¿Por qué ya no se recomienda la dieta blanda para curar la gastroenteritis?

Las gastroenteritis que cursan con diarrea son de las enfermedades infantiles más habituales, sobre todo en edad preescolar. Rotavirus, adenovirus y muchos otros virus y bacterias (incluidas las Salmonellas y las bacterias causantes de las intoxicaciones alimentarias) son los gérmenes más habituales en estas infecciones, generalmente autolimitadas, que todos los niños y niñas habrán sufrido alguna vez.

Y casi siempre habrán tenido que seguir la típica dieta blanda de nuestras abuelas con el insustituible arroz blanco y el pollo o pescado a la plancha, pero… ¿es realmente necesaria una dieta especial en casos de diarrea?

Por qué ya no se recomienda dieta blanda para gastroenteritis en niños

Cuando se propone un tratamiento para cualquier enfermedad autolimitada como es una gastroenteritis, lo que se pretende es conseguir alguna mejoría en los síntomas. Es decir, es un tratamiento sintomático. Bien sea para conseguir una disminución en la cantidad o la frecuencia de las deposiciones, bien para lograr una disminución en la duración de los síntomas y una aceleración de la curación.

Tanto si conseguimos disminuir la intensidad de la diarrea como si se acorta la duración estaríamos disminuyendo también el riesgo de deshidratación, que es lo que puede ser realmente grave en estos casos. Pero para eso tenemos que comprobar que ese tratamiento es realmente efectivo para cumplir esos objetivos. Y una dieta, en este caso la dieta blanda, estaría actuando como un tratamiento.

Pero lo cierto es que no hay apenas investigación seria en este terreno y lo que hay es anecdótico, sin estudios bien diseñados que comparen este tipo de dieta con una dieta libre ni con otras intervenciones. De ahí que las principales guías clínicas sobre gastroenteritis no recomiendan ninguna dieta especial. Ni dieta blanda ni dieta astringente ni dieta líquida ni dieta de protección gástrica ni ningún alimento en especial. Ni siquiera el típico arroz blanco.

La OMS, basándose en los estudios científicos que existen al respecto, publica sus recomendaciones para el manejo de la diarrea, que ha sido adaptada por las autoridades sanitarias de múltiples países del mundo, tanto países industrializados como en vías de desarrollo, y todos coinciden en que no es necesaria una dieta blanda para la diarrea.

La clave es corregir la deshidratación

En las gastroenteritis, la coexistencia de fiebre, vómitos y diarrea hace que exista un riesgo  importante de deshidratación, y lo primero que se debe hacer es corregir esa deshidratación. Un paciente deshidratado tendrá mucha sed, pero habitualmente poco apetito. Los bebés amamantados deben continuar con lactancia materna y se aconseja ofrecer el pecho con más frecuencia, aún antes de que lo reclame. Los bebés que toman fórmula deben continuar con la misma fórmula sin diluir y también se les debe ofrecer con más frecuencia.

Las fórmulas específicas antidiarrea no son necesarias y las fórmulas sin lactosa solo se deben usar en casos de sospecha de intolerancia transitoria a la lactosa y siempre bajo recomendación del pediatra. Nunca está justificado sustituir la leche materna por una fórmula sin lactosa, ni siquiera cuando el bebé ha desarrollado una intolerancia transitoria a la lactosa aunque sabemos que la leche materna contiene este azúcar.

Cuando son más mayorcitos se debe ofrecer una solución rehidratante oral de farmacia para recuperar no solo el agua que se pierde con las deposiciones o los vómitos sino también azúcar y sales minerales. Las soluciones caseras o las bebidas isotónicas para deportistas no son adecuadas, ya que la composición de las primeras no se puede garantizar y las segundas no están equilibradas en su composición y contienen demasiada azúcar, lo que puede empeorar la diarrea.

Entonces, si el peque no hace dieta para gastroenteritis… ¿Qué puede comer?

En cuanto el menor esté bien hidratado, debe comer alimentos nutritivos que acepte con facilidad. Muchas veces con la diarrea no tienen mucho apetito y es mejor que hagan comidas pequeñas y frecuentes, antes que grandes cantidades de una sola vez.

Ofrecer alimentos normales tan pronto como sea posible no solo garantiza que el bebé continuará ganando peso y creciendo normalmente, sino que también favorece la recuperación de la función intestinal, tanto para la digestión como para la absorción adecuada de nutrientes.

En los mayorcitos no hay ningún inconveniente en ofrecer arroz blanco, pan tostado, pollo o pescado a la plancha, manzanas o plátano; pero también pueden comer otros alimentos habituales en la dieta familiar. Un niño o niña que toma leche de vaca en desayuno y merienda puede continuar tomándola, así como cualquier otro tipo de alimento saludable, incluidas frutas o verduras que no se consideran astringentes.

¿Qué pasa si no hace dieta blanda con gastroenteritis? Nada. Lo importante es conseguir que coma y el verdadero problema de la clásica dieta blanda es que habitualmente resulta monótona y aburrida, y el peque, que por la propia enfermedad ya tiene poco apetito, pronto dejará de comer, retrasando la recuperación.