El 72% del material pedófilo incautado a agresores sexuales procede en parte de imágenes de menores subidas por sus familias a internet

En España, el 89 % de las familias comparte alrededor de una vez al mes contenidos de sus hijos en Facebook, Instagram o TikTok

El 72% del material pedófilo incautado a agresores sexuales procede de imágenes no eróticas ni sexualizadas de niños y niñas total o parcialmente desnudos procedentes de la publicidad, fuentes legítimas y álbumes familiares. Es decir, que acceden en parte porque compartimos fotos infantiles en redes sociales.

Fotos cotidianas como material pedófilo

Este es uno de los datos que ofrece la Universidad Oberta de Catalunya en un artículo publicado recientemente. La cifra procede del Perfil del detenido por delitos relativos a la pornografía infantil. Según este, el 72% del material incautado a agresores duales penados (es decir, pedófilos que además abusan físicamente) son imágenes no eróticas ni sexualizadas de niños total o parcialmente desnudos, provenientes de fuentes comerciales, álbumes familiares o fuentes legítimas. Es decir, fotos no sexualizadas, normales, cotidianas.

Según Irene Montiel, profesora de los Estudios de Derecho y Ciencia Política de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), experta en victimización infantil online:

«No pensamos en que esa ‘inocente foto de mi niña jugando en la playa’ pueda acabar en las colecciones de abusadores de cualquier lugar del mundo o que pueda usarse como reclamo en un perfil falso para embaucar y seducir a otros niños y niñas de los que abusar».

 

Los pedófilos buscan fotos infantiles en las redes sociales

 

Y, como sugiere el informe citado anteriormente, es más habitual de lo que parece. De hecho, en menos de 10 años, los contenidos de abuso sexual infantil en la red se han incrementado un 1.815 %, según datos recientes de la Internet Watch Foundation. Se ha pasado de 13.343 páginas web en 2012 a 255.571 enlaces en 2022.

Esto no quiere decir que toda ese material proceda de lo que los padres y madres suben a internet (publicidad y otras fuentes también son usadas por los pedófilos), pero sí requiere una reflexión sobre el contenido que se comparte o ‘sharenting’.

El 89% de las familias comparte contenidos de sus hijos en redes sociales mensualmente

Otra de las cifras que recoge el artículo de la Universidad Oberta de Catalunya puede servir para hacerse una idea de la presencia de menores en redes sociales. El 89% de las familias en España comparte alrededor de una vez al mes contenidos de sus hijos en Facebook, Instagram o Tiktok, según el informe EU Kids Online.

Nos sentimos orgullos de nuestros hijos y queremos compartir esa sensación con el mundo. No tenemos la percepción de que las redes sociales puedan tener consecuencias para ellos. Las redes sociales forman parte de nuestra vida. Según Silvia Martínez, directora del Máster de Social Media de la UOC, esta realidad está muy relacionada con nuestra generación.

«Si los comparamos con otras generaciones, hay que entender que los milenials (nacidos entre 1981 y 1993)  fueron creciendo conforme la tecnología evolucionaba, mientras que, por ejemplo, la generación Z (nacidos entre 1994 y 2010) ya se encuentra en su infancia con ese desarrollo tecnológico. Por ello, la generación Z, a diferencia de los milenials, es más consciente de lo que es la identidad digital y es más cuidadosa con lo que quiere proyectar».

 

Los pedófilos buscan fotos infantiles en las redes sociales

 

Otro de los investigadores de la UOC, Ferran Lalueza, añade que el «impulso de sobreexponer» a nuestros hijos en redes sociales responde «a la concepción de su existencia como un mero apéndice de la nuestra, lo cual, obviamente, no es aceptable» y también a una motivación egoísta, basada en el «deseo de aprovechar la simpatía que la naturalidad y el encanto de los más pequeños despierta en casi todo el mundo».

¿Qué consecuencias tiene compartir material de nuestros hijos en redes sociales?

Las consecuencias de la sobreexposición de los niños y niñas en internet son principalmente cinco. Una de las más graves es precisamente el “grooming” o a la pedofilia.

Grooming

Hace referencia al acoso online por parte de adultos a menores, cuando los primeros se gana la confianza de los menores y los acaban obligando a intercambiar imágenes sexuales o incluso llegar al abuso sexual. Hay que tener en cuenta que el acceso al primer smartphone es cada vez más temprano.

Pedofilia

Según la UOC, las redes sociales son terreno abonado para ello si no ponemos límites y enseñamos a nuestros hijos a ser prudentes. Las fotos y vídeos que compartimos en internet pueden llegar a pedófilos, lo que aumenta la vulnerabilidad de los menores.

 

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Fraude

Las imágenes de menores pueden ser utilizadas para el fraude e incluso para engañar a otros menores y tener acceso a ellos para conseguir material sexual y extorsionarlos.

Ciberbulling

Por otro lado, podemos estar favoreciendo el acoso en redes de manera inconsciente. Y no solo eso, podemos estar facilitando información acerca de nuestros hijos e hijas que puede afectar a su reputación, perjudicándole en el colegio o en su entorno social.

Falta de privacidad

Publicar imágenes de nuestros hijos e hijas en internet implica crear una huella digital de ellos. Aparecen en redes sociales antes incluso de tener un DNI. Pero niños y niñas tienen tienen derecho al honor, a la intimidad familiar y personal y a la propia imagen, tal y como ya explicamos en este otro post sobre exposición de menores en redes sociales.

La abogada de Criar Con Sentido Común, Ana Pacheco (podéis contactar con ella a través de la Tribu CSC), aclara que «el consentimiento para publicar fotografías de los menores de 14 años la tienen los padres o tutores legales. Pero siempre debe haber un acuerdo con el menor en el que este consienta. Además, es necesario que esté en plenas facultades para dar su permiso«.

 

Los pedófilos buscan fotos infantiles en las redes sociales

 

Y eso sin contar con aquellos menores que tienen cuenta propia porque, pese a las normas de estas redes, hay algunas que no exigen conocer la edad. Legalmente, un menor de 14 años no puede tener una cuenta propia pero, tal y como explica la experta Anna Plans en esta entrevista,

«las plataformas buscan un beneficio económico, su modelo de negocio se sustenta principalmente en la publicidad. Así que, además del problema que se deriva de la visualización de un contenido no apropiado para su edad o los peligros de sufrir los nuevos tipos de violencia online, se suma la gestión que hacen las plataformas de los datos de los menores«.

No hay forma «segura» de compartir contenido en redes sociales

Desde la Universidad Oberta de Catalunya descartan que exista una forma «segura» de compartir contenido en redes sociales. Irene Montiel es contundente: «No se puede hacer un ‘buen sharenting’. Soy partidaria de no publicar imágenes de los niños y niñas. No somos conscientes de toda la información que volcamos en redes ni de los usos que se les dará».

Para estos expertos queda mucho camino en la relación entre redes sociales y privacidad. Para Silvia Martínez nuestra «mirada ingenua» puede hacer que no seamos conscientes, por ejemplo, de la cantidad de herramientas que existen hoy en día para editar y manipular las imágenes. De hecho, algunas personas célebres, como la artista Rosalía, se han visto envueltas en situaciones en las que se ha usado su imagen para mostrarlas desnudas sin ser cierto. Es decir, manipulando su imagen, poniendo sus rostros en el cuerpo de otras mujeres.

Por eso, «es importante ser consciente de todos los riesgos asociados a esta práctica y velar por proteger su identidad y privacidad«, concluye Silvia Martínez.

 

Los pedófilos buscan fotos infantiles en las redes sociales

 

Pero si, aun con todo, queremos compartir imágenes y vídeos de nuestros hijos, hay que tomarse cinco minutos para reflexionar, además de tomar algunas precauciones. Desde el portal Pantallas amigas, especializado en el uso responsable de internet y de los dispositivos tecnológicos, recomiendan:

  • Compartir las imágenes desde nuestras redes y no crear una cuenta propia de nuestro hijo o hija.
  • Pedirle opinión a ellos: ¿Qué imágenes desean que compartamos? ¿Qué prefieren mantener en la privacidad?
  • Evitar imágenes de nuestros hijos con poca ropa (en el baño o la piscina, por ejemplo).
  • Leer y entender las políticas de privacidad de las redes sociales que utilizamos.
  • Activar las alertas de Google con el nombre de nuestro hijo/a para que nos avise si se hace una búsqueda sobre ellos en Internet.
  • Ser cautos: no dar localizaciones ni detalles muy concretos.
  • Compartir información bajo anonimato y pixelar sus caras para respetar su privacidad.
  • Solo compartir imágenes a través de chat o mensajería instantánea con personas de nuestra confianza y que no las compartirán sin nuestro permiso.

Por último, si tenéis dudas o necesitáis asesoramiento, en la Tribu CSC puedes consultar online a nuestra abogada laboralista y familiar Ana Pacheco.

 

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