EMMI, un mapa 3D de la placenta que ayuda en el trabajo de parto

La herramienta ayuda con el parto prematuro, la gestión del trabajo de parto y la toma de decisiones clínicas

Investigadores de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de EE.UU. han desarrollado una nueva herramienta de imágenes, llamada imágenes electromiometriales (EMMI), para crear imágenes tridimensionales en tiempo real y mapas de contracciones durante el trabajo de parto. EMMI genera una especie de mapa de la placenta en 3D para ayudar en el parto.

La técnica de imagen no invasiva puede ayudar a cuantificar los patrones de contracción, a obtener información para mejorar la gestión del trabajo de parto, particularmente para el parto prematuro. El pequeño estudio cuenta con el apoyo parcial del Instituto Nacional de Salud Infantil y Desarrollo Humano (NICHD) Eunice Kennedy Shriver de los NIH a través de su Proyecto Placenta Humana y otros programas. Los hallazgos se publican en ‘Nature Communications’.

EMMI, un mapa de la placenta que prevé el tipo de parto

La nueva herramienta de imagen no invasiva mapea las contracciones uterinas durante el trabajo de parto. «EMMI tiene el potencial de responder preguntas críticas sobre las contracciones uterinas y nos ayudará a comprender mejor lo que ocurre durante el embarazo y el parto«, explica Diana W. Bianchi, directora del NICHD.

«Con investigaciones adicionales, la herramienta podría predecir quién corre el riesgo de dar a luz prematuramente o qué patrón de parto eventualmente resultará en la necesidad de un parto por cesárea. Esto también ayudará a los proveedores de atención a evaluar si un tratamiento o intervención está funcionando», detalla la especialista.

 

EMMI, un mapa de la placenta 3D para ayudar en el parto

 

El equipo de estudio, dirigido por los investigadores Yong Wang y Alan Schwartz, de la Universidad de Washington en St. Louis, y Alison Cahill, de la Universidad de Texas en Austin, desarrolló inicialmente EMMI usando un modelo de oveja e informaron sus hallazgos en ‘Science Translational Medicine’.

En el presente estudio, el equipo adaptó EMMI para su uso clínico en humanos y lo probó en un grupo de 10 mujeres con embarazos saludables. Los métodos clínicos actuales para medir las contracciones (la tocodinamometría y un catéter de presión intrauterina) solo pueden proporcionar detalles limitados, como la duración y la intensidad de las contracciones, y resultan invasivos.

EMMI integró dos tipos de exploraciones no invasivas: una resonancia magnética rápida para obtener una imagen del útero (que se puede tomar a las 37 semanas de gestación) y un electromiograma de exploración de superficie que utiliza sensores colocados a lo largo el vientre para medir las contracciones durante el trabajo de parto.

Posteriormente, estos datos se combinan y procesan en mapas uterinos tridimensionales, con colores cálidos que indican áreas del útero que se activan antes en una contracción, colores fríos que indican áreas que se activan más tarde y áreas grises que muestran regiones inactivas. De esta forma se genera una secuencia de mapas que muestra dónde comienzan las contracciones, cómo se propagan y sincronizan, y los patrones potenciales de un embarazo típico o uno con complicaciones.

 

EMMI, un mapa de la placenta 3D para ayudar en el parto

 

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No existe una región fija en el útero que inicie las contracciones de parto

Los mapas EMMI también se utilizaron para desarrollar métricas para describir las contracciones uterinas, ayudando así a identificar las contracciones encargadas de dilatar el cuello uterino y poder determinar en qué punto se encuentra el parto.

Así, los resultados del estudio piloto aportan claridad sobre una cuestión largamente estudiada por investigadores: cómo empiezan las contracciones de parto. Conocer cuáles son y cómo actúan las primeras contracciones de parto permite obtener conocimientos que ayudan en el trabajo de parto y en la toma de decisiones clínicas.

Los datos de EMMI sugieren que no existe una región fija en el útero que inicie el trabajo de parto. De hecho, el equipo observó patrones variados de contracciones y métricas entre las 10 participantes del estudio, con algunas similitudes entre las mujeres que nunca habían dado a luz y las que sí.

Prever partos prematuros, inducciones y cesáreas

A pesar de que se necesita más investigación para confirmar y ampliar estas observaciones, el mapa de la placenta proporcionado por EMMI ofrece nuevas posibilidades para comprender mejor el trabajo humano de parto y facilitar el desarrollo de intervenciones clínicas optimizadas y específicas para cada embarazo.

 

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Los autores señalan que un atlas de contracciones de EMMI generado a partir de embarazos saludables puede servir como un recurso para comprender y diagnosticar el trabajo de parto prematuro y posiblemente identificar a las pacientes que se beneficiarían de una inducción o a las que podrían necesitar una cesárea.

 

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