Consecuencias de la ausencia parental en la vida de los hijos

Sensación de abandono y desamparo, falta de autoestima, tristeza, menor desarrollo cerebral y bajo rendimiento escolar son algunas de las consecuencias

La ausencia parental, sea por los motivos que sea, tiene consecuencias para los niños y niñas. Nuestros hijos e hijas necesitan que estemos cerca porque les damos seguridad, porque les protegemos, pero también porque somos el ancla que los anima a andar su propio camino y descubrir cómo es el mundo. Si no estamos, pierden esa estabilidad.

El síndrome por la ausencia parental

El psicólogo Rafael Guerrero acuñó el término síndrome por la ausencia parental en este artículo para explicar cómo la falta de la presencia adulta en los primeros años de vida de un ser humano tiene «irremediablemente, unas consecuencias para nuestros menores y jóvenes».

Esta ausencia parental puede estar provocada por la falta de conciliación familiar y las horas y horas que muchos padres tienen que dedicar al trabajo; por la separación física de los progenitores por distintos motivos (traslado laboral, separación, divorcio complicado, etc.). Y también hay padres y madres emocionalmente ausentes.

Cada vez hay más evidencias gracias a estudios de la psicología evolutiva sobre lo importante que es el apego seguro. Un bebé que nace en un entorno sin apego seguro con déficit de amor, empatía, escucha, contacto físico y visual sufrirá carencias importantes. Carencias que se traducen en déficit cognitivo, problemas para expresar sus sentimientos y relacionarse con otras personas y patrones comportamentales tóxicos.

 

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¿Cómo afecta la ausencia parental a la vida de los hijos?

Para el psicólogo Rafael Guerrero «estar presentes» en la vida de los hijos implica no solo «estar físicamente con ellos». Es algo más. «Se trata de verles, supervisarles y conectar con ellos y sus estados mentales y emocionales». Así que la ausencia parental es lo contrario. Es decir, no conectar con ellos, aunque los veamos. No supervisarles. No «verles» en el sentido más amplio de la palabra. Los seres humanos necesitamos cuidados, protección, atención y apego.

Y si los niños y niñas no lo tienen sufrirán miedo, abandono, inseguridad, etc. Y esos sentimientos pueden a su vez provocar que en la adolescencia y juventud experimenten la necesidad de buscar y reafirmar continuamente el afecto. La falta de afecto es una de las 5 heridas emocionales de la infancia en la adultez: causa el miedo al abandono.

El desarrollo infantil es un proceso continuo a todos los niveles (físico, de personalidad, social). Desde pequeños, los niños y niñas necesitan muestras de amor (besos, caricias, palabras de cariño). Estas muestras estimulan un desarrollo, crecimiento y maduración cerebral adecuado.

Más ausencia parental, menos desarrollo cerebral

Investigadores chinos presentaron en 2015 un estudio que demuestra que la ausencia parental mantenida afecta al desarrollo cerebral de los niños. El estudio demuestra que los niños y niñas que están sin el cuidado directo de sus padres durante largos periodos de tiempo (por ejemplo, migración) muestran mayores volúmenes de materia gris en el cerebro, lo que provoca menor desarrollo cerebral.

 

Síndrome de ausencia parental: Efectos en los hijos

 

Para el estudio, dirigido por el profesor Su Lui y realizado en el Segundo Hospital Afiliado y el Hospital Infantil Yuying de la Universidad Médica de Wenzhou, se compararon los exámenes de resonancia magnética de 38 niñas y niños abandonados (de 7 a 13 años) con los exámenes de resonancia magnética de un grupo de control de 30 niñas y niños (de 7 a 14 años) que viven con sus padres. Luego, los investigadores compararon el volumen de materia gris entre los dos grupos y midieron el coeficiente intelectual (CI) de cada participante para evaluar la función cognitiva.

Los investigadores encontraron mayores volúmenes de materia gris en múltiples regiones del cerebro, especialmente en los circuitos cerebrales emocionales, en el primer grupo. El valor medio de las puntuaciones de CI no fue significativamente diferente del de los controles, pero el volumen de materia gris en una región del cerebro asociada con la codificación y recuperación de la memoria sí se correlacionó negativamente con la puntuación de CI.

Dado que un mayor volumen de materia gris puede reflejar una poda y una madurez del cerebro insuficientes, la correlación negativa entre el volumen de materia gris y las puntuaciones de coeficiente intelectual sugiere que crecer sin el cuidado de los padres puede retrasar el desarrollo del cerebro.

Progenitores presentes pero ausentes

El estudio chino hace referencia a periodos de separación continuados. Pero, ¿qué ocurre cuando los progenitores están presentes pero ausentes? Las consecuencias también son negativas. La falta de atención y cariño por parte de madres y padres genera malestar e impide el desarrollo adecuado de los hijos.

La falta de cariño por parte de una madre, por ejemplo, impacta directamente en desarrollo afectivo, físico y mental de un menor. Produce el síndrome de carencia afectiva que provoca malestar, sensación de soledad y vacío producido por esa necesidad afectiva no cubierta y la búsqueda de aprobación constante para satisfacer esa necesidad.

 

Síndrome de ausencia parental: Efectos en los hijos

 

Una figura paterna ausente también puede provocar dificultades para adaptarse a la realidad, miedo a ser abandonados; problemas académicos, relaciones sociales desinhibidas, poca inteligencia emocional, comportamiento agresivo y apego reactivo (no buscarán consuelo cuando se sientan mal).

Y dado que somos su principal fuente de aprendizaje durante la infancia, un periodo especialmente sensible de la vida del ser humano, en el que se sientan las bases de su personalidad en base a todas las experiencias acumuladas, el tipo de apego que desarrollamos con nuestros hijos marcará también sus relaciones futuras.

La ausencia parental y la conciliación familiar

La Fundación Más Familia publicó en 2011 un informe sobre el impacto de la conciliación familiar y laborar en la infancia. Se trata de un estudio que demuestra las consecuencias de no dedicar el tiempo suficiente a nuestros hijos por la falta de conciliación familiar. En nosotros genera sensación de culpabilidad, pero para ellos es mucho más negativo.

El informe analiza tipos de consecuencias, físicas y emocionales:

  • En la físicas, por ejemplo, señala problemas como el sedentarismo, falta de horas de sueño, falta de concentración y nerviosismo.
  • A nivel emocional, la escasa presencia diaria de los padres puede generar en algunos casos sensación de desamparo, de abandono por parte del adulto o carencias emocionales, estrés.

Como consecuencia, según refleja el informe, los niños y niñas son más inseguros por la falta de modelos paternos. Tienen baja autoestima y dificultades para gestionar su emociones y afectividad. Suele aparecer la tristeza, la depresión, la falta de interés, la desmotivación, el pasotismo, etc.

 

Cómo afecta cada tipo de apego al desarrollo del niño

 

Los niños y niñas que no pasan mucho tiempo con sus padres también tienen un rendimiento escolar peor y con carencias que les pasan factura. «Los educadores se encuentran con frecuencia con casos de niños que llegan a clase con unas necesidades de atención, afectivas y de apoyo que dificultan el buen desarrollo de la actividad escolar del aula«, sostienen los investigadores.

«Además están los llamados «niños agenda», que pasan más de 10 horas en los centros educativos, (de 8 a 19 horas por ejemplo) al ampliar su horario escolar con multitud de actividades extraescolares que a veces no están planificadas con un criterio pedagógico, sino de relleno de horas libres, y que reducen su tiempo de juego (tan necesario) y elevan el número de horas que pasan en el aula, incidiendo en el sedentario».

También genera consecuencias negativas por el uso sin control de la televisión, los videojuegos y nuevas tecnologías.

¿Y si nos separamos?

Es lógico sentir cierta ansiedad ante la perspectiva de saber qué consecuencias puede tener para nuestro hijos e hijas un divorcio. Incluso si es de mutuo acuerdo, se trata de un cambio radical dentro de la familia.

En ‘Pediatría Integral’, la revista de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y de Atención Primaria (SEAP), el doctor J. García Pérez del Hospital Infantil Universitario Niño Jesús de Madrid afirma este artículo que sea como sea la circunstancias del divorcio, «muchos hijos de divorciados experimentarán, cuando menos, estrés transitorio y hondo que perturbe casi todos los aspectos de su vida». Muchos se «adaptarán» pero otros sufrirán los efectos negativos «a largo plazo».

 

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Pero cree que muchos de esos problemas pueden preverse, evitarse o aliviarse por «intervención concienzuda y oportuna». La forma en que se gestiona esa ruptura y la relación familiar tras la separación «son la piedra angular determinante del bienestar de los menores».

Es decir, que también está en la mano de los progenitores que no se produzca esa ausencia parental que perjudique a los hijos. No hay que olvidar que antes de los intereses adultos debe primar los intereses de los niños y niñas.

«Consideramos oportuno recordar que la Convención de los Derechos de los Niños ha de servir de base para que el Estado, los legisladores y el Sistema de Justicia tomen en consideración el sufrimiento que padecen muchos hijos de progenitores separados y las necesidades que presentan, y actúen en consecuencia

El doctor García Pérez insiste en que para apoyar a los niños y niñas después del divorcio hay que «observarles, escucharlos, explicarles, prepararlos, cumplirles, protegerles y abrazarles».

¿Cómo solucionar la ausencia parental?

Quizás la respuesta más sencilla es solucionar esa ausencia parental estando, cuidando y amando a nuestros hijos. Sin embargo, las soluciones dependerán de cada circunstancia. En el caso de un divorcio, por ejemplo, es obvio que ha de primar el interés de los menores y para ello es necesario que ambos progenitores estén de acuerdo en priorizar el bienestar, incluso a largo plazo, de los hijos.

Si se trata de una ausencia por motivos laborales, por ejemplo, pues la solución podría estar por aumentar en la medida de lo posible el contacto con los hijos y dedicar todo el tiempo necesario en la cercanía. El tiempo de calidad y el tiempo en cantidad son igual de importantes. Pero también en estos casos depende mucho de la circunstancia. No es lo mismo un traslado de ciudad, que de país. Las nuevas tecnologías pueden servir de vía de comunicación pero tienen sus pros y sus contras.

 

Síndrome de ausencia parental: Efectos en los hijos

 

En el caso de que los problemas sean por conciliación o por una ausencia más emocional que física, lo primero que habría que abordar es la información. Es decir, como adultos deberíamos ser conscientes de la importancia de nuestro apoyo emocional y afectivo para los hijos.

Por otro lado, podemos aplicar lo que UNICEF llama «parentalidad positiva» que hace referencia a un comportamiento de los padres y madres fundamentado en el interés superior del niño o niña, que cuida y desarrolla sus capacidades, no es violento y ofrece reconocimiento y orientación que incluyen el establecimiento de límites respetuosos que permitan su pleno desarrollo.

Organizaciones como la Federación Española de Provincias y Municipios (FEMP), con la web Familias en Positivo; o la ONG Save The Children recoge algunas recomendaciones en este sentido. Save The Children las resume en un decálogo:

  1. Los niños y niñas tienen derecho al cuidado y guía apropiados.
  2. La parentalidad positiva se basa en conocer, proteger y dialogar.
  3. El vínculo afectivo es determinante.
  4. El afecto debe mostrarse abiertamente para que los niños y niñas se sientan queridos.
  5. Las normas y límites son importantes porque les dan seguridad.
  6. Los niños y niñas deben participar en el proceso de tomar decisiones y sentirse responsables.
  7. Se les puede sancionar cuando se portan mal, pero no de cualquier forma.
  8. El cachete, el insulto, la amenaza o los gritos no son eficaces ni adecuados para educar a los niños y niñas (son, de hecho, maltrato infantil).
  9. Los conflictos pueden resolverse sin violencia.
  10. Para que los niños y niñas estén bien, los padres tienen que estar bien.

Son consejos aplicables en nuestro día a día y que se resumen en dos conceptos: cariño y responsabilidad.

 

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