Con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente, hoy os hablamos de varias investigaciones que han publicado cómo la contaminación del medio ambiente afecta al desarrollo infantil. Las razones para preocuparnos y cuidar el medio…
Con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente, hoy os hablamos de varias investigaciones que han publicado cómo la contaminación del medio ambiente afecta al desarrollo infantil.
Las razones para preocuparnos y cuidar el medio ambiente no son pocas ni ajenas: dependemos de él para existir. El agua, la comida, el combustible, la energía, el clima… todo nos afecta en nuestra vida. Y aunque ya tenemos motivos suficientes, cada vez conocemos más datos que nos deberían llevar a protegerlo con ahínco.
Infancia y medio ambiente
Son muchos los estudios que investigan desde hace tiempo las consecuencias que tiene la contaminación sobre la salud del ser humano. Entre ellos destaca el Proyecto INMA, que estudia el papel de los contaminantes ambientales en el aire, agua y dieta durante la gestación y en recién nacidos, y sus efectos en el desarrollo infantil.
Llevan trabajando más de 20 años coordinados por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) y han logrado numerosas e interesantes publicaciones.
Dicha investigación cuenta con más de 3.700 madres voluntarias de siete áreas de España a las que se les ha realizado un seguimiento durante el embarazo. Posteriormente ,se continúa monitoreando a sus hijos e hijas, que ya alcanzan la adolescencia.
El origen del proyecto INMA se remonta a 1997 en Ribera d’Ebre y Menorca, después surgió otro estudio en 2000 en Granada. Y posteriormente, entre 2001 y 2002, se lanzó un programa más completo y ambicioso.
En otros países se realizan estudios parecidos desde hace incluso más tiempo, como en Finlandia con el seguimiento de personas nacidas en los años 70, y en el Reino Unido, donde se está investigando ya a los hijos de esos recién nacidos que comenzaron como sujetos de investigación.
Cómo afecta la contaminación a los niños
Dos de los resultados concluyentes más importantes han sido respecto a cómo afecta al tamaño del recién nacido y al desarrollo de la función pulmonar y cognitiva pasar la gestación y crecer en zonas con mayor contaminación atmosférica.
Aquellas madres que vivían en zonas un aire más contaminado tenían bebés con menos talla y peso al nacer. La diferencia se sitúa entre 70 y 80 gramos menos de media, respecto a aquellos recién nacidos de la misma ciudad pero de zonas diferentes. En el estudio se tuvo en cuenta y se descartó que pudieran influir diferencias sociales en los resultados.
Gracias a diferentes sistemas para recoger muestras a lo largo de los primeros años de vida (como medidores de contaminación que les acompañaron en las mochilas del cole), el monitoreo de la actividad de física, relojes para controlar las pulsaciones o mediciones de ácaros en las casas, se concluyó que además existía un retraso en el desarrollo de los pulmones en aquellos que vivían en zonas con más contaminación.
Otra de las muchas pruebas a las que se sometieron los voluntarios fue una espirometría a los cuatro años de vida, determinando así la relación entre una exposición prenatal al aire contaminado con una menor capacidad pulmonar a largo plazo, durante la etapa preescolar.
Además, tras el seguimiento a 1298 niños y niñas se les realizó la prueba de rendimiento continuo Kiddie-Conners. Es un test que evalúa la atención selectiva, la atención sostenida y la impulsividad a través de un juego computerizado, como un juego de ordenador.
Los resultados determinaron que aquellos niños que fueron expuestos a una mayor contaminación por dióxido de nitrógeno durante la etapa prenatal principalmente, tenían una función atencional menor. Si la exposición al NO2 fue posterior al nacimiento, la diferencia en la capacidad de atención no era tan significativa, pero sí reseñable.
La exposición a la contaminación del aire influye en la presión arterial infantil
Por otro lado el estudio CANDLE, una investigación longitudinal en curso en EEUU, ha permitido relacionar la exposición a la contaminación del aire antes y después del parto, con la presión arterial alta durante la infancia.
Los resultados se han publicado recientemente, y sugieren que una mayor exposición al NO2 durante la gestación, especialmente en el segundo trimestre, se asocia con una tensión arterial elevada en la primera infancia.
Algunas de las variables que tuvieron en cuenta, además de tener como objeto de estudio a madres diversas en cuanto a etnia, peso, nivel de estudios, etc., fueron las características físicas de los niños y niñas (peso al nacer, edad gestacional, el IMC entre los cuatro y seis años de edad, el uso de medicamentos, la frecuencia de actividad diaria y la exposición al tabaquismo pasivo).
Respecto a la medición de la contaminación, se recogieron datos sobre la exposición prenatal en cada trimestre de embarazo y en la etapa posnatal, en cuanto a la proximidad de la vivienda habitual al tráfico de la carretera.
La contaminación es un factor determinante para el asma
Otra de las principales afecciones que se relacionan con la contaminación son los casos de asma infantil. La Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica advierte de que 630 millones de menores de cinco años están expuestos a niveles de contaminación superiores a los que la OMS considera aceptable.
Tanto el dióxido de carbono como las partículas en suspensión, están vinculadas con el desarrollo de asma infantil. Y, por supuesto, empeora los cuadros asmáticos y condiciona la función pulmonar a largo plazo.
La Asociación Española de Pediatría denuncia que al menos el 90% de los niños respiran aire contaminado. Y muchos investigadores aseguran que esto es precisamente al menos una de las causas del incremento de asma, rinitis alérgica y eccema tópico en la población infantil.
Este otro estudio de 2008, realizado centros escolares de España a niños y niñas de seis y siete años, concluyó que los contaminantes del aire como el dióxido de azufre y el monóxido de carbono, incrementan el riesgo de síntomas de asma y rinitis alérgica.
Y es que las infecciones respiratorias son una de las principales consultas a los especialistas de la Tribu CSC, y ya vemos cuál puede ser uno de los principales motivos en el incremento de estas afecciones infantiles: la contaminación.
Medidas para reducir la contaminación
Las principales fuentes de contaminación provocadas por el ser humano son las industrias, el transporte (cerca del 25% de todas las emisiones de CO2 relacionadas con la energía), la agricultura (principalmente por la quema de residuos agrícolas y por el metano y amoniaco que genera la ganadería), los residuos (que se queman al aire libre, generando emisiones nocivas) y los hogares.
En ocasiones sí está en mano de los ciudadanos mucha de esta contaminación, por ejemplo: lo que sí podemos es contribuir a mejorar la calidad del aire. También crear conciencia medioambiental desde la primera infancia. Por ejemplo, para involucrar a los niños y las niñas en el cuidado del medioambiente tenemos muchos cuentos que les invitarán a amar el planeta.
Con nuestro ejemplo en casa, los niños y las niñas aprenderán desde pequeños e integrarán estos hábitos para proteger al medio ambiente:
- Reciclar es un acto que evita procesos de fabricación que generan gases nocivos y nos hace aprovechar mejor los recursos.
- Utilizar los medios de transporte de forma responsable. Por ejemplo: usar más el transporte público, compartir coche, caminar o montar en bicicleta.
- Intentando elegir un coche de bajo consumo, o eléctrico (igualmente es preciso llevar un control del vehículo, revisando que no contamine más de lo permitido).
- Usar aerosoles respetuosos con el medio ambiente, aquellos que no desprenden gases de efecto invernadero.
- Cuidar y promover las zonas verdes en las ciudades.
- Utilizar bombillas de bajo consumo.
- Ahorrar agua: duchas en lugar de baños, no dejar el grifo abierto, recoger y reutilizar el agua de lluvia para regar las plantas, etc.
- Evitar los plásticos como cubiertos, pajitas, bolsas para la merienda o para la compra de un solo uso, etc.
Si todos ponemos un poco de nuestra parte, quizás logremos reducir la huella medioambiental, que tanto afecta a nuestra salud y a la de nuestros niños y niñas desde el embarazo y a largo plazo.
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