Una de las principales complicaciones de los bebés prematuros es que al nacer antes de tiempo lo hacen con menos peso del deseable para su salud. Sin embargo, también puede suceder que un bebé nazca…
La naturaleza y un mejor embarazo
Según el estudio, que se realizó con 69.683 nacidos vivos, existe una estrecha asociación entre tener, o no, un espacio natural cerca del que poder disfrutar durante el embarazo y el peso del bebé. Las madres que lo tienen y lo disfrutan durante su gestación tienen menos probabilidades de tener un bebé pequeño para la edad gestacional (PEG).
En cambio, los bebés de embarazadas que viven a mayor distancia de un espacio verde tienen más probabilidad de nacer con menor peso o PEG. Los investigadores no encontraron ninguna relación entre la distancia a espacios azules y el peso de los bebés.
«En nuestro estudio, encontramos que los espacios verdes circundantes residenciales más altos y la distancia residencial más corta a los espacios verdes se asociaron con un riesgo reducido de SGA. Estos hallazgos están en línea con los de estudios previos de varias regiones del mundo.»
Así es, los hallazgos de esta investigación vienen a corroborar la evidencia ya conocida sobre la estrecha relación existente entre el contacto con la naturaleza y una mejor salud para todos en general, pero, sobre todo, para la mujer embarazada y su bebé. Los estudios han demostrado que las personas que tienen un espacio verde cerca de su casa y lo usan, están más sanas y muestran más satisfacción con su hogar, su trabajo y su vida en general. Además, éstas personas son menos propensas a sufrir depresión o obesidad.
Con respecto a la gestación, en 2014 se llevó a cabo el primer estudio fuera de Estados Unidos y Europa que demostraba esta asociación. Fue llevado a cabo por un equipo de investigadores de Israel y España, y en él se evaluó a casi 40.000 nacidos del registro en Tel Aviv para determinar el impacto de un entorno verde durante el embarazo y el parto.
«Encontramos que los que, en general, viven con vegetación en los alrededores, cerca de la casa, se asocian con un aumento significativo del peso al nacer y la disminución del riesgo de bajo peso» –afirmó entonces el profesor Michael Friger, del Departamento de Salud Pública de la Universidad de Ben-Gurion.
Los estudiosos del tema inciden desde hace años en que un aire más puro, las barreras de sonido de las plantas y sus efectos calmantes y relajantes influyen favorablemente en el embarazo y el parto. Es decir, si la madre disfruta de la tranquilidad y el disfrute que otorga la naturaleza durante su gestación, es muy probable que esto influya directamente en la salud y el desarrollo de su bebé.
«Descubrimos que una mayor cantidad de espacios verdes circundantes residenciales y una distancia residencial más corta a los espacios verdes durante el embarazo se asociaron con un mayor peso al nacer y un menor riesgo de PEG en nueve países de Europa. Observamos indicios de asociaciones más fuertes entre los participantes de bajo nivel socioeconómico y los que viven en el norte de Europa» –explican los autores del reciente estudio.
Estos, además, realizan una interesante propuesta a las autoridades:
«Recomendamos que los estudios futuros mejoren la evaluación de la exposición, por ejemplo, incluyendo datos sobre la calidad de los entornos naturales y el uso de estos espacios mientras arrojan luz sobre los mecanismos subyacentes. La asignación continua de entornos naturales accesibles en nuestras ciudades podría beneficiar la salud de nuestros niños desde antes del nacimiento y en adelante y debería ser considerado por los diseñadores urbanos.»
Y es que la pérdida de conexión con la naturaleza y los beneficiosos efectos que esta tiene para nuestra salud empobrece nuestra calidad de vida. Las zonas verdes, en cambio, fomentan la serenidad y el bienestar, así como la actividad física. También reducen el estrés y la exposición a factores ambientales adversos como la contaminación del aire, el distrés del tráfico, el ruido… que no solo afectan a la madre, sino también al desarrollo del bebé.
El ambiente ideal en el que vivir un embarazo incluye zonas verdes circundantes
La naturaleza nos ayuda a mantener la salud física y mental. Estar en contacto con ella nos aporta beneficios fisiológicos, psicológicos, cognitivos, sociales y físicos. También nos ayuda a recargar energía y relajarnos. Se ha demostrado que dar un paseo por la ciudad o descansar en casa no consigue los mismos resultados positivos que salir a pasear por el campo, ir a caminar a la playa, disfrutar de las fragancias de un jardín, escuchar los sonidos relajantes de la naturaleza, sentir el viento en la cara o el tacto de las vegetaciones, entre otros.
Además, el contacto con la naturaleza aumenta nuestro buen humor y mejora nuestro estado de ánimo. Los entornos naturales nos hacen sentir bien, incluso cuando vemos un vídeo o una foto. Las personas que viven cerca de la naturaleza presentan una mejor autoestima, mayor salud mental y mejores niveles de bienestar. Por todo ello, afrontan también mejor la toma de decisiones y la resolución de problemas. Todo ello influye directamente en el estado de salud de la madre y, por consiguiente, en el desarrollo de su embarazo y de su bebé:
«Asegurar un crecimiento fetal saludable es esencial para prevenir muchos resultados adversos para la salud en etapas tempranas y posteriores de la vida, ya que los niños con bajo peso tienen un mayor riesgo de retraso en el crecimiento, menor coeficiente intelectual y muerte en la infancia; y obesidad, enfermedad cardiovascular y diabetes en la edad adulta», afirman los autores del estudio.
Es decir, el contacto con la naturaleza favorece el embarazo, pero además disfrutar de tiempo al aire libre previene enfermedades en nuestros hijos a corto, medio y largo plazo; incluso antes de nacer. Así que, si disfrutar de un rato de tiempo libre y no sabes qué hacer en el embarazo, sal a dar un paseo al parque o a un campo cercano.
El acceso a zonas verdes residenciales y la estratificación social
El estudio incide en que los sectores más deprimidos de las ciudades tienen un menor acceso a zonas naturales circundantes, lo que afecta directamente a las familias con menos recursos que, en realidad, son quienes más necesitan los efectos positivos de la naturaleza en su salud.
«Las personas de bajo nivel socioeconómico pueden ser más propensas a beneficiarse de la exposición a espacios verdes residenciales debido a las peores condiciones de salud y a las menores oportunidades para mudarse«, según los autores.
Por este motivo, los científicos aseguran que este tipo de datos y resultados deberían tenerse en cuenta por parte de los diseñadores urbanos y las autoridades.
¿Y qué ocurre si no tengo espacios naturales ni zonas verdes cerca?
Tampoco se trata de irte a vivir al campo, pero sí es importante que tengas en cuenta la posibilidad de visitar o regularmente parques y lugares al aire libre, respirar el aire fresco de ambientes no contaminados y esforzarte por escuchar los sonidos de la naturaleza, como el susurro del viento entre los árboles, el canto de los pájaros o la música relajante del agua al caer.
Si no pudieras visitar ambientes naturales con regularidad durante tu embarazo, intenta al menos evitar aquellos que estén contaminados o te generen estrés, tensión, nerviosismo o intranquilidad. Estos aspectos negativos pueden llegar a afectar a tu salud y al desarrollo de tu bebé. Una madre tranquila y sana tiene mayores probabilidades de tener un bebé tranquilo y sano.
Si quieres más información o necesitas asesoramiento profesional para favorecer tu salud y la de tu bebé durante el embarazo, en la Tribu CSC puedes consultar online a nuestro equipo de expertos/as en salud materno-infantil. Entre ellos/as se encuentra la matrona Sara Caamaño.
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