bullying, con las que colabora y que brindan apoyo a las familias que pasan por esta situación. También le ha servido de apoyo las antiguas maestras de su hijo, «que no dejan de llamarme y mostrarme su apoyo. Hay una de ellas que nos envía bombones. Solo eso, bombones, pero no sabe el bien que nos hace».

El menor ha pasado por tres centros escolares y solo ha tenido problemas en este. Ahora está en el instituto. Se ha producido algún incidente, pero «saben que su familia está apretando y hará lo que haga falta, por ahora lo dejan tranquilo». Sin embargo, es consciente de que las huellas que ha dejado el acoso a su hijo no se borrarán.

«El sistema no funciona», concluye la madre del menor víctima de acoso escolar. Por eso, su objetivo es que «las familias hablen» y que se rompa «la cadena de silencio» sobre el bullying.

 

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