Las resistencias bacterianas suponen un grave problema de salud a nivel mundial. Se produce cuando las bacterias que causan infecciones mutan y se vuelven resistentes a los antibióticos. Se calcula que las bacterias multirresistentes causan…
La resistencia a los antibióticos es uno de los grandes problemas de salud de nuestro tiempo. Cada vez más enfermedades comunes son intratables por esta circunstancia, y eso incluye enfermedades respiratorias, de transmisión sexual e infecciones del tracto urinario. La resistencia bacteriana a los antibióticos ya es una crisis global.
Un problema global con cifras muy significativas
Las cifras de la resistencia antimicrobiana a los antibióticos no son nada halagüeñas. Un estudio publicado en The Lancet estima que durante 2019 la resistencia a los antibióticos estuvo asociada a 5 millones de muertes en el mundo. De ellas, 1,27 millones fueron directamente causadas por bacterias intratables. El estudio recoge datos de 204 países y territorios, de 471 millones de registros individuales y 7.585 estudios.
Y la previsión es que el problema vaya a peor. La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que en 2030 la resistencia a los antibióticos afectará a 24 millones de personas en pobreza extrema, según recoge el catedrático de Microbiología de la Universidad de Salamanca Raúl Rivas González en este artículo de The Conversation.
En abril de 2021 la Asamblea de la ONU lanzó una advertencia sobre el abuso de los antibióticos:
“Si no se toman medidas urgentes, estas enfermedades podrían causar 10 millones de muertes anuales para 2050, además de provocar daños económicos tan catastróficos como la crisis financiera global de 2008-2009”, dijo el presidente de la Asamblea General, Volkan Bozkir.
La resistencia bacteriana causa 4 veces más muertes que los accidentes de tráfico
El Plan Nacional de Resistencia a los Antibióticos estima que en Europa se producen 33.000 muertes al año por infecciones hospitalarias causadas por bacterias resistentes. Esto equivale a un gasto sanitario adicional de 1.500 millones anuales.
De todas esas muertes, 4.000 se producen en España. Son 4 veces más muertes que las causadas por accidentes de tráfico. Esto equivale a un gasto sanitario adicional de 1.500 millones de euros anuales.
¿Qué es la resistencia a un antibiótico?
Los antibióticos son medicamentos que combaten infecciones bacterianas. Cuando se usan correctamente salvan vidas. Sin embargo, las bacterias evolucionan y muchas logran ser resistentes a los tratamientos médicos. Las bacterias resistentes pueden crecer y multiplicarse.
Cada vez que usamos un antibiótico frente a una bacteria, hay un riesgo de que esa bacteria se vuelva resistente. Es un proceso natural. Sin embargo, existen factores ambientales que contribuyen a la resistencia a los antibióticos:
- Uso persistente de antibióticos.
- La automedicación.
- La exposición a infecciones en los hospitales, que ha acelerado el desarrollo de bacterias multirresistentes.
Además, según el microbiólogo y catedráticode la Universidad de Salamanca Raúl Rivas González, hay «evidencias sólidas» que relacionan la liberación de compuestos antimicrobianos y el contacto con bacterias naturales y resistentes con una evolución bacteriana. A ello se suma el uso de antibióticos en animales para promover el crecimiento y prevenir infecciones.
Por su parte, la OMS añade otras factores como la falta de acceso a agua limpia, saneamiento e higiene tanto en seres humanos como animales; medidas deficientes de prevención y control de enfermedades e infecciones en centros de salud y explotaciones agrícolas; acceso deficiente a medicamentos; falta de sensibilización; y el incumplimiento de la legislación.
Consecuencias de la resistencia a los antibióticos
La resistencia a los antibióticos tiene consecuencias y pone en peligro, por ejemplo, intervenciones que requieren el uso de antimicrobianos como ocurre en la atención a bebés prematuros, con los trasplantes de órganos, el reemplazo de articulaciones o la quimioterapia contra el cáncer. Según la OMS, de continuar la tendencia estos avances médicos se volverán “demasiado peligrosos y no serán posibles”.
Tiene consecuencia para niños y bebés. Hay que tener en cuenta que los bebés salen del cuerpo de sus madres estériles. Es a partir del parto cuando comienzan a tener contacto con los microorganismos que irán colonizando su interior hasta crear su propia microbiota, formada por microorganismos necesarios para combatir infecciones. Según la pediatra, Gloria Colli (con quien podéis contactar a través de la Tribu CSC), «cuando se toma un medicamento que puede matar buena parte de esa enorme cantidad de esos microorganismos, el resultado es impredecible».
Es decir, dar a un bebé o un niño pequeño antibióticos sin que los necesite puede provocar que muchas bacterias «necesarias y beneficiosas» mueran en ese proceso. Y el «problema», dice nuestra especialista, es que las bacterias «malas» no morirán sino que se harán «resistentes».
Además, según este artículo de Anales de Pediatría, “la exposición prolongada a los antibióticos durante el período neonatal se ha asociado con morbilidades significativas, como candidiasis sistémica, enterocolitis necrosante (ECN), sepsis de inicio tardío, displasia broncopulmonar, retinopatía del prematuro, aparición de microorganismos multirresistentes, alteraciones del microbioma intestinal por muchos años, y también aumento de la mortalidad.»
¿Cuáles son las bacterias resistentes a los antibióticos?
La Sociedad de Enfermedades Infecciosas Americana (IDSA en sus siglas en inglés) ha establecido 6 especies de bacterias como especialmente peligrosas. Responden al acrónimo Eskape. Son estas:
- Enterococcus faecium
- Staphylococus aureus
- Klebsiella pneumoniae
- Acinetobacter baumanii
- Pseudumonon aeroginesa
- Esterobacter spp.
En general, todas ellas están relacionadas con infecciones del tracto respiratorio y urinario. Pueden provocar neumonías, sepsis, meningitis e incluso endocarditis. Algunas, como la Klebsiella, es especialmente peligrosa para los neonatos y los pacientes hospitalizados en la UCI.
La resistencia bacteriana entre las 10 primeras amenazas de la humanidad
La OMS estima que la resistencia bacteriana está entre las 10 primeras amenazas actuales de la humanidad. Y las clasifica en 3 grupos:
- Grupo 1: Prioridad crítica.
- Grupo 2: Prioridad elevada.
- Grupo 3: Prioridad media.
Este organismo subraya que el riesgo no procede solo de las bacterias, sino que incluye también a los antivíricos, los antifúngicos y los antiparasitarios. De hecho, Rivas establece que hoy en día la OMS alerta sobre 19 tipos de hongos muy peligrosos para la salud.
¿Cómo se puede revertir la resistencia de las bacterias a los antibióticos?
Dentro del Plan de Acción Mundial sobre la resistencia a los antimicrobianos de la OMS se establecen 5 objetivos estratégicos:
- Mejorar el conocimiento y la comprensión de la resistencia a los antimicrobianos.
- Fortalecer la vigilancia y la investigación.
- Reducir la incidencia de infecciones.
- Optimizar el uso de medicamentos antimicrobianos.
- Asegurar una inversión sostenible en la lucha contra la resistencia a los antimicrobianos.
A día de hoy, la ciencia está dando pasos importantes para avanzar contra la resistencia a los antibióticos, como enumera el catedrático Raúl Rivas. Por ejemplo, en Ginebra los investigadores han descubierto una molécula capaz de debilitar a la bacteria Klebsiella, una de las más peligrosas. En Bath, se están desarrollando 3 nuevas poliaminas lineales basadas en espermina y nospermina capaces de actuar contra el Staphylococcus aureus, que afecta al corazón y pone en riesgo la vida.
Sin embargo, la elaboración de nuevos antibióticos «puede tardar entre 10 y 15 años, y costar más de 1.000 millones de euros», se lamenta el especialista.
¿Y qué podemos hacer las familias frente a la resistencia a los antibióticos?
Es muy importante tener conciencia ante este problema porque las previsiones son pesimistas. A nivel familiar y personal, nosotros y nosotras podemos actuar para poner nuestro granito de arena. ¿Cómo?
Tal y como explica la pediatra Gloria Colli en un post anterior de nuestro blog sobre los antibióticos, existen distintos motivos por los que las bacterias que causan infecciones se vuelven resistentes a los antibióticos que veníamos usando. Sin embargo, “el principal es porque se hace un uso excesivo e inadecuado de estos medicamentos«.
Seguro que os ha pasado. El peque está resfriado, con dolor de garganta y algo de fiebre. Y alguien nos recomienda “tienes que ir al pediatra a que le recete un antibiótico”. Como si el antibiótico fuera la solución a cualquier problema de salud. Sin embargo, estos son inútiles en el caso de que se trate de un virus.
Los antibióticos solo se utilizan contra las bacterias y siempre bajo prescripción médica. No es infrecuente que muchas personas se automediquen con antibióticos que ya han tomado cuando tienen un malestar similar. Y así se va gestando ese abuso de los antibióticos que, en realidad, provoca que los microorganismos a los que supuestamente combaten, se hagan más fuertes.
¿Qué pasa si un niño pequeño toma antibióticos sin necesitarlo?
El abuso de antibióticos durante el primer y segundo año de vida:
“Aumentan el riesgo de obesidad infantil en un 10-15%, y también se ha descrito mayor riesgo de asma infantil y otras afecciones alérgicas, enfermedad celíaca, enfermedad de Crohn (siete veces mayor riesgo), artritis idiopática juvenil y, tal vez, cáncer intestinal“.
Es decir, que utilizar antibióticos sin estar claramente indicado tiene consecuencia para bebés y niños.
“La exposición prolongada a los antibióticos durante el período neonatal se ha asociado con morbilidades significativas, como candidiasis sistémica, enterocolitis necrosante (ECN), sepsis de inicio tardío, displasia broncopulmonar, retinopatía del prematuro, aparición de microorganismos multirresistentes, alteraciones del microbioma intestinal por muchos años, y también aumento de la mortalidad”, manifiestan en Anales de Pediatría.
Así que podemos empezar a contribuir con un uso adecuado de los antibióticos. Es decir, no automedicarnos ni hacerlo con nuestros hijos y usar los antibióticos exclusivamente cuando nos los receten en el médico. Además, hay que respetar las dosis y completar el tratamiento.
Por otro lado, debemos contribuir a la prevención de enfermedades con buenos hábitos de salud. Lavarse las manos y una dieta saludable y adecuada es imprescindible para cuidar de nuestra salud y de la de nuestros/as hijos/as. Y, si tienes un bebé, apuesta por protegerlo con la lactancia materna (siempre y cuando esto sea posible y se adapte a tus circunstancias).
0 responses on "Resistencia bacteriana a los antibióticos: Una crisis global"